La única manera de entender que Sánchez siga en el poder después de tantas mentiras, fracasos, errores y brutalidades contra España y su pueblo es porque está férreamente respaldado por el poder mundial en las sombras.
Hay que recordar que una de las primeras visitas que Sánchez recibió nada más tomar posesión en la Moncloa fue una, de carácter secreto, con el magnate George Soros, una de las cabezas visibles del poder mundial que mueve los hilos. De hecho, desde que Sánchez es presidente, se ha reunido más veces con Soros y con su clan que con Pablo Casado, líder de la oposición española.
En septiembre de 2019, estando en funciones, pronunció en la sede de la ONU un discurso en el que reconoció que "La Agenda 2030 es para España una hoja de ruta de país para afrontar los retos actuales". En esa misma jornada, por la mañana, intervino en la sesión inaugural del acto Goalkeepers de la Fundación Bill & Melinda Gates, dedicado a la lucha contra la desigualdad global, donde detalló los pasos de España para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, y aseguró que la Agenda 2030 "es nuestro plan de acción para transformar nuestras sociedades y lograr un futuro sostenible e inclusivo sin dejar a nadie atrás, esto es crucial".
El entusiasmo de Sánchez con los objetivos del Nuevo Orden Mundial (NOM) le ha convertido en uno de los favoritos de ese poder, que pretende transformar el mundo actual imponiendo un sistema político distinto a la democracia y de las estructuras del actual Estado de Derecho, dominado por gobiernos fuertes, todos al servicio de un programa común y coordinado desde las sombras por un poder superior sin rostro, toda una operación de tintes sospechosos y olor a totalitarismo camuflado.
Sánchez y el rey Felipe suelen llevar en la solapa el pin de la agenda 2030, símbolo también de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) proclamados por la ONU. Esa es la versión oficial, pero hay otra que identifica ese pin con la opresión que se prepara para un mundo futuro sin democracia, con las libertades restringidas y con todo el planeta sometido a un único poder al servicio de los poderosos en las sombras.
Para miles de pensadores demócratas, detrás de los ODS y de la Agenda 2030 se oculta el objetivo de afianzar la hegemonía cultural de la izquierda en el mundo y de liquidar en pocos años el actual orden mundial, basado en la democracia, la libertad y el voto de los ciudadanos, un sistema que molesta al poder oculto, que quiere imponer por todos los medios un mundo estable, pacificado y sometido al poder del Estado, inspirado en el actual modelo de China, comunista en lo político y capitalista en la economía.
Esa "protección" de los poderosos del mundo permite a Sánchez seguir gobernando a pesar de sus errores y fracasos, de su pésima gestión de la pandemia, de su despilfarro, de su endeudamiento suicida, de su dañina política hacia las empresas, a las que esquilma con impuestos abusivos, de sus mentiras y de los enormes daños que causa a España y a sus ciudadanos, a los que empuja hacia la pobreza y el fracaso.
Su gobierno de "convivencia" con lo que millones de españoles consideramos "la escoria" de España, un cubo de basura donde están los amigos del terrorismo etarra, los separatistas violentos, los totalitarios comunistas y los partidos mercenarios, como el PNV, ERC y otros, que viven del chantaje y del odio a España, es todo un "modelo" para los gestores del MON, que aspiran justo a eso, a que todos los partidos y tendencias existentes en los países dejen de competir ente sí y queden sometidas a la autoridad mundial.
Existe una amplia literatura "democrática" que clama contra los objetivos del NOM y abomina de la Agenda 2030, desde el convencimiento de que el NOM potencia todo lo que la izquierda defiende, incluido el Estado intocable, el feminismo radical, el ecologismo, la protección de los LGTBI, el aborto, el control de la población mundial, que debe reducirse, el dominio de las empresas por la autoridad pública, el sometimiento de los medios de comunicación, los ejércitos y la justicia y la supresión de ciertas libertades y derechos del ciudadano, junto con una serie de medidas, poco conocidas y sospechosas, cuyo objetivo es "amansar" a los ciudadanos y extirpar en el planeta las revueltas, las revoluciones, los deseos de libertad y hasta la resistencia contra la opresión.
En la práctica, si esas amenazas y riesgos detectados fueran ciertos, la agenda 2030 sería la mayor conspiración mundial contra la libertad en toda la Historia de la Humanidad, a la que cualquier persona decente, libre y humana tiene el deber de resistirse.
