Su negativa a convocar elecciones anticipadas y su decisión de agotar la legislatura le han creado una imagen de fragilidad insoportable. La opinión pública ha interpretado esa decisión de gobernar sin el apoyo de las urnas como debilidad y miedo, con el consiguiente deterioro de su imagen ante la opinión pública.
Otro de los rasgos que están socavando la imagen de Sánchez y su gobierno es el despilfarro. El gobierno ha comenzado su andadura disparando el gasto público y ampliando el déficit porque necesita hacer concesiones populistas para ganar voto de cara a las elecciones generales que algún día tendrá que afrontar, a las que teme con toda razón, ya que los datos que arrojan las encuestas son demoledores porque las perdería.
La pasividad del gobierno ante la arrogancia de los catalanes independentistas y la beligerancia antiespañola de la Generalitat es otro rasgo que causa rechazo generalizado, incluso en las filas socialistas.
La subida de impuestos anunciada actúa también como lastre para un gobierno que está comprobando con desesperación que sus decisiones generan rechazo y pérdida de popularidad y votos, cuando su plan era, precisamente, el contrario: conquistar votos con su acción de gobierno.
Pero, sin duda, el mayor deterioro procede de su debilidad y del hecho constatado de que con 84 diputados no se puede gobernar España, salvo que para lograrlo se hagan concesiones indignas y se alcancen pactos inconfesables, cubiertos de opacidad y secreto.
Algunas fuentes filtran que hay algunos ministros en el gabinete descontentos con la política de concesiones y de debilidades constantes, entre los que estarían Pedro Duque y Grande Marlasca.
Hay más impactos en la linea de flotación del gobierno, como el riesgo de que las subidas de gastos prometidas a las autonomías no se materialicen, la imagen negativa que está proyectando su esposa, la actitud rebelde de algunos barones y la guerra encubierta con la andaluza Susana Díaz, entre otros conflictos y líneas de desgaste, que se incrementarán con el tiempo y que se agudizarán notablemente cuando las exigencias de sus socios desleales se incrementes y el PP ponga su artillería a punto.
El asunto es grave si se tiene en cuenta que el gobierno de Sánchez se está beneficiando de dos factores muy favorables: el primero es la bisoñez y la confusión de todas las fuerzas ante la nueva situación, ya que el suyo es el primer gobierno temerariamente minoritario de la España moderna, y el otro es la parálisis a que está sometido el Partido Popular, principal partido de la oposición, inmerso en dos procesos de gran calado, uno de renovación de sus mandos y otro de lucha intestina.
La situación es tan preocupante para el gabinete que algunos de sus miembros han empezado a utilizar los salvavidas. Uno de ellos lo acaba de lanzar Margarita Robles al afirmar que "El presidente es profundamente austero y estricto con el empleo del dinero público".
No sabemos cuanto durará el gobierno sin votos de Sánchez pero lo que ya sabemos es que el tiempo no le va a fortalecer sino a debilitar, lo que ya es en sí un drama para su estrategia y la constatación de que su mandato será un calvario y que cuanto más dure más pernicioso será.
Francisco Rubiales
Otro de los rasgos que están socavando la imagen de Sánchez y su gobierno es el despilfarro. El gobierno ha comenzado su andadura disparando el gasto público y ampliando el déficit porque necesita hacer concesiones populistas para ganar voto de cara a las elecciones generales que algún día tendrá que afrontar, a las que teme con toda razón, ya que los datos que arrojan las encuestas son demoledores porque las perdería.
La pasividad del gobierno ante la arrogancia de los catalanes independentistas y la beligerancia antiespañola de la Generalitat es otro rasgo que causa rechazo generalizado, incluso en las filas socialistas.
La subida de impuestos anunciada actúa también como lastre para un gobierno que está comprobando con desesperación que sus decisiones generan rechazo y pérdida de popularidad y votos, cuando su plan era, precisamente, el contrario: conquistar votos con su acción de gobierno.
Pero, sin duda, el mayor deterioro procede de su debilidad y del hecho constatado de que con 84 diputados no se puede gobernar España, salvo que para lograrlo se hagan concesiones indignas y se alcancen pactos inconfesables, cubiertos de opacidad y secreto.
Algunas fuentes filtran que hay algunos ministros en el gabinete descontentos con la política de concesiones y de debilidades constantes, entre los que estarían Pedro Duque y Grande Marlasca.
Hay más impactos en la linea de flotación del gobierno, como el riesgo de que las subidas de gastos prometidas a las autonomías no se materialicen, la imagen negativa que está proyectando su esposa, la actitud rebelde de algunos barones y la guerra encubierta con la andaluza Susana Díaz, entre otros conflictos y líneas de desgaste, que se incrementarán con el tiempo y que se agudizarán notablemente cuando las exigencias de sus socios desleales se incrementes y el PP ponga su artillería a punto.
El asunto es grave si se tiene en cuenta que el gobierno de Sánchez se está beneficiando de dos factores muy favorables: el primero es la bisoñez y la confusión de todas las fuerzas ante la nueva situación, ya que el suyo es el primer gobierno temerariamente minoritario de la España moderna, y el otro es la parálisis a que está sometido el Partido Popular, principal partido de la oposición, inmerso en dos procesos de gran calado, uno de renovación de sus mandos y otro de lucha intestina.
La situación es tan preocupante para el gabinete que algunos de sus miembros han empezado a utilizar los salvavidas. Uno de ellos lo acaba de lanzar Margarita Robles al afirmar que "El presidente es profundamente austero y estricto con el empleo del dinero público".
No sabemos cuanto durará el gobierno sin votos de Sánchez pero lo que ya sabemos es que el tiempo no le va a fortalecer sino a debilitar, lo que ya es en sí un drama para su estrategia y la constatación de que su mandato será un calvario y que cuanto más dure más pernicioso será.
Francisco Rubiales
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