Si el gobierno de Sánchez dejara de despilfarrar y de comprar apoyos y votos con el dinero de los impuestos, éstos podrían bajarse en 60.000 millones de euros cada año. El robo legal está incrustado en la Moncloa.
El PP parece haber encontrado el camino hacia la victoria apelando al ahorro y la austeridad y condenando el sucio y casi delictivo despilfarro que practica el gobierno socialista-comunista de Pedro Sánchez, que arrebata el dinero a los ciudadanos para financiar su propio poder, para entregar dinero a los que les votan y para repartir a manos llenas, en España y el extranjero, el dinero que esquilma al pueblo y al tejido empresarial.
"Pensamos que se pueden bajar los impuestos más de 10.000 millones de euros y lo justificamos quitándolo del gasto improductivo, del despilfarro", ha señalado Casado en una entrevista publicada este domingo por El Confidencial.
Sin embargo, el margen para bajar impuestos es mucho mayor porque tanto la CEOE como el Instituto de Estudios Económicos defienden que se puede bajar impuestos hasta 60.000 millones de euros sin tocar el gasto en sanidad, educación y políticas sociales, sencillamente porque se está despilfarrando a manos llenas.
Demostrar que Sánchez y sus socios comunistas despilfarran es fácil porque cientos de ejemplos lo avalan. Un ejemplo: Sánchez acaba de entregar 457.000 euros, a dedo a un consorcio que se creó en 2012 para conmemorar el bicentenario de la Constitución de Cádiz, la famosa "Pepa".
Los presupuestos vigentes disponen de más de 122.000 millones para todo tipo de subvenciones, muchas de las cuales son sorprendentes, superfluas e improductivas. La mayoría de los que las reciben son amigos del poder y personas, organizaciones y sectores a los que se le compran apoyos y votos, toda una inmoralidad que se financia esquilmando el esfuerzo y los ahorros de los ciudadanos que trabajan y producen y a las empresas que crean empleo y riqueza, muchas de las cueles están huyendo de España porque no pueden soportar el escarnio fiscal del sanchismo y el comunismo.
El líder popular sostiene este cálculo en rebajar el IRPF, lo que, a su juicio, supondría pagar 4.000 millones menos; la supresión del impuesto de patrimonio, que tendría un coste de 1.400 millones de euros; la supresión del impuesto de sucesiones y donaciones, que sumaría 2.700 millones de euros de ahorro para los contribuyentes; eliminar el impuesto de transmisiones patrimoniales para la compra de vivienda habitual, sobre todo para jóvenes y familias, que tendría un impacto de 600 millones; o acabar con las tasas burocráticas "que lastran la creación de empleo".
"También estamos planteando que haya una reducción del impuesto de sociedades de un 50% para las empresas que se establezcan en municipios de menos de 5.000 habitantes. Eso tiene un coste de aproximadamente 500 millones de euros", ha añadido.
Por último, el presidente del Partido Popular ha apostado por la reducción de las cotizaciones sociales para los trabajadores que sufren paro de larga duración o para los jóvenes, "que sumaría otros 2.000 millones".
Pero hay margen para quintuplicar esa rebaja, para lo cual sólo hace falta que el gobierno sea decente, que abandone la corrupción y la codicia y que aprenda a amar a España y a respetar a su pueblo.
Francisco Rubiales
"Pensamos que se pueden bajar los impuestos más de 10.000 millones de euros y lo justificamos quitándolo del gasto improductivo, del despilfarro", ha señalado Casado en una entrevista publicada este domingo por El Confidencial.
Sin embargo, el margen para bajar impuestos es mucho mayor porque tanto la CEOE como el Instituto de Estudios Económicos defienden que se puede bajar impuestos hasta 60.000 millones de euros sin tocar el gasto en sanidad, educación y políticas sociales, sencillamente porque se está despilfarrando a manos llenas.
Demostrar que Sánchez y sus socios comunistas despilfarran es fácil porque cientos de ejemplos lo avalan. Un ejemplo: Sánchez acaba de entregar 457.000 euros, a dedo a un consorcio que se creó en 2012 para conmemorar el bicentenario de la Constitución de Cádiz, la famosa "Pepa".
Los presupuestos vigentes disponen de más de 122.000 millones para todo tipo de subvenciones, muchas de las cuales son sorprendentes, superfluas e improductivas. La mayoría de los que las reciben son amigos del poder y personas, organizaciones y sectores a los que se le compran apoyos y votos, toda una inmoralidad que se financia esquilmando el esfuerzo y los ahorros de los ciudadanos que trabajan y producen y a las empresas que crean empleo y riqueza, muchas de las cueles están huyendo de España porque no pueden soportar el escarnio fiscal del sanchismo y el comunismo.
El líder popular sostiene este cálculo en rebajar el IRPF, lo que, a su juicio, supondría pagar 4.000 millones menos; la supresión del impuesto de patrimonio, que tendría un coste de 1.400 millones de euros; la supresión del impuesto de sucesiones y donaciones, que sumaría 2.700 millones de euros de ahorro para los contribuyentes; eliminar el impuesto de transmisiones patrimoniales para la compra de vivienda habitual, sobre todo para jóvenes y familias, que tendría un impacto de 600 millones; o acabar con las tasas burocráticas "que lastran la creación de empleo".
"También estamos planteando que haya una reducción del impuesto de sociedades de un 50% para las empresas que se establezcan en municipios de menos de 5.000 habitantes. Eso tiene un coste de aproximadamente 500 millones de euros", ha añadido.
Por último, el presidente del Partido Popular ha apostado por la reducción de las cotizaciones sociales para los trabajadores que sufren paro de larga duración o para los jóvenes, "que sumaría otros 2.000 millones".
Pero hay margen para quintuplicar esa rebaja, para lo cual sólo hace falta que el gobierno sea decente, que abandone la corrupción y la codicia y que aprenda a amar a España y a respetar a su pueblo.
Francisco Rubiales
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