Artur Mas, un político peligroso que hace méritos para superar en insensatez nacionalista al mismo Carod Rovira, ha advertido que "El rey no debe pronunciarse sobre Cataluña", cortando así el único riesgo que el nacionalismo catalán vislumbra en el horizonte: el del descrédito de un Estatuto poco prudente y capaz de dinamitar los valores sustanciales del moderno Estado Nación: la igualdad, la libertad y la fraternidad.
Pero el monarca ha hablado velozmente y ha dicho lo que debe decir, en el lugar donde debía decirlo. Ayer, el Rey recordó que la Constitución "está fundamentada en la concordia, en el consenso y en la indisoluble unión de la nación española" ante una audiencia integrada por militares, que son, según la Constitución, la garantía de esa unidad del Estado.
En las corrientes de disgregación procedentes de Cataluña que afectan a la atormentada sociedad española, en los altos círculos del poder y en ámbitos académicos se estaba desarrollando un profundo debate sobre si conviene o no que el rey intervenga. Unos afirmaban que debe mantenerse al margen y que el protagonismo corresponde al gobierno, pero otros creían que tiene el deber de actuar como garante de la Constitución.
El debate ya tiene respuesta porque el rey ha hablado y lo ha hecho, precisamente, para reforzar el valor de la Cosntitución.
Pero el monarca ha hablado velozmente y ha dicho lo que debe decir, en el lugar donde debía decirlo. Ayer, el Rey recordó que la Constitución "está fundamentada en la concordia, en el consenso y en la indisoluble unión de la nación española" ante una audiencia integrada por militares, que son, según la Constitución, la garantía de esa unidad del Estado.
En las corrientes de disgregación procedentes de Cataluña que afectan a la atormentada sociedad española, en los altos círculos del poder y en ámbitos académicos se estaba desarrollando un profundo debate sobre si conviene o no que el rey intervenga. Unos afirmaban que debe mantenerse al margen y que el protagonismo corresponde al gobierno, pero otros creían que tiene el deber de actuar como garante de la Constitución.
El debate ya tiene respuesta porque el rey ha hablado y lo ha hecho, precisamente, para reforzar el valor de la Cosntitución.
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