El poder, que lleva siglos sin perder una sola batalla decisiva, ha captado la importancia del periodismo en este siglo, donde la Opinión Pública es protagonista, y ha dedicado grandes esfuerzos en comprarlo, prostituirlo y controlar los medios de comunicación.
Pero si el periodismo consiguiera regenerarse y escapar de las fauces de la política basura dominante, el mundo mejoraría sustancialmente y lacras como la corrupción y la injusticia y hasta la mentira institucionalizada desaparecerían rápidamente.
El periodismo es una de las grandes defensas del sistema democrático, dentro del cual cumple la misión de fiscalizar a los grandes poderes publicando la verdad e impidiendo que la corrupción, el abuso de poder, la opresión y la injusticia prosperen en los gobiernos. Cuando es libre, independiente y democrático, el periodismo es como una gran luz que ilumina el acontecer y la vida, una luz que impide que se desplieguen las maldades impulsadas por la clase dirigente, que sólo encuentran el caldo de cultivo apropiado en la oscuridad y en las sombras.
Visione el vídeo que acompaña este artículo y descubra por qué el periodista independiente es una columna vital para la democracia y que el periodista sometido es el gran traidor de nuestro tiempo, más incluso que el político, y descubra también cómo la cobardía de los periodistas y de los medios de comunicación tienen una enorme culpa en la injusticia, la corrupción, la guerra, el sufrimiento, los crímenes y otras muchas desgracias y maldades que asolan nuestro mundo actual.
El siglo XX fue el siglo de los políticos y terminó en fracaso. Los políticos crearon entonces monstruos insaciables que por poco devoran la Humanidad, como el socialismo, el comunismo, el nazismo y el fascismo, sistemas causantes de más de cien millones de asesinatos. Este siglo XXI es el de la Opinión Pública y si no lo evitamos parece que transitará por la misma senda del fracaso, convirtiendo la mentira, el engaño, las fake news y la manipulación en vicios institucionalizados del poder.
Es evidente que el principal causante de esos males, junto con el político, es el periodista sometido y corrompido que se vende a los poderosos. Sin embargo, ese mismo periodista es también la solución del gran drama, pero tiene que regenerarse y retornar a los orígenes del periodismo, cuando nació como un antídoto libre y eficaz frente al poder desmesurado de los partidos y de los estados.
Francisco Rubiales
Pero si el periodismo consiguiera regenerarse y escapar de las fauces de la política basura dominante, el mundo mejoraría sustancialmente y lacras como la corrupción y la injusticia y hasta la mentira institucionalizada desaparecerían rápidamente.
El periodismo es una de las grandes defensas del sistema democrático, dentro del cual cumple la misión de fiscalizar a los grandes poderes publicando la verdad e impidiendo que la corrupción, el abuso de poder, la opresión y la injusticia prosperen en los gobiernos. Cuando es libre, independiente y democrático, el periodismo es como una gran luz que ilumina el acontecer y la vida, una luz que impide que se desplieguen las maldades impulsadas por la clase dirigente, que sólo encuentran el caldo de cultivo apropiado en la oscuridad y en las sombras.
Visione el vídeo que acompaña este artículo y descubra por qué el periodista independiente es una columna vital para la democracia y que el periodista sometido es el gran traidor de nuestro tiempo, más incluso que el político, y descubra también cómo la cobardía de los periodistas y de los medios de comunicación tienen una enorme culpa en la injusticia, la corrupción, la guerra, el sufrimiento, los crímenes y otras muchas desgracias y maldades que asolan nuestro mundo actual.
El siglo XX fue el siglo de los políticos y terminó en fracaso. Los políticos crearon entonces monstruos insaciables que por poco devoran la Humanidad, como el socialismo, el comunismo, el nazismo y el fascismo, sistemas causantes de más de cien millones de asesinatos. Este siglo XXI es el de la Opinión Pública y si no lo evitamos parece que transitará por la misma senda del fracaso, convirtiendo la mentira, el engaño, las fake news y la manipulación en vicios institucionalizados del poder.
Es evidente que el principal causante de esos males, junto con el político, es el periodista sometido y corrompido que se vende a los poderosos. Sin embargo, ese mismo periodista es también la solución del gran drama, pero tiene que regenerarse y retornar a los orígenes del periodismo, cuando nació como un antídoto libre y eficaz frente al poder desmesurado de los partidos y de los estados.
Francisco Rubiales
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