El 155 es una medicina milagro que acaba, de golpe, con esos gobiernos autonómicos tan odiados por buena parte de los ciudadanos. Si se aplicara en España entera, el país sería mucho más rico, ágil, justo y decente. Salvo los corruptos y los que ordeñan al Estado, los demás españoles estamos por el 155 y no nos parece justo que no nos lo apliquen, como han hecho con los catalanes, siempre "favorecidos" por el sistema.
Tengo que reconocer que esta reflexión me la ha inspirado mi amigo Miguel, que es un genio jubilado de todo, menos de comer y pensar. Él es andaluz y dice que a los andaluces siempre nos discriminan, que nos dejaron fuera de la industrialización y que ahora nos han dejado fuera del artículo 155. Miguel exige a Rajoy que nos aplique a los andaluces, como ha hecho con los catalanes, el artículo 155 de la Constitución, que nos libraría de la Junta, del clientelismo, del intervencionismo, de la corrupción, del impuesto de Sucesiones, que se burla de los muertos y de los vivos, de los amigos del poder subvencionados, del despilfarro, del atraso, de la baja calidad de la educación, del deterioro de la sanidad pública y de muchas cosas más. Y no para de gritar: ¡¡Los andaluces también tenemos derecho al 155!!
Rajoy, sin quererlo, ha dado con la medicina mágica que España necesita. Si se aplicara en toda España, desaparecerían 17 gobiernos, 17 parlamentos, miles de instituciones y chiringuitos superfluos, más de 200.000 políticos que succionan como locos la teta del Estado, arruinandolo cada día, y muchos vicios y abusos, entre ellos leyes inútiles, impuestos crueles y sin sentido, mucha corrupción y esa insana fuerza centrífuga que está impulsando las diferencias entre españoles y hasta el independentismo que amenaza con romper la nación común de los españoles.
Ahora hemos descubierto con asombro que acabar con aquel tremendo error de las autonomías, la fuente perversa de casi todos los abusos, ruinas y desvergüenzas, es una aspiración al alcance de la mano, que ni siquiera necesita que se reforme la Constitución porque aplicando el artículo 155 las detestables autonomías desaparecen por encanto y todo empieza a funcionar mejor, como una auténtica nación moderna, con un mercado único, una fiscalidad única, con menos parásitos ordeñando las arcas públicas, menos leyes, más autoridad, justicia y felicidad.
Lo más fascinante del 155 no es que nos haga más demócratas, potencie la ciudadanía, cree igualdad, reduzca el abuso, contrarie a los sinvergüenzas, controle el déficit y dispare la riqueza de España, sino que está justificado imponerlo en todas las autonomías, es de aplicación casi instantánea, no requiere de un debate farragoso que haría surgir nuestras miserias y odios del baúl de la basura española y tiene la casi milagrosa capacidad de hacer desaparecer, casi por arte de magia, muchos de los dramas de la España actual. La experiencia de su aplicación en Cataluña es increíble y demuestra que con el 155 los criminales se arrepienten ante el juez y los peores mangantes y sátrapas del país se marchan a Bélgica, a Suiza o a las cárceles.
A partir de hoy voy a gritar cada día "¡¡¡ Viva el 155 !!!"
Francisco Rubiales
Tengo que reconocer que esta reflexión me la ha inspirado mi amigo Miguel, que es un genio jubilado de todo, menos de comer y pensar. Él es andaluz y dice que a los andaluces siempre nos discriminan, que nos dejaron fuera de la industrialización y que ahora nos han dejado fuera del artículo 155. Miguel exige a Rajoy que nos aplique a los andaluces, como ha hecho con los catalanes, el artículo 155 de la Constitución, que nos libraría de la Junta, del clientelismo, del intervencionismo, de la corrupción, del impuesto de Sucesiones, que se burla de los muertos y de los vivos, de los amigos del poder subvencionados, del despilfarro, del atraso, de la baja calidad de la educación, del deterioro de la sanidad pública y de muchas cosas más. Y no para de gritar: ¡¡Los andaluces también tenemos derecho al 155!!
Rajoy, sin quererlo, ha dado con la medicina mágica que España necesita. Si se aplicara en toda España, desaparecerían 17 gobiernos, 17 parlamentos, miles de instituciones y chiringuitos superfluos, más de 200.000 políticos que succionan como locos la teta del Estado, arruinandolo cada día, y muchos vicios y abusos, entre ellos leyes inútiles, impuestos crueles y sin sentido, mucha corrupción y esa insana fuerza centrífuga que está impulsando las diferencias entre españoles y hasta el independentismo que amenaza con romper la nación común de los españoles.
Ahora hemos descubierto con asombro que acabar con aquel tremendo error de las autonomías, la fuente perversa de casi todos los abusos, ruinas y desvergüenzas, es una aspiración al alcance de la mano, que ni siquiera necesita que se reforme la Constitución porque aplicando el artículo 155 las detestables autonomías desaparecen por encanto y todo empieza a funcionar mejor, como una auténtica nación moderna, con un mercado único, una fiscalidad única, con menos parásitos ordeñando las arcas públicas, menos leyes, más autoridad, justicia y felicidad.
Lo más fascinante del 155 no es que nos haga más demócratas, potencie la ciudadanía, cree igualdad, reduzca el abuso, contrarie a los sinvergüenzas, controle el déficit y dispare la riqueza de España, sino que está justificado imponerlo en todas las autonomías, es de aplicación casi instantánea, no requiere de un debate farragoso que haría surgir nuestras miserias y odios del baúl de la basura española y tiene la casi milagrosa capacidad de hacer desaparecer, casi por arte de magia, muchos de los dramas de la España actual. La experiencia de su aplicación en Cataluña es increíble y demuestra que con el 155 los criminales se arrepienten ante el juez y los peores mangantes y sátrapas del país se marchan a Bélgica, a Suiza o a las cárceles.
A partir de hoy voy a gritar cada día "¡¡¡ Viva el 155 !!!"
Francisco Rubiales
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