A Europa le ocurre algo parecido. Necesita revitalizarse y relanzarse, pero no puede hacerlo desde sus posiciones actuales y con sus actuales alianzas y ataduras. Estados Unidos se comporta como un competidor y Gran Bretaña, siempre huraña con la Europa continental, camina inexorable hacia el Brexit, que si nadie lo remedia podría convertirse en un conflicto duro entre la Unión y una Gran Bretaña que se niega a pagar sus facturas y se une a Estados Unidos para sabotear el proyecto europeo.
Para relanzarse, tanto España como Europa tienen que replantearse sus alianzas y ganar peso en el concierto mundial. Sus cinco grandes políticas deben ser las siguientes:
1.- Protagonismo de los ciudadanos, que deben recuperar la ilusión colectiva y las metas comunes.
2.- Dotarse de unos políticos que sean realmente democráticos y que estén controlados por los ciudadanos y por leyes realmente democráticas.
3.- Una economía común presidida e inspirada por un verdadero proyecto de unidad.
4.- Mayor agresividad e internacionalización de su economía y de sus empresas, empujadas por el renovado espíritu de una Europa de derechos, libertades y ciudadanos, que quiere resurgir.
5.- Una fuerte alianza con Rusia, sin la cual es imposible que Europa tenga un futuro importante en el mundo. La incorporación de Rusia, el gran país de Europa, daría a la Unión Europea la dimensión que necesita para ser solvente, fuerte y poder mirar a la cara, sin sometimiento ni vergonzosa dependencia, a los anglosajones.
El papel de Europa en el mundo desciende cada año. Está peligrosamente atrasada en tecnologías punteras y su peso económico mundial, que era del 25 por ciento hace poco más de una década, será del 10 por ciento en 2025.
Europa, sin Rusia y sin una alianza potente con China, pronto será un cadáver envejecido y agotado que contemplara impotente como el centro de la economía y del poder mundial se desplaza hacia el Pacífico.
La hostilidad de Donald Trump hacia Europa tiene un aspecto positivo: está empujando a los estrategas europeos a contemplar con buenos ojos una alianza con Rusia y con China.
Para España, la alianza con Rusia y China es todavía más necesaria y urgente, ya que el papel de potencia sometida de segundo nivel al que los británicos y norteamericanos la han relegado es injusto y funciona como un dogal sobre el cuello de una nación que fue grande en el pasado pero que puede serlo también en el futuro, siempre que se libre de sus falsos aliados y rediseñe sus alianzas y prioridades.
España, gracias a riquezas de última generación como el turismo, la agricultura avanzada y la calidad de su industria puede despegar y convertirse en un país fuerte, pero ese despegue no interesa a los anglosajones, que harán lo posible para desestabilizar a España e impedirle la riqueza. España es hoy una estupida víctima de falsos aliados.
Francisco Rubiales
Para relanzarse, tanto España como Europa tienen que replantearse sus alianzas y ganar peso en el concierto mundial. Sus cinco grandes políticas deben ser las siguientes:
1.- Protagonismo de los ciudadanos, que deben recuperar la ilusión colectiva y las metas comunes.
2.- Dotarse de unos políticos que sean realmente democráticos y que estén controlados por los ciudadanos y por leyes realmente democráticas.
3.- Una economía común presidida e inspirada por un verdadero proyecto de unidad.
4.- Mayor agresividad e internacionalización de su economía y de sus empresas, empujadas por el renovado espíritu de una Europa de derechos, libertades y ciudadanos, que quiere resurgir.
5.- Una fuerte alianza con Rusia, sin la cual es imposible que Europa tenga un futuro importante en el mundo. La incorporación de Rusia, el gran país de Europa, daría a la Unión Europea la dimensión que necesita para ser solvente, fuerte y poder mirar a la cara, sin sometimiento ni vergonzosa dependencia, a los anglosajones.
El papel de Europa en el mundo desciende cada año. Está peligrosamente atrasada en tecnologías punteras y su peso económico mundial, que era del 25 por ciento hace poco más de una década, será del 10 por ciento en 2025.
Europa, sin Rusia y sin una alianza potente con China, pronto será un cadáver envejecido y agotado que contemplara impotente como el centro de la economía y del poder mundial se desplaza hacia el Pacífico.
La hostilidad de Donald Trump hacia Europa tiene un aspecto positivo: está empujando a los estrategas europeos a contemplar con buenos ojos una alianza con Rusia y con China.
Para España, la alianza con Rusia y China es todavía más necesaria y urgente, ya que el papel de potencia sometida de segundo nivel al que los británicos y norteamericanos la han relegado es injusto y funciona como un dogal sobre el cuello de una nación que fue grande en el pasado pero que puede serlo también en el futuro, siempre que se libre de sus falsos aliados y rediseñe sus alianzas y prioridades.
España, gracias a riquezas de última generación como el turismo, la agricultura avanzada y la calidad de su industria puede despegar y convertirse en un país fuerte, pero ese despegue no interesa a los anglosajones, que harán lo posible para desestabilizar a España e impedirle la riqueza. España es hoy una estupida víctima de falsos aliados.
Francisco Rubiales
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