Las dos únicas opciones electorales con vigor
Casi todos los españoles creían que Pedro Sánchez estaba atrincherado en la Moncloa y se negaba a convocar elecciones porque las perdería con toda seguridad, pero ahora, cuando sólo falta un mes para que se abran las urnas, la sensación general es que puede ganarlas y seguir gobernando.
La resurrección de Pedro Sánchez ha sido una gran sorpresa, como lo fue su regreso a la Secretaría General del PSOE, después de haber sido defenestrado sin honor. El Sánchez político está demostrando que no es tonto y que la debilidad de sus adversarios puede no sólo llevarle a la victoria en las próximas elecciones, sino mantenerle muchos años en la Moncloa.
¿Que ha ocurrido para que se produzca ese cambio? ¿Por qué puede ganar las elecciones y gobernar un personaje como Sánchez, que ha cometido tantos errores y ha golpeado sin piedad la esencia de la democracia y el núcleo patriótico de los españoles? ¿Permanecerán sin castigo su cobarde entreguismo a los independentistas, sus injustas concesiones a los más desleales y la pertinaz utilización de su poder institucional para hacer campaña electoral, logrando la barbaridad de que los españoles todos, con nuestros impuestos, le estemos costeando el grueso de su campaña?
A pesar de todos sus defectos y abusos, Sánchez puede ganar y gobernar, no sólo durante un periodo, sino durante varios, mientras su poco rigurosa concepción de la política, sus escasos frenos éticos y su osadía sin escrúpulos le permitan pactar el apoyo de las fuerzas políticas que más odian a España y desean su destrucción.
Parecía que los españoles, indignados, se lo iban a comer en las urnas, pero al parecer son muchos los que anteponen el odio a la derecha a sus muchos pecados, arbitrariedades y posibles traiciones.
Pero no todo el mérito de Pedro Sánchez es su capacidad para aliarse con la peor escoria antiespañola, sino que hay también aciertos indudables de estrategia, como haber aprobado medidas de gran alcance popular, como la subida del salario mínimo, medidas contra la precarización del empleo, mejoras para los autónomos.
Pedro Sánchez, con un descaro que irrita a los constitucionalistas, está aprovechando los estertores de su gobierno para aprobar medidas populares que, según él, le darán una importante victoria en las elecciones del 28 de abril. hace pocos días, burlándose de las críticas que le afean esa conducta, presentó junto a Carmen Calvo sus 110 medidas para ganar el 28-A, entre las que figuran la derogación de la reforma laboral y la supresión del copago farmacéutico a los pensionistas con menos recursos.
Sin duda, Sánchez es un peligroso adversario con pocos escrúpulos, capaz de realizar movimientos atrevidos y poco ortodoxos a su favor, los cuales le sirven para tomar en sus manos el liderazgo de la izquierda, de la que Podemos casi desaparece, para contrarrestar sus muchos defectos y arbitrariedades, poniendo de su parte a muchos indecisos, al mismo tiempo que logra que renazca la esperanza en las desanimadas y debilitadas filas del socialismo español, que se resiste al destino de los restantes socialismos del mundo, casi todos ellos desaparecidos o en bancarrota.
A la derecha, dividida, sorprendida por la osadía de Pedro Sánchez y debilitada por el escaso atractivo de Casado y Rivera, cuya voluntad de cambiar España y regenerarla son poco creíbles, le queda un mes para convencer a los españoles de una gran verdad: Pedro Sánchez es un auténtico peligro para España porque su voluntad de aliarse con la escoria antiespañola y totalitaria conlleva riesgos terribles para la nación.
Pero, al parecer, esa verdad palmaria, aparentemente fácil de demostrar y de convertir en una fuerza de rechazo al "sanchismo" en las urnas, no está al alcance de Casado y Rivera, a los que es evidente que les falta fuerza, imaginación y capacidad de ilusionar y convencer, quizás porque sus movimientos electorales demuestran que son únicamente la continuidad y no el cambio.
La única verdadera amenaza para Pedro Sánchez llega desde VOX, un partido que sí es capaz de aglutinar fuerzas cada día y que encarna claramente la esperanza del cambio y la regeneración que España necesita. Prueba de ello es que VOX está creciendo continuamente y atrayendo votos no sólo de la derecha, a la que sin duda merma, sino también de la izquierda descontenta y sobre todo de los millones de descontentos e indignados que se sentían huérfanos antes de la irrupción de VOX.
Todavía nada está decidido, pero todo parece indicar que la batalla real es entre el PSOE que transita por el camino de la degeneración de España, aliado con los enemigos de la nación, y VOX, que recoge descontentos a diestro y siniestro y que promete lo que millones de españoles desean: un resurgimiento cargado de decencia, valores, cambios drásticos y castigo para los corruptos, delincuentes y viejos políticos que han construido la débil, desigual e injusta España del presente.
