Hace tiempo que se venían vislumbrando, casi con certeza, las coquetas apetencias de Hillary Clinton a la Casa Blanca. Sin embargo, su reciente anuncio causó un gran impacto. Hillary, senadora demócrata, presenta su candidatura a la Casa Blanca, en las próximas elecciones presidenciales de 2008. "Es hora de renovar la promesa de EEUU", afirma en un vídeo de su página de Internet, según EFE/Washington.
El hecho se concreta en la creación de "comité exploratorio" de su candidatura, para ganar", dice, y volver a la Casa Blanca, como la primera presidenta del país; pide a los estadounidenses, que se le unan "en el logro de un mejor futuro mediante los cambios necesarios para superar los fracasos de la actual administración. "Es mucho lo que estará en juego, habrá que reparar los errores de Bush, devolver esperanza y optimismo y recuperar la posición y liderazgo de EEUU en el mundo".
Su candidatura se produce unos días después de que el senador Barack Obama, anunciase también su intención de presentarse a las primarias demócratas y otros cuatro aspirantes. La carrera por la nominación demócrata a la Casa Blanca es la más revolucionaria de la historia social del país: una mujer, un negro y un hispano, todos con grandes posibilidades de conseguir la Presidencia. Pero, la sociedad norteamericana no parece, por el momento, muy proclive a embarcarse en este tipo de innovaciones, lo que reporta una cierta ventaja para los republicanos.
Hillary es la favorita y una posible triunfadora. Su apellido es capaz de mover los engranajes para recaudar el dólar, como demostró en su campaña a la reelección del Senado. Falta casi un año, y, si Obama es aún un desconocido, ella es, para muchos estadounidenses, querida u odiada, pero no indiferente. Sin duda, desechar la experiencia política de una señora de gran inteligencia y capacidad, no es la mejor decisión.
Ya en tiempos de su paso por la Casa Blanca, entre rumores, pululaba que “lo mejor de Bill era su mujer. Es más lista, más rápida, mejor formada y más resolutiva; … ella atiende, escucha y, en minutos, resuelve y decide lo correcto”. Son cualidades propias de la mujer. La personalidad femenina es rica y muy compleja. Derrocha su propio ser que es el cariño, la seguridad y la moderación. Es la vida, portadora y dadora de la vida y afirmación de la vida, por eso va delante, su visión es más amplia, admite la innovación y avizora un horizonte más ancho. En la penuria y desgracia, es sostén y báculo de pacificación. En la percepción de la realidad, desecha lo colectivo y viene a lo individual. Es la familia y es la educación. No obstante, se sabe que la mujer, habiendo estado sometida y sojuzgada, históricamente, ha ocupado un estrato de segundo orden en el entramado civil, público y privado y ha sido considerada casi una esclava, un ser sin entidad social ni jurídica. Tal vez, contribuyó, desde el principio, la conciencia colectiva por la que el hombre, sabiéndola superior, amparado en los largos periodos de gestación y en su fuerza física, decidió relegarla.
Es la hora de la mujer. Tal vez nos equivoquemos, pero Hillary Clinton puede ser la mejor opción, por su condición femenina, propensa al diálogo y la paz. Allí donde exista la dirección y el ordenamiento de la mujer, la sociedad encontrará solución a muchos problemas y se creará un espacio más libre, justo y dialogante.
Camilo Valverde Mudarra
El hecho se concreta en la creación de "comité exploratorio" de su candidatura, para ganar", dice, y volver a la Casa Blanca, como la primera presidenta del país; pide a los estadounidenses, que se le unan "en el logro de un mejor futuro mediante los cambios necesarios para superar los fracasos de la actual administración. "Es mucho lo que estará en juego, habrá que reparar los errores de Bush, devolver esperanza y optimismo y recuperar la posición y liderazgo de EEUU en el mundo".
Su candidatura se produce unos días después de que el senador Barack Obama, anunciase también su intención de presentarse a las primarias demócratas y otros cuatro aspirantes. La carrera por la nominación demócrata a la Casa Blanca es la más revolucionaria de la historia social del país: una mujer, un negro y un hispano, todos con grandes posibilidades de conseguir la Presidencia. Pero, la sociedad norteamericana no parece, por el momento, muy proclive a embarcarse en este tipo de innovaciones, lo que reporta una cierta ventaja para los republicanos.
Hillary es la favorita y una posible triunfadora. Su apellido es capaz de mover los engranajes para recaudar el dólar, como demostró en su campaña a la reelección del Senado. Falta casi un año, y, si Obama es aún un desconocido, ella es, para muchos estadounidenses, querida u odiada, pero no indiferente. Sin duda, desechar la experiencia política de una señora de gran inteligencia y capacidad, no es la mejor decisión.
Ya en tiempos de su paso por la Casa Blanca, entre rumores, pululaba que “lo mejor de Bill era su mujer. Es más lista, más rápida, mejor formada y más resolutiva; … ella atiende, escucha y, en minutos, resuelve y decide lo correcto”. Son cualidades propias de la mujer. La personalidad femenina es rica y muy compleja. Derrocha su propio ser que es el cariño, la seguridad y la moderación. Es la vida, portadora y dadora de la vida y afirmación de la vida, por eso va delante, su visión es más amplia, admite la innovación y avizora un horizonte más ancho. En la penuria y desgracia, es sostén y báculo de pacificación. En la percepción de la realidad, desecha lo colectivo y viene a lo individual. Es la familia y es la educación. No obstante, se sabe que la mujer, habiendo estado sometida y sojuzgada, históricamente, ha ocupado un estrato de segundo orden en el entramado civil, público y privado y ha sido considerada casi una esclava, un ser sin entidad social ni jurídica. Tal vez, contribuyó, desde el principio, la conciencia colectiva por la que el hombre, sabiéndola superior, amparado en los largos periodos de gestación y en su fuerza física, decidió relegarla.
Es la hora de la mujer. Tal vez nos equivoquemos, pero Hillary Clinton puede ser la mejor opción, por su condición femenina, propensa al diálogo y la paz. Allí donde exista la dirección y el ordenamiento de la mujer, la sociedad encontrará solución a muchos problemas y se creará un espacio más libre, justo y dialogante.
Camilo Valverde Mudarra
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