Si el proyecto de los resentidos cobrara vida, sería para cavar la sepultura de España. No tengan ustedes ninguna duda de que será un gobierno nefasto, sostenido por lo peor de España, por las fuerzas más miserables, anticonstitucionales y antiespañolas, integradas por resentidos nacionalistas preñados de odio y ansias de poder y dinero. Sin duda alguna, el binomio resentido Sánchez-Iglesias sólo puede producir un gobierno de resentidos, con el odio, el poder y el dinero como grandes fuerzas motrices y como amalgama de unión.
Los vicios del proyecto han nacido en el viejo comunismo derrotado, que fue reciclado en Cuba bajo el patrocinio de los hermanos Castro, descubridores de que la democracia tiene suficientes grietas y carencias, para asaltarla, domesticarla y corromperla desde dentro, eliminando sus controles y sin competencia ni alternancia de los partidos, sin libertades ni otros derechos que los que conceda un Estado imponente, sin tener que recurrir para conquistar un país a la revolución sangrienta de los bolcheviques, a la larga guerra que los comunistas chinos y cubanos tuvieron que librar para conquistar el poder.
La revolución de los resentidos conquistó el poder en Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Ecuador y otros países, de algunos de los cuales fue desalojado cuando el pueblo descubrió que aquellos falsos profetas se hacían multimillonarios, en realidad no cumplían lo prometido y despreciaban a sus pueblos. Fidel, Raul, Daniel Ortega, Nicolás Maduro y el por fortuna depuesto Evo Morales son genuinos resentidos conquistadores de países que convierten en infiernos. Las últimas conquistas de esa cofradía resentida son Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
La obsesión por el poder de Pedro Sánchez y de Pablo Iglesias los delata. Uno y otro hablan constantemente de los puestos y rangos gubernamentales. "Soy el presidente del gobierno", repite Pedro Sánchez como un papagayo, mientas que Pablo Iglesias lleva años pidiendo para él un puesto en el consejo de Ministros. Son auténticos resentidos, de pura cepa, que, para desgracia de los españoles, que los han votado con una frivolidad suicida, han sido aupados hasta el máximo poder por las manadas de resentidos que España ha cultivado y alimentado desde que el timón está en las manos de partidos tan miserables y éticamente desquiciados como el PSOE, el PP y la turba nacionalista del odio catalana y vasca.
¿Que nos espera si el gobierno de los resentidos consigue fraguarse y gobernar, como es altamente probable? Lo mismo que los resentidos han conseguido allí donde han conquistado el poder, en Cuba, en Venezuela, en Nicaragua y en otros países: pobreza, odio de clases, división, atraso, políticos en el poder multimillonarios y llenos de privilegios, impuestos agobiantes que exprimen al pueblo y espantan a las empresas y la instauración del odio como motor de la vida y como asesino de la convivencia, sin otro árbitro y dueño que el Estado.
El vídeo que ilustra este artículo es revelador y merece la pena visionarlo con atención. En ese documento, la neurocirujana cubana Hilda Molina explica lo que significa y representa el poder de los resentidos y su éxito entre los resentidos del mundo, gente contaminada por los peores vicios, siempre insatisfechas, incluso con ellas mismas, nutridas por el odio y esclavas del poder y del dinero, entre las que abundan los psicópatas.
Francisco Rubiales
Los vicios del proyecto han nacido en el viejo comunismo derrotado, que fue reciclado en Cuba bajo el patrocinio de los hermanos Castro, descubridores de que la democracia tiene suficientes grietas y carencias, para asaltarla, domesticarla y corromperla desde dentro, eliminando sus controles y sin competencia ni alternancia de los partidos, sin libertades ni otros derechos que los que conceda un Estado imponente, sin tener que recurrir para conquistar un país a la revolución sangrienta de los bolcheviques, a la larga guerra que los comunistas chinos y cubanos tuvieron que librar para conquistar el poder.
La revolución de los resentidos conquistó el poder en Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Ecuador y otros países, de algunos de los cuales fue desalojado cuando el pueblo descubrió que aquellos falsos profetas se hacían multimillonarios, en realidad no cumplían lo prometido y despreciaban a sus pueblos. Fidel, Raul, Daniel Ortega, Nicolás Maduro y el por fortuna depuesto Evo Morales son genuinos resentidos conquistadores de países que convierten en infiernos. Las últimas conquistas de esa cofradía resentida son Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
La obsesión por el poder de Pedro Sánchez y de Pablo Iglesias los delata. Uno y otro hablan constantemente de los puestos y rangos gubernamentales. "Soy el presidente del gobierno", repite Pedro Sánchez como un papagayo, mientas que Pablo Iglesias lleva años pidiendo para él un puesto en el consejo de Ministros. Son auténticos resentidos, de pura cepa, que, para desgracia de los españoles, que los han votado con una frivolidad suicida, han sido aupados hasta el máximo poder por las manadas de resentidos que España ha cultivado y alimentado desde que el timón está en las manos de partidos tan miserables y éticamente desquiciados como el PSOE, el PP y la turba nacionalista del odio catalana y vasca.
¿Que nos espera si el gobierno de los resentidos consigue fraguarse y gobernar, como es altamente probable? Lo mismo que los resentidos han conseguido allí donde han conquistado el poder, en Cuba, en Venezuela, en Nicaragua y en otros países: pobreza, odio de clases, división, atraso, políticos en el poder multimillonarios y llenos de privilegios, impuestos agobiantes que exprimen al pueblo y espantan a las empresas y la instauración del odio como motor de la vida y como asesino de la convivencia, sin otro árbitro y dueño que el Estado.
El vídeo que ilustra este artículo es revelador y merece la pena visionarlo con atención. En ese documento, la neurocirujana cubana Hilda Molina explica lo que significa y representa el poder de los resentidos y su éxito entre los resentidos del mundo, gente contaminada por los peores vicios, siempre insatisfechas, incluso con ellas mismas, nutridas por el odio y esclavas del poder y del dinero, entre las que abundan los psicópatas.
Francisco Rubiales
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