Estamos viviendo momentos históricos que tienen ciertamente su punto de tragedia, pero, que tal vez, se torne comedia chulesca, altanera y mangante del 3%. Y es que, según el dicho, si. al chocar la cabeza, suena a hueca, indica que está vacía de ideas; así, la declaración parlamentaria de secesión no es ningún documento que exprese algo inteligente rayano en la cordura. Es curioso y significativo que llamen a su proyecto delictivo, "desconexión" con un término ridículo de sentido figurado, para encubrir su inutilidad, que pretende transmitir la contumacia del corte secesionista y la mansa domesticidad de un gesto tan sencillo como desenchufar la radio o nevera; es esta la astucia con que Mas alcanzaría el paraíso del Estado Prometido: confundirlo todo, para tomar luego lo que más le conviniese, ese es el éxito que iba a encontrar, al ir bordeando siempre la frontera del fracaso. Con su obsesiva machaca, los sediciosos han logrado en la España Democrática, lanzar su dichosa proclama rupturista sin tener una mayoría de votos que la avalen, sin un jefe cierto que la dirija y sin un mínimo gobierno que la rija.
D. Carlos Ruiz Alcaide de Córdoba, en su carta al Director de El MUNDO, titulada: "Golpe de Estado a plazos" dice: ... «Me da la impresión de que los catalanes se lían con las palabras, en el resto de España lo tenemos muy claro, todos sabemos que Cataluña lo que está haciendo, desde hace algunos años, es dar un golpe de estado a plazos. ¡Quizás por eso el gobierno también está pensando lo que tiene que hacer, "a plazos"! ¿Pero qué milonga es esta de que hay que "enamorar" a los catalanes o de que no es conveniente aplicar el 155 de la Constitución? Como bien dice Alfonso Guerra se actúa, como hizo la República en 1934 y se acabó la discusión. El 6 de octubre del 34 Companys salió al balcón de la Generalidad y declaró la independencia, inmediatamente el gobierno de la República Española intervino la autonomía, el Parlamento catalán quedó suspendido y se detuvo al gobierno en pleno, incluido su presidente. ¡La independencia duró 10 horas! Que se sepa, no hubo suspensión previa ni recurso alguno y todo debió ser legal porque ningún partido dijo absolutamente nada.
¿Qué problema hay hoy para no hacer lo mismo? La única diferencia es que, de momento, no ha salido nadie al balcón, pero la presidenta del Parlamento, C. Forcadell, ha declarado la república catalana en varias ocasiones, el día 9 se votó y aprobó el trámite para la independencia, recogiendo, por escrito, la desobediencia a toda ley que venga del Estado Español, y han manifestado que no piensan hacer caso a la suspensión del Tribunal Constitucional. Muchos miles de españoles, cada vez más, estamos hasta las narices, y más abajo, de las provocaciones catalanas y de la parsimonia del gobierno. Tan hartos estamos que a muchos no nos importaría que los catalanes se "desenchufaran" de España de una puñetera vez. ¡Pero, el electricista que lo paguen ellos!».
Es cierto el español se halla más allá de esta repetitiva murga de esos chalados catalanes, como les pasa a todos los columnistas y a los que han de dar sus opiniones. Así mismo Carlos Herrera escribía en ABC: «Tengo la cansina sensación de que esta columna la he escrito ya varias veces; esa fatiga de los mensajes sobados. Oooootra vez de Cataluña. Oooootra vez de los independentistas. Pero esta vez, ya, como pasillo de comedias; nada de dramas, nada de alarmas sociales, nada de momentos finiseculares».
¡Dicen los catalanes sediciosos que quieren "desconectarse" de España! Será que se consideran muy a disgusto de habernos robado hasta la saciedad y de dar la lata, pues, márchense, pero bien lejos, desenchúfense, interrumpan la corriente, carguen con su sedición y vayan ligeros sin mirar atrás, como la mujer de Lot.
C. Mudarra
D. Carlos Ruiz Alcaide de Córdoba, en su carta al Director de El MUNDO, titulada: "Golpe de Estado a plazos" dice: ... «Me da la impresión de que los catalanes se lían con las palabras, en el resto de España lo tenemos muy claro, todos sabemos que Cataluña lo que está haciendo, desde hace algunos años, es dar un golpe de estado a plazos. ¡Quizás por eso el gobierno también está pensando lo que tiene que hacer, "a plazos"! ¿Pero qué milonga es esta de que hay que "enamorar" a los catalanes o de que no es conveniente aplicar el 155 de la Constitución? Como bien dice Alfonso Guerra se actúa, como hizo la República en 1934 y se acabó la discusión. El 6 de octubre del 34 Companys salió al balcón de la Generalidad y declaró la independencia, inmediatamente el gobierno de la República Española intervino la autonomía, el Parlamento catalán quedó suspendido y se detuvo al gobierno en pleno, incluido su presidente. ¡La independencia duró 10 horas! Que se sepa, no hubo suspensión previa ni recurso alguno y todo debió ser legal porque ningún partido dijo absolutamente nada.
¿Qué problema hay hoy para no hacer lo mismo? La única diferencia es que, de momento, no ha salido nadie al balcón, pero la presidenta del Parlamento, C. Forcadell, ha declarado la república catalana en varias ocasiones, el día 9 se votó y aprobó el trámite para la independencia, recogiendo, por escrito, la desobediencia a toda ley que venga del Estado Español, y han manifestado que no piensan hacer caso a la suspensión del Tribunal Constitucional. Muchos miles de españoles, cada vez más, estamos hasta las narices, y más abajo, de las provocaciones catalanas y de la parsimonia del gobierno. Tan hartos estamos que a muchos no nos importaría que los catalanes se "desenchufaran" de España de una puñetera vez. ¡Pero, el electricista que lo paguen ellos!».
Es cierto el español se halla más allá de esta repetitiva murga de esos chalados catalanes, como les pasa a todos los columnistas y a los que han de dar sus opiniones. Así mismo Carlos Herrera escribía en ABC: «Tengo la cansina sensación de que esta columna la he escrito ya varias veces; esa fatiga de los mensajes sobados. Oooootra vez de Cataluña. Oooootra vez de los independentistas. Pero esta vez, ya, como pasillo de comedias; nada de dramas, nada de alarmas sociales, nada de momentos finiseculares».
¡Dicen los catalanes sediciosos que quieren "desconectarse" de España! Será que se consideran muy a disgusto de habernos robado hasta la saciedad y de dar la lata, pues, márchense, pero bien lejos, desenchúfense, interrumpan la corriente, carguen con su sedición y vayan ligeros sin mirar atrás, como la mujer de Lot.
C. Mudarra
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