Los chinos han decidido en el XVIII Congreso Nacional del poderoso Partido Comunista de China (PCCh) que la lucha contra la corrupción sea la primera prioridad de la nación. Con esa decisión, una vez más nos muestran el camino y nos dan ejemplo, como en el pasado lo hicieron con el trabajo, la austeridad y el esfuerzo creativo. Allí saben lo que aquí ignoramos: que la corrupción debilita a toda la nación, destruye la unidad, genera injusticia e impide el desarrollo.
Los chinos han protagonizado el mayor milagro económico y de desarrollo de toda la historia de la Humanidad. En tan sólo tres décadas han pasado a ser la segunda potencia económica mundial, escalando sin parar desde el puesto 120 del ranking. Todos los países del mundo se acercan a China para preguntar cómo lo han conseguido. A partir de ahora, la receta china, compuesta por ingredientes como la austeridad, el esfuerzo colectivo y un impresionante despliegue de creatividad y entusiasmo, incorporará el nuevo ingrediente de la lucha sin cuartel contra la corrupción.
Comparada con España, por ejemplo, China apenas es un país corrupto. Los chinos sorprendidos robando al Estado suelen pagar ese delito con la vida o con prisión de por vida, mientras que aquí ni van a la cárcel, ni piden perdón, ni devuelven lo robado. En China, el corrupto tiene que devolver todo lo robado y si no lo hace él lo hará su familia, que está obligada hasta a pagar al Estado la bala que le da el tiro de gracia al condenado.
El mensaje de China es que de nada sirve el desarrollo si la corrupción hace que la riqueza se concentre en unos pocos y siembre la sociedad de desposeidos, desamparados, pobres y tristes. También creen que, a la larga, la corrupción actúa como un freno que paraliza el país e impide el desarrollo, tras desmoralizar la sociedad y acelerar un peligroso divorcio entre dirigentes y ciudadanos.
Cuando los chinos hablan de corrupción no se refieren tanto al robo o al cohecho como al disfrute de privilegios injustificados por parte de las clase política. Entendida así, España sería el país más corrupto del planeta, ya que ningún otro tiene una clase política que disfrute mas privilegios sin merecerlos.
Los chinos saben por experiencia propia el terrible daño que causa la corrupción en una sociedad, pero al menos en China los corruptos pagan su delito con dureza, incluso con la vida, mientras que en otras latitudes roban y destruyen con impunidad.
Los chinos han protagonizado el mayor milagro económico y de desarrollo de toda la historia de la Humanidad. En tan sólo tres décadas han pasado a ser la segunda potencia económica mundial, escalando sin parar desde el puesto 120 del ranking. Todos los países del mundo se acercan a China para preguntar cómo lo han conseguido. A partir de ahora, la receta china, compuesta por ingredientes como la austeridad, el esfuerzo colectivo y un impresionante despliegue de creatividad y entusiasmo, incorporará el nuevo ingrediente de la lucha sin cuartel contra la corrupción.
Comparada con España, por ejemplo, China apenas es un país corrupto. Los chinos sorprendidos robando al Estado suelen pagar ese delito con la vida o con prisión de por vida, mientras que aquí ni van a la cárcel, ni piden perdón, ni devuelven lo robado. En China, el corrupto tiene que devolver todo lo robado y si no lo hace él lo hará su familia, que está obligada hasta a pagar al Estado la bala que le da el tiro de gracia al condenado.
El mensaje de China es que de nada sirve el desarrollo si la corrupción hace que la riqueza se concentre en unos pocos y siembre la sociedad de desposeidos, desamparados, pobres y tristes. También creen que, a la larga, la corrupción actúa como un freno que paraliza el país e impide el desarrollo, tras desmoralizar la sociedad y acelerar un peligroso divorcio entre dirigentes y ciudadanos.
Cuando los chinos hablan de corrupción no se refieren tanto al robo o al cohecho como al disfrute de privilegios injustificados por parte de las clase política. Entendida así, España sería el país más corrupto del planeta, ya que ningún otro tiene una clase política que disfrute mas privilegios sin merecerlos.
Los chinos saben por experiencia propia el terrible daño que causa la corrupción en una sociedad, pero al menos en China los corruptos pagan su delito con dureza, incluso con la vida, mientras que en otras latitudes roban y destruyen con impunidad.
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