La democracia es un sistema exigente con los ciudadanos, que tienen que trabajar al par que los políticos y su trabajo consiste en vigilar a los políticos para evitar que estos se conviertan en tiranos. Desgraciadamente, los ciudadanos han abandonado esa vigilancia, fundamentalmente por comodidad y también es cierto que por imposibilidad física, ya que cuando terminas de trabajar lo que menos apetece es ponerse a leer sobre los asuntos públicos , a realizar crítica y a ejercer los necesarios controles al poder.
Pero hay que pensar que en las 13 colonias la gente tenía menos tiempo y menos posibilidades para ejercer de ciudadanos y sin embargo se dio una brillante situación de democracia, que duró treinta o cuarenta años. Seguramente la clave estaba en que había personas que sí tenían tiempo para la cosa política y eran personas de suficiente prestigio como para que sus conciudadanos confiaran en ellos, no de forma ciega, pero sí de forma razonable, pensando que hay que colaborar con los que saben.
Ahora eso es impensable, no porque no haya personas capaces y honradas que nos puedan guiar para el control de los políticos, sino porque cada uno de nosotros nos hemos llenado de orgullo y soberbia pensando que nadie nos puede dar lecciones de nada y nos dedicamos a criticar a todos los que intentan encauzar la situación. También es cierto que no existe una prensa libre, como entonces. Y una prensa libre no es necesario que sea independiente de todo, no hay problema que cada medio sea afín a algo o alguien, con tal que haya debate serio.
Cuando el ciudadano sabe la ideología de cada medio, actúa en consecuencia. Pero lo que tenemos es una uniformidad en los medios para favorecer a la casta sin permitir que nadie se salga del pensamiento único. Los medios modelan el pensamiento colectivo, la gente va cambiando de criterios conforme los medios se dicen. Si nos fijamos en el personaje de la foto, está acusado de varios delitos gravísimos, pero entre la dejadez del gobierno y la campaña en los medios, la cosa no queda muy clara y no sabemos exactamente si es un mártir o un delincuente.
Pero es que incluso pensamos que su socio encarcelado debería salir o al menos atenuarle la prisión porque al fin y al cabo ha prometido ser bueno. Esto nos indica que la sociedad está enferma porque no tiene claros los conceptos y los medios, que están para formar, informar y entretener, se dedican justo a lo contrario. Nadie nos explica, en realidad porque la filosofía del castigo penal cambió sin que nos diéramos cuenta, que la prisión está para prevenir y castigar y que ese castigo, aparte del aspecto disuasorio, tiene la función de resarcir moralmente a la sociedad por el daño que ha hecho el delincuente. Por tanto, no basta prometer que no lo hará más, es necesario que pague su deuda. Siempre pongo el ejemplo del tipo que mata a la suegra. El tipo es una persona pacífica y no va a volver a matar a su suegra, porque es imposible, luego si está arrepentido, ¿por qué se le mantiene encerrado?
Desgraciadamente esta confusión mental del ciudadano se da, en parte por culpa de la casta y sus tentáculos, como los medios, pero también por culpa de unos ciudadanos que, conforme ha ido aumentando su nivel de renta, que no de vida, porque habría que analizar si se es más feliz ahora con mejor renta que antes con renta de subsistencia o menos, se han creído los amos del mundo y se consideran sabios capaces de juzgar el bien y el mal sin ayuda.
Esta falta de exigencia a los políticos empieza en la falta de exigencia con nosotros mismos y si no tenemos para con nosotros unas elevadas exigencias morales, malamente las vamos a tener con los demás.
Vanlop
Pero hay que pensar que en las 13 colonias la gente tenía menos tiempo y menos posibilidades para ejercer de ciudadanos y sin embargo se dio una brillante situación de democracia, que duró treinta o cuarenta años. Seguramente la clave estaba en que había personas que sí tenían tiempo para la cosa política y eran personas de suficiente prestigio como para que sus conciudadanos confiaran en ellos, no de forma ciega, pero sí de forma razonable, pensando que hay que colaborar con los que saben.
Ahora eso es impensable, no porque no haya personas capaces y honradas que nos puedan guiar para el control de los políticos, sino porque cada uno de nosotros nos hemos llenado de orgullo y soberbia pensando que nadie nos puede dar lecciones de nada y nos dedicamos a criticar a todos los que intentan encauzar la situación. También es cierto que no existe una prensa libre, como entonces. Y una prensa libre no es necesario que sea independiente de todo, no hay problema que cada medio sea afín a algo o alguien, con tal que haya debate serio.
Cuando el ciudadano sabe la ideología de cada medio, actúa en consecuencia. Pero lo que tenemos es una uniformidad en los medios para favorecer a la casta sin permitir que nadie se salga del pensamiento único. Los medios modelan el pensamiento colectivo, la gente va cambiando de criterios conforme los medios se dicen. Si nos fijamos en el personaje de la foto, está acusado de varios delitos gravísimos, pero entre la dejadez del gobierno y la campaña en los medios, la cosa no queda muy clara y no sabemos exactamente si es un mártir o un delincuente.
Pero es que incluso pensamos que su socio encarcelado debería salir o al menos atenuarle la prisión porque al fin y al cabo ha prometido ser bueno. Esto nos indica que la sociedad está enferma porque no tiene claros los conceptos y los medios, que están para formar, informar y entretener, se dedican justo a lo contrario. Nadie nos explica, en realidad porque la filosofía del castigo penal cambió sin que nos diéramos cuenta, que la prisión está para prevenir y castigar y que ese castigo, aparte del aspecto disuasorio, tiene la función de resarcir moralmente a la sociedad por el daño que ha hecho el delincuente. Por tanto, no basta prometer que no lo hará más, es necesario que pague su deuda. Siempre pongo el ejemplo del tipo que mata a la suegra. El tipo es una persona pacífica y no va a volver a matar a su suegra, porque es imposible, luego si está arrepentido, ¿por qué se le mantiene encerrado?
Desgraciadamente esta confusión mental del ciudadano se da, en parte por culpa de la casta y sus tentáculos, como los medios, pero también por culpa de unos ciudadanos que, conforme ha ido aumentando su nivel de renta, que no de vida, porque habría que analizar si se es más feliz ahora con mejor renta que antes con renta de subsistencia o menos, se han creído los amos del mundo y se consideran sabios capaces de juzgar el bien y el mal sin ayuda.
Esta falta de exigencia a los políticos empieza en la falta de exigencia con nosotros mismos y si no tenemos para con nosotros unas elevadas exigencias morales, malamente las vamos a tener con los demás.
Vanlop
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