Las matemáticas hablan claro y no admiten dudas ni especulaciones. Sólo hay, por el momento, dos mayorías posibles en España: la de los socialistas, apoyados por la mala ralea de comunistas, golpistas y pro-terroristas, o la alianza ente el PP y VOX.
Una "Gran Alianza entre el PSOE y el PP es impensable, por lo menos mientras el sanchismo sea la fuerza hegemónica en la izquierda.
Negar la alianza en la derecha, como está haciendo el PP de manera suicida e incomprensible, significa entregar el poder en bandeja a las bandas mafiosas antiespañolas, antidemocráticas y sin ética que capitanea el peligroso Pedro Sánchez.
El gran pecado del PP no es haberse enfrentado a VOX hasta convertirlo en enemigo, a pesar de que lo necesite para gobernar, sino no haberse dado cuenta de que su relación con el sanchismo es imposible y que cualquier colaboración aparente del sanchismo terminaría con una puñalada por la espalda. Las coqueterías y colaboraciones del PP con el sanchismo son tan repugnantes como imposibles.
Pedro Sánchez, antes de llegar al poder mediante la famosa moción de censura a Mariano Rajoy, llevaba mucho tiempo preparando su alianza con la escoria antiespañola y conversando con los enemigos de España para que apoyaran su operación de desalojo de la derecha. Los antiespañoles del País Vasco y Cataluña pronto se dieron cuenta que la operación Sánchez era una bendición para ellos, porque les abría las puertas del poder y podrían contar con un tipo tan ambicioso como Sánchez, abierto al chantaje y capaz de destruir España con tal de mantener el poder. Era como si el cielo hubiera visitado a la anti España, plena de odio y de deseos de revancha contra un Estado español que les había impedido siempre ser independientes.
Nadie sabe como, pero aquel Sánchez lleno de ambición y dispuesto a todo fue expulsado de la cúspide del partido al ser sorprendido haciendo trampa con los votos en una urna escondida tras una cortina supo convencer a la militancia y recuperar el poder, derrotando a la parte más ortodoxa y decente del socialismo español.
Desde entonces, el camino de Sánchez ha estado jalonado de traiciones, mentiras, engaños, puñaladas y de una basta operación de demolición del viejo socialismo para sustituirlo por un sanchismo pragmático, sin principios ni valores, sin relación alguna con la democracia y con otros objetivos que no fueran el control pleno del PSOE, el disfrute perpetuo del gobierno y el reparto del botín que el poder corrompido español trae consigo, compuesto de impunidad, privilegios, dinero, recursos y estrellato social.
Sánchez lleva tres años demoliendo España y envileciendo la política, ayudado en esa labor por aquellos que odian a España y abominan de la democracia: comunistas, independentistas, amigos del terrorismo y golpistas dispuestos a todo con tal de crear un Estado propio en Cataluña.
Por el momento, sólo una alianza de gobierno PP-VOX puede salvarnos del desastre.
Y en esa labor malvada y terrible para España se encuentra empeñado el actual gobierno.
Francisco Rubiales
Una "Gran Alianza entre el PSOE y el PP es impensable, por lo menos mientras el sanchismo sea la fuerza hegemónica en la izquierda.
Negar la alianza en la derecha, como está haciendo el PP de manera suicida e incomprensible, significa entregar el poder en bandeja a las bandas mafiosas antiespañolas, antidemocráticas y sin ética que capitanea el peligroso Pedro Sánchez.
El gran pecado del PP no es haberse enfrentado a VOX hasta convertirlo en enemigo, a pesar de que lo necesite para gobernar, sino no haberse dado cuenta de que su relación con el sanchismo es imposible y que cualquier colaboración aparente del sanchismo terminaría con una puñalada por la espalda. Las coqueterías y colaboraciones del PP con el sanchismo son tan repugnantes como imposibles.
Pedro Sánchez, antes de llegar al poder mediante la famosa moción de censura a Mariano Rajoy, llevaba mucho tiempo preparando su alianza con la escoria antiespañola y conversando con los enemigos de España para que apoyaran su operación de desalojo de la derecha. Los antiespañoles del País Vasco y Cataluña pronto se dieron cuenta que la operación Sánchez era una bendición para ellos, porque les abría las puertas del poder y podrían contar con un tipo tan ambicioso como Sánchez, abierto al chantaje y capaz de destruir España con tal de mantener el poder. Era como si el cielo hubiera visitado a la anti España, plena de odio y de deseos de revancha contra un Estado español que les había impedido siempre ser independientes.
Nadie sabe como, pero aquel Sánchez lleno de ambición y dispuesto a todo fue expulsado de la cúspide del partido al ser sorprendido haciendo trampa con los votos en una urna escondida tras una cortina supo convencer a la militancia y recuperar el poder, derrotando a la parte más ortodoxa y decente del socialismo español.
Desde entonces, el camino de Sánchez ha estado jalonado de traiciones, mentiras, engaños, puñaladas y de una basta operación de demolición del viejo socialismo para sustituirlo por un sanchismo pragmático, sin principios ni valores, sin relación alguna con la democracia y con otros objetivos que no fueran el control pleno del PSOE, el disfrute perpetuo del gobierno y el reparto del botín que el poder corrompido español trae consigo, compuesto de impunidad, privilegios, dinero, recursos y estrellato social.
Sánchez lleva tres años demoliendo España y envileciendo la política, ayudado en esa labor por aquellos que odian a España y abominan de la democracia: comunistas, independentistas, amigos del terrorismo y golpistas dispuestos a todo con tal de crear un Estado propio en Cataluña.
Por el momento, sólo una alianza de gobierno PP-VOX puede salvarnos del desastre.
Y en esa labor malvada y terrible para España se encuentra empeñado el actual gobierno.
Francisco Rubiales
Comentarios: