“¿Qué alta inteligencia, si de verdad lo es, será incapaz de esbozar, de buena gana, una ingenua sonrisa y hasta de soltar, de buen grado, una sonora carcajada al contemplar su propia caricatura?
Emilio González, “Metomentodo”
Desde hace dos años largos, carteras y bolsos, que portan en el lateral que hace las veces de haz una leyenda en francés, insultando al presidente (no se concreta –y he aquí, quizás, el quid de su furor- de quién se trata ni de qué, comunidad de vecinos o Autónoma, empresa, equipo de…, Estado, Nación o País), se están vendiendo en los Estados Unidos de América como rosquillas en Cornago (La Rioja) por San Blas.
Tom Bihn, diseñador y presidente (y acaso, asimismo, el guasón, retranquero o zumbón ídem del texto “carterista” y bolsero) de la compañía que fabrica y comercializa los mentados complementos, nunca imaginó que el mensaje que llevan los citados (“Nous sommes desolés que notre président soit un idiot. Nous n' avons pas voté pour lui”) iba a generar tan pingües beneficios.
Aún no ha dado (porque, tal vez, no lo haya) el mentado Tom con el argumento completo, total, que permita contradecir o contrarrestar todas las variopintas refutaciones formuladas por una extensa e intensa legión de incrédulos. Es más, ha desistido en su propósito de hallar tal explicación y/o razón. “Es un misterio”, ha concluido Bihn, reconociendo su incapacidad para encontrar el susodicho “leit-motiv”.
Ángel Sáez García
Emilio González, “Metomentodo”
Desde hace dos años largos, carteras y bolsos, que portan en el lateral que hace las veces de haz una leyenda en francés, insultando al presidente (no se concreta –y he aquí, quizás, el quid de su furor- de quién se trata ni de qué, comunidad de vecinos o Autónoma, empresa, equipo de…, Estado, Nación o País), se están vendiendo en los Estados Unidos de América como rosquillas en Cornago (La Rioja) por San Blas.
Tom Bihn, diseñador y presidente (y acaso, asimismo, el guasón, retranquero o zumbón ídem del texto “carterista” y bolsero) de la compañía que fabrica y comercializa los mentados complementos, nunca imaginó que el mensaje que llevan los citados (“Nous sommes desolés que notre président soit un idiot. Nous n' avons pas voté pour lui”) iba a generar tan pingües beneficios.
Aún no ha dado (porque, tal vez, no lo haya) el mentado Tom con el argumento completo, total, que permita contradecir o contrarrestar todas las variopintas refutaciones formuladas por una extensa e intensa legión de incrédulos. Es más, ha desistido en su propósito de hallar tal explicación y/o razón. “Es un misterio”, ha concluido Bihn, reconociendo su incapacidad para encontrar el susodicho “leit-motiv”.
Ángel Sáez García