Lo decía muy claro el otro día, Martín Morales en su chiste de ABC: Jocosos reían los dos imberbes maliciosos de Carod y su amiguete Maragall, jugando y bromeando con la corona de espinas y enfrente el hombrecete del talante y la risa era entrevistado por el periodista, que le preguntaba: ¿Escribirá ahora pidiendo perdón y disculpas por esta ofensa?
Y es que ha aparecido un artículo publicado por el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero y el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan en el diario Herald Tribune, sin consistencia, que ha sido calificado de "poco afortunado" y "débil en su argumentación". En tal escrito, ambos dirigentes aseguran que las viñetas de Mahoma publicadas en prensa "pueden ser rechazadas desde el punto de vista de la moral y la política". González Urbaneja cree que se trata de un juicio de valor personal "que ha pasado por alto la verdadera historia que se esconde detrás de las viñetas, que es el miedo que siguen teniendo las sociedades occidentales ante la violencia y a la presión violenta, insoportable e intolerante de otras gentes". En su opinión "lo realmente intolerable es la violencia de quienes rechazan las ideas de otros, sean estas correctas o incorrectas, rechazables o no rechazables desde un punto de vista moral o político, ante unas viñetas que, por sí mismas, son inofensivas".
El texto publicado en la edición internacional de ese diario estadounidense bajo el título 'Un llamamiento al respeto mutuo y a la calma', pasa por alto el fundamento más relevante que se desprende de este espinoso alboroto y feroz controversia que es la tremenda carga de odio y fanatismo y la terrible arrogancia y exigencia que muestran en y contra Occidente, mientras en sus países aguantan y callan lo indecible.
Los dos adalides del proyecto de Alianza de Civilizaciones expresan en su artículo que se precisan "iniciativas e instrumentos que pongan fin a esta espiral de odio y ofuscación, que constituye una amenaza a la paz y a la seguridad internacional".
En España, estamos esperando aún que el Presidente se disculpe por la desfachatez de sus socios con la Sagrada Pasión Cristiana y de la grosería de cocinar un cristo que realizó la televisión de su entorno político. ¡Gracia muy risible para sus abuelas!
Estamos esperando que a todos ellos los llame “al respeto mutuo y a la sensatez” y, al menos, al silencio de la buena educación, pero, claro, donde no hay, no puede salir.
Estamos esperando, que, en lugar de escribir sin argumentos, de publicar leyes de visos dictatoriales y fijación obsesiva contra el tabaco, se fije en los verdaderos asuntos de la nación y vuelva el rostro a los intereses diarios del ciudadano: el paro y la pobreza, la inseguridad y la violencia, la unidad de España que intentan debilitar las periferias y la reforma necesaria y contundente de las leyes contra violadores y asesinos de sus esposas o esas que permiten salir a la calle a terroristas que gran parte del pueblo no comprende ni acepta.
Estamos a la espera, en la esperanza, con inquietud y zozobra, de que los políticos obren por el bien común, por la protección del débil y la luz de la salvación, aquí, en su Nación.
Camilo Valverde Mudarra
Y es que ha aparecido un artículo publicado por el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero y el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan en el diario Herald Tribune, sin consistencia, que ha sido calificado de "poco afortunado" y "débil en su argumentación". En tal escrito, ambos dirigentes aseguran que las viñetas de Mahoma publicadas en prensa "pueden ser rechazadas desde el punto de vista de la moral y la política". González Urbaneja cree que se trata de un juicio de valor personal "que ha pasado por alto la verdadera historia que se esconde detrás de las viñetas, que es el miedo que siguen teniendo las sociedades occidentales ante la violencia y a la presión violenta, insoportable e intolerante de otras gentes". En su opinión "lo realmente intolerable es la violencia de quienes rechazan las ideas de otros, sean estas correctas o incorrectas, rechazables o no rechazables desde un punto de vista moral o político, ante unas viñetas que, por sí mismas, son inofensivas".
El texto publicado en la edición internacional de ese diario estadounidense bajo el título 'Un llamamiento al respeto mutuo y a la calma', pasa por alto el fundamento más relevante que se desprende de este espinoso alboroto y feroz controversia que es la tremenda carga de odio y fanatismo y la terrible arrogancia y exigencia que muestran en y contra Occidente, mientras en sus países aguantan y callan lo indecible.
Los dos adalides del proyecto de Alianza de Civilizaciones expresan en su artículo que se precisan "iniciativas e instrumentos que pongan fin a esta espiral de odio y ofuscación, que constituye una amenaza a la paz y a la seguridad internacional".
En España, estamos esperando aún que el Presidente se disculpe por la desfachatez de sus socios con la Sagrada Pasión Cristiana y de la grosería de cocinar un cristo que realizó la televisión de su entorno político. ¡Gracia muy risible para sus abuelas!
Estamos esperando que a todos ellos los llame “al respeto mutuo y a la sensatez” y, al menos, al silencio de la buena educación, pero, claro, donde no hay, no puede salir.
Estamos esperando, que, en lugar de escribir sin argumentos, de publicar leyes de visos dictatoriales y fijación obsesiva contra el tabaco, se fije en los verdaderos asuntos de la nación y vuelva el rostro a los intereses diarios del ciudadano: el paro y la pobreza, la inseguridad y la violencia, la unidad de España que intentan debilitar las periferias y la reforma necesaria y contundente de las leyes contra violadores y asesinos de sus esposas o esas que permiten salir a la calle a terroristas que gran parte del pueblo no comprende ni acepta.
Estamos a la espera, en la esperanza, con inquietud y zozobra, de que los políticos obren por el bien común, por la protección del débil y la luz de la salvación, aquí, en su Nación.
Camilo Valverde Mudarra
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