Francisco Rubiales
La resurrección de Pedro Sánchez ha sido una gran sorpresa, como lo fue su regreso a la Secretaría General del PSOE, después de haber sido defenestrado sin honor. El Sánchez político está demostrando que no es tonto y que la debilidad de sus adversarios puede no sólo llevarle a la victoria en las próximas elecciones, sino mantenerle muchos años en la Moncloa.
¿Que ha ocurrido para que se produzca ese cambio? ¿Por qué puede ganar las elecciones y gobernar un personaje como Sánchez, que ha cometido tantos errores y ha golpeado sin piedad la esencia de la democracia y el núcleo patriótico de los españoles? ¿Permanecerán sin castigo su cobarde entreguismo a los independentistas, sus injustas concesiones a los más desleales y la pertinaz utilización de su poder institucional para hacer campaña electoral, logrando la barbaridad de que los españoles todos, con nuestros impuestos, le estemos costeando el grueso de su campaña?
A pesar de todos sus defectos y abusos, Sánchez puede ganar y gobernar, no sólo durante un periodo, sino durante varios, mientras su poco rigurosa concepción de la política, sus escasos frenos éticos y su osadía sin escrúpulos le permitan pactar el apoyo de las fuerzas políticas que más odian a España y desean su destrucción.
Parecía que los españoles, indignados, se lo iban a comer en las urnas, pero al parecer son muchos los que anteponen el odio a la derecha a sus muchos pecados, arbitrariedades y posibles traiciones.
Pero no todo el mérito de Pedro Sánchez es su capacidad para aliarse con la peor escoria antiespañola, sino que hay también aciertos indudables de estrategia, como haber aprobado medidas de gran alcance popular, como la subida del salario mínimo, medidas contra la precarización del empleo, mejoras para los autónomos.
Pedro Sánchez, con un descaro que irrita a los constitucionalistas, está aprovechando los estertores de su gobierno para aprobar medidas populares que, según él, le darán una importante victoria en las elecciones del 28 de abril. hace pocos días, burlándose de las críticas que le afean esa conducta, presentó junto a Carmen Calvo sus 110 medidas para ganar el 28-A, entre las que figuran la derogación de la reforma laboral y la supresión del copago farmacéutico a los pensionistas con menos recursos.
Sin duda, Sánchez es un peligroso adversario con pocos escrúpulos, capaz de realizar movimientos atrevidos y poco ortodoxos a su favor, los cuales le sirven para tomar en sus manos el liderazgo de la izquierda, de la que Podemos casi desaparece, para contrarrestar sus muchos defectos y arbitrariedades, poniendo de su parte a muchos indecisos, al mismo tiempo que logra que renazca la esperanza en las desanimadas y debilitadas filas del socialismo español, que se resiste al destino de los restantes socialismos del mundo, casi todos ellos desaparecidos o en bancarrota.
A la derecha, dividida, sorprendida por la osadía de Pedro Sánchez y debilitada por el escaso atractivo de Casado y Rivera, cuya voluntad de cambiar España y regenerarla son poco creíbles, le queda un mes para convencer a los españoles de una gran verdad: Pedro Sánchez es un auténtico peligro para España porque su voluntad de aliarse con la escoria antiespañola y totalitaria conlleva riesgos terribles para la nación.
Pero, al parecer, esa verdad palmaria, aparentemente fácil de demostrar y de convertir en una fuerza de rechazo al "sanchismo" en las urnas, no está al alcance de Casado y Rivera, a los que es evidente que les falta fuerza, imaginación y capacidad de ilusionar y convencer, quizás porque sus movimientos electorales demuestran que son únicamente la continuidad y no el cambio.
La única verdadera amenaza para Pedro Sánchez llega desde VOX, un partido que sí es capaz de aglutinar fuerzas cada día y que encarna claramente la esperanza del cambio y la regeneración que España necesita. Prueba de ello es que VOX está creciendo continuamente y atrayendo votos no sólo de la derecha, a la que sin duda merma, sino también de la izquierda descontenta y sobre todo de los millones de descontentos e indignados que se sentían huérfanos antes de la irrupción de VOX.
Todavía nada está decidido, pero todo parece indicar que la batalla real es entre el PSOE que transita por el camino de la degeneración de España, aliado con los enemigos de la nación, y VOX, que recoge descontentos a diestro y siniestro y que promete lo que millones de españoles desean: un resurgimiento cargado de decencia, valores, cambios drásticos y castigo para los corruptos, delincuentes y viejos políticos que han construido la débil, desigual e injusta España del presente.
Francisco Rubiales
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