Los británicos son, probablemente, el pueblo más demócrata del mundo y, desde luego, el que inventó la democracia moderna, pero su proverbial crueldad y extremismo a la hora de defender su cultura y sus valores le llevan, muchas veces, hasta peligrosas posturas totalitarias, como ocurrió recientemente en Londres, cuando un inocente inmigrante brasileño fue abatido a tiros por la policía secreta, sin misericordia y sin ni siquiera darle la oportunidad de identificarse, sólo porque era "sospechoso".
Gran Bretaña, cuyos ejemplos democráticos y firmeza frente al terrorismo han sido reiteradamente destacados como ejemplares en este blog, debe tener cuídado porque no existe totalitarismo mayor que el de convertir la simple sospecha en un delito.
Así, considerando la sospecha como un delito, funcionaban la inquisición católica, las SS de Hitler y las "checas" del bolchevismo en sus peores momentos. Fue la simple sospecha y no el crimen la que llevó a los gobiernos totalitarios a detener, asesinar y a quemar en hornos de gas a los sospechosos.
No sólo los agentes del servicio secreto que remataron en el suelo al sospechoso brasileño deben pagar por el error, sino también los jefes de esos servicios que han "formado" a semejantes gorilas y que los han dejado sueltos por las calles del civilizado y multiétnico Londres.
Gran Bretaña, cuyos ejemplos democráticos y firmeza frente al terrorismo han sido reiteradamente destacados como ejemplares en este blog, debe tener cuídado porque no existe totalitarismo mayor que el de convertir la simple sospecha en un delito.
Así, considerando la sospecha como un delito, funcionaban la inquisición católica, las SS de Hitler y las "checas" del bolchevismo en sus peores momentos. Fue la simple sospecha y no el crimen la que llevó a los gobiernos totalitarios a detener, asesinar y a quemar en hornos de gas a los sospechosos.
No sólo los agentes del servicio secreto que remataron en el suelo al sospechoso brasileño deben pagar por el error, sino también los jefes de esos servicios que han "formado" a semejantes gorilas y que los han dejado sueltos por las calles del civilizado y multiétnico Londres.