Francisco Rubiales
Hay que recordar que una de las primeras visitas que Sánchez recibió nada más tomar posesión en la Moncloa fue una, de carácter secreto, con el magnate George Soros, una de las cabezas visibles del poder mundial que mueve los hilos. De hecho, desde que Sánchez es presidente, se ha reunido más veces con Soros y con su clan que con Pablo Casado, líder de la oposición española.
En septiembre de 2019, estando en funciones, pronunció en la sede de la ONU un discurso en el que reconoció que "La Agenda 2030 es para España una hoja de ruta de país para afrontar los retos actuales". En esa misma jornada, por la mañana, intervino en la sesión inaugural del acto Goalkeepers de la Fundación Bill & Melinda Gates, dedicado a la lucha contra la desigualdad global, donde detalló los pasos de España para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, y aseguró que la Agenda 2030 "es nuestro plan de acción para transformar nuestras sociedades y lograr un futuro sostenible e inclusivo sin dejar a nadie atrás, esto es crucial".
El entusiasmo de Sánchez con los objetivos del Nuevo Orden Mundial (NOM) le ha convertido en uno de los favoritos de ese poder, que pretende transformar el mundo actual imponiendo un sistema político distinto a la democracia y de las estructuras del actual Estado de Derecho, dominado por gobiernos fuertes, todos al servicio de un programa común y coordinado desde las sombras por un poder superior sin rostro, toda una operación de tintes sospechosos y olor a totalitarismo camuflado.
Sánchez y el rey Felipe suelen llevar en la solapa el pin de la agenda 2030, símbolo también de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) proclamados por la ONU. Esa es la versión oficial, pero hay otra que identifica ese pin con la opresión que se prepara para un mundo futuro sin democracia, con las libertades restringidas y con todo el planeta sometido a un único poder al servicio de los poderosos en las sombras.
Para miles de pensadores demócratas, detrás de los ODS y de la Agenda 2030 se oculta el objetivo de afianzar la hegemonía cultural de la izquierda en el mundo y de liquidar en pocos años el actual orden mundial, basado en la democracia, la libertad y el voto de los ciudadanos, un sistema que molesta al poder oculto, que quiere imponer por todos los medios un mundo estable, pacificado y sometido al poder del Estado, inspirado en el actual modelo de China, comunista en lo político y capitalista en la economía.
Esa "protección" de los poderosos del mundo permite a Sánchez seguir gobernando a pesar de sus errores y fracasos, de su pésima gestión de la pandemia, de su despilfarro, de su endeudamiento suicida, de su dañina política hacia las empresas, a las que esquilma con impuestos abusivos, de sus mentiras y de los enormes daños que causa a España y a sus ciudadanos, a los que empuja hacia la pobreza y el fracaso.
Su gobierno de "convivencia" con lo que millones de españoles consideramos "la escoria" de España, un cubo de basura donde están los amigos del terrorismo etarra, los separatistas violentos, los totalitarios comunistas y los partidos mercenarios, como el PNV, ERC y otros, que viven del chantaje y del odio a España, es todo un "modelo" para los gestores del MON, que aspiran justo a eso, a que todos los partidos y tendencias existentes en los países dejen de competir ente sí y queden sometidas a la autoridad mundial.
Existe una amplia literatura "democrática" que clama contra los objetivos del NOM y abomina de la Agenda 2030, desde el convencimiento de que el NOM potencia todo lo que la izquierda defiende, incluido el Estado intocable, el feminismo radical, el ecologismo, la protección de los LGTBI, el aborto, el control de la población mundial, que debe reducirse, el dominio de las empresas por la autoridad pública, el sometimiento de los medios de comunicación, los ejércitos y la justicia y la supresión de ciertas libertades y derechos del ciudadano, junto con una serie de medidas, poco conocidas y sospechosas, cuyo objetivo es "amansar" a los ciudadanos y extirpar en el planeta las revueltas, las revoluciones, los deseos de libertad y hasta la resistencia contra la opresión.
En la práctica, si esas amenazas y riesgos detectados fueran ciertos, la agenda 2030 sería la mayor conspiración mundial contra la libertad en toda la Historia de la Humanidad, a la que cualquier persona decente, libre y humana tiene el deber de resistirse.
Francisco Rubiales
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