Cada causa tiene sus héroes y mártires. El proceso, primero nacionalista y posteriormente independentista, ha ocasionado en Cataluña miles de víctimas; víctimas que son auténticos héroes y mártires, que han sacrificado, a sabiendas de sus graves y crueles consecuencias, su vida profesional, por una causa que han considerado que era la justa y que beneficiaba al bien común de toda la sociedad catalana y española. Víctimas que han sacrificado su vida laboral por España y los españoles en Cataluña.
Destacan entre estas víctimas, entre estos héroes y mártires, principalmente docenas o algún centenar de maestros, periodistas, editores de medios de comunicación… que, negándose a exiliarse, tuvieron que optar en su momento entre tomar la decisión de rendirse al nacionalismo para poder mantener su puesto de trabajo, apostatando de España y de los valores y principios en los que creían, o enfrentarse a sabiendas en una batalla perdida, a este poder despótico nacionalista que domina la política catalana desde hace más de 35 años. Su pecado era ser un profesional honesto en un sector clave para el adoctrinamiento en los principios del nacionalismo o la expansión entre la sociedad catalana del proceso soberanista.
Todos los que se negaron a apostatar de sus creencias son estas víctimas, algunos héroes y muchos mártires, que pronto se dieron cuenta de la crudeza de su honrada elección, ya que comportaba o exiliarse de Cataluña en busca de nuevas oportunidades, o luchar hasta morir profesionalmente y pasar a un limbo social de desprecio y ninguneo por parte de todos los que cobardemente no se atrevían a defender lo que deberían defender: gobiernos centrales y partidos constitucionalistas, más preocupados en alcanzar pactos de poder con los “golpistas” que querían destruir el país, y una sociedad cobarde y silenciosa que intentaba posicionarse en una deshonrosa equidistancia entre las víctimas y sus verdugos para poder mantener un cierta comodidad.
Estas víctimas son anónimas, viven escondidas para ocultar la vergüenza de su fracaso social, carentes de reconocimiento y justicia; en la que la mejor respuesta que reciben ante cualquier queja pública es el doloroso silencio de todos.
¿Qué contestación merece un catalán no nacionalista cuando se queja del adoctrinamiento de su hijo en el colegio? ¿Qué contestación merece un gobierno central o un partido constitucionalista cuando se queja de la ausencia de objetividad en las noticias de la prensa escrita? La única respuesta lógica es que “tienes lo que te mereces”. ¿Has defendido a los maestros o periodistas o editores de pequeños o medianos periódicos cuando estos pedían ayuda para no desaparecer? ¿Te has preocupado de qué ha sido de ellos?
Durante los últimos años parece ser que la sociedad catalana va despertando de su letargo, ¡PERO! ¿Nos hemos preguntado en algún momento dónde están esos mártires y héroes? ¿Aún viven? ¿En qué situación se encuentran?
¿Por qué trabajar para la causa nacionalista siempre tiene premio y trabajar por la causa de la Unidad de España siempre está castigado? ¿Por qué todos los partidos constitucionalistas, actuales y en proyecto, se encojen de hombros ante esta miserable problemática? ¿Ésta falta de empatía hacia estas víctimas está ocasionada a causa de sus turbias conciencias? ¡Me temo que hay muchos que están luciendo unas medallas poco merecidas!
¡SEGUIMOS TENIENDO LO QUE MERECEMOS!
Asociación de Víctimas del naZZZionalismo Catalán
Destacan entre estas víctimas, entre estos héroes y mártires, principalmente docenas o algún centenar de maestros, periodistas, editores de medios de comunicación… que, negándose a exiliarse, tuvieron que optar en su momento entre tomar la decisión de rendirse al nacionalismo para poder mantener su puesto de trabajo, apostatando de España y de los valores y principios en los que creían, o enfrentarse a sabiendas en una batalla perdida, a este poder despótico nacionalista que domina la política catalana desde hace más de 35 años. Su pecado era ser un profesional honesto en un sector clave para el adoctrinamiento en los principios del nacionalismo o la expansión entre la sociedad catalana del proceso soberanista.
Todos los que se negaron a apostatar de sus creencias son estas víctimas, algunos héroes y muchos mártires, que pronto se dieron cuenta de la crudeza de su honrada elección, ya que comportaba o exiliarse de Cataluña en busca de nuevas oportunidades, o luchar hasta morir profesionalmente y pasar a un limbo social de desprecio y ninguneo por parte de todos los que cobardemente no se atrevían a defender lo que deberían defender: gobiernos centrales y partidos constitucionalistas, más preocupados en alcanzar pactos de poder con los “golpistas” que querían destruir el país, y una sociedad cobarde y silenciosa que intentaba posicionarse en una deshonrosa equidistancia entre las víctimas y sus verdugos para poder mantener un cierta comodidad.
Estas víctimas son anónimas, viven escondidas para ocultar la vergüenza de su fracaso social, carentes de reconocimiento y justicia; en la que la mejor respuesta que reciben ante cualquier queja pública es el doloroso silencio de todos.
¿Qué contestación merece un catalán no nacionalista cuando se queja del adoctrinamiento de su hijo en el colegio? ¿Qué contestación merece un gobierno central o un partido constitucionalista cuando se queja de la ausencia de objetividad en las noticias de la prensa escrita? La única respuesta lógica es que “tienes lo que te mereces”. ¿Has defendido a los maestros o periodistas o editores de pequeños o medianos periódicos cuando estos pedían ayuda para no desaparecer? ¿Te has preocupado de qué ha sido de ellos?
Durante los últimos años parece ser que la sociedad catalana va despertando de su letargo, ¡PERO! ¿Nos hemos preguntado en algún momento dónde están esos mártires y héroes? ¿Aún viven? ¿En qué situación se encuentran?
¿Por qué trabajar para la causa nacionalista siempre tiene premio y trabajar por la causa de la Unidad de España siempre está castigado? ¿Por qué todos los partidos constitucionalistas, actuales y en proyecto, se encojen de hombros ante esta miserable problemática? ¿Ésta falta de empatía hacia estas víctimas está ocasionada a causa de sus turbias conciencias? ¡Me temo que hay muchos que están luciendo unas medallas poco merecidas!
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Asociación de Víctimas del naZZZionalismo Catalán
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