Son tan tan inútiles y malvados que han aprovechado el caos y el dolor de la DANA para subir los impuestos del diesel y apoderarse de la radio y televisión española (RTVE) como si fuera un botín de guerra.
Son tan mezquinos que algunos ciudadanos piensan que en la Moncloa deben sentirse felices porque el pueblo, gracias a la DANA asesina, ha dejado de pensar en los corruptos Ábalos, Begoña, Koldo y el propio Sánchez.
El fracaso de la clase polític española ante los torrentes de agua, que dejará más de doscientos muertos y las infraestructuras valencianas dañadas durante años, ha sido escandaloso. Todo ha llegado tarde, desde las alertas hasta la información y las ayudas. Los refuerzos militares todavía no han llegado, mientras las administraciones se acusan unas a otras.
Ha faltado decisión, lucidez y altura. El Ministerio del Interior tenía que haber dado el paso adelante necesario, para el que está habilitado, sin esperar a que la administración autonómica lo pida. Los políticos cubren su escalofriante imbecilidad acusando al adversario, proyectando una imagen inquietante de estupidez y bajeza que el ciudadano debería impedir en el futuro, empujando hasta los tribunales a los arrogantes culpables.
Si es cierto, como afirman, que el desastre se debe en parte a la demolición de presas en los cauces fluviales, los responsables de ese error deben pagarlo ante el juez.
No hay excusas y la única reacción razonable de los españoles en democracia es sustituir a la actual clase política por otra más humana, eficiente y obligada a servir al pueblo no a servirse de los ciudadanos. Los nuevos políticos deben tener miedo a los ciudadanos y deberán aprender que la política no es otra cosa que la búsqueda de la felicidad para los habitantes de un país.
Lo único que debemos agradecer a la DANA es que, además de dolor, destrucción y muerte, está aportante lucidez a España y una sana indignación a la ciudadanía, ya harta de soportar a miserables, chorizos y tipejos en el poder. Menos privilegios, menos aviones Falcon, menos ostentación, menos televisión, menos entrevistas pactadas, menos medios de comunicación comprados con dinero público, menos impuestos, más ayudas a las empresas, menos mentiras, menos estafas y más decencia, dignidad y amor a España.
¿Queréis una imagen que refleja toda la mezquindad y bajeza de nuestros gobernantes? El PSOE aprovechaba la confusión de la DANA para homenajear a las víctimas de Franco, subir impuestos y asaltar la radio y TV española, mientras la gente moría en Valencia.
Francisco Rubiales
Son tan mezquinos que algunos ciudadanos piensan que en la Moncloa deben sentirse felices porque el pueblo, gracias a la DANA asesina, ha dejado de pensar en los corruptos Ábalos, Begoña, Koldo y el propio Sánchez.
El fracaso de la clase polític española ante los torrentes de agua, que dejará más de doscientos muertos y las infraestructuras valencianas dañadas durante años, ha sido escandaloso. Todo ha llegado tarde, desde las alertas hasta la información y las ayudas. Los refuerzos militares todavía no han llegado, mientras las administraciones se acusan unas a otras.
Ha faltado decisión, lucidez y altura. El Ministerio del Interior tenía que haber dado el paso adelante necesario, para el que está habilitado, sin esperar a que la administración autonómica lo pida. Los políticos cubren su escalofriante imbecilidad acusando al adversario, proyectando una imagen inquietante de estupidez y bajeza que el ciudadano debería impedir en el futuro, empujando hasta los tribunales a los arrogantes culpables.
Si es cierto, como afirman, que el desastre se debe en parte a la demolición de presas en los cauces fluviales, los responsables de ese error deben pagarlo ante el juez.
No hay excusas y la única reacción razonable de los españoles en democracia es sustituir a la actual clase política por otra más humana, eficiente y obligada a servir al pueblo no a servirse de los ciudadanos. Los nuevos políticos deben tener miedo a los ciudadanos y deberán aprender que la política no es otra cosa que la búsqueda de la felicidad para los habitantes de un país.
Lo único que debemos agradecer a la DANA es que, además de dolor, destrucción y muerte, está aportante lucidez a España y una sana indignación a la ciudadanía, ya harta de soportar a miserables, chorizos y tipejos en el poder. Menos privilegios, menos aviones Falcon, menos ostentación, menos televisión, menos entrevistas pactadas, menos medios de comunicación comprados con dinero público, menos impuestos, más ayudas a las empresas, menos mentiras, menos estafas y más decencia, dignidad y amor a España.
¿Queréis una imagen que refleja toda la mezquindad y bajeza de nuestros gobernantes? El PSOE aprovechaba la confusión de la DANA para homenajear a las víctimas de Franco, subir impuestos y asaltar la radio y TV española, mientras la gente moría en Valencia.
Francisco Rubiales
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