A los políticos españoles que nos gobiernan hay que pararlos en seco y exigirles responsabilidades por los grandes daños que están causando. España tiene graves asuntos planteados sobre la mesa y está equivocándose en todos: la corrupción, el coronavirus, los agricultores aplastados, la insumisión de los golpistas, las violaciones de la Constitución, el comunismo dentro del gobierno, la presencia de un insensato en la cumbre del poder, el hartazgo de los ciudadanos, el retroceso económico, la huida de empresas y empresarios, la loca subida de impuestos, la división del país y un larguísimo etcétera que hace de España un país conflictivo y al borde del caos.
Es tanta la estupidez que nos gobierna que el coronavirus está a punto de invadirnos sin que los que gobiernan blinden las fronteras. Nadie parece darse cuenta de que España es uno de los países más frágiles del mundo ante una epidemia que se contagia de persona a persona porque recibe más de 80 millones de turistas cada año, una masa imposible de controlar. En plena expansión de la enfermedad, siguen llegando personas procedentes de China y el flujo con la contaminada Italia es de gran intensidad. Es un milagro que todavía no haya focos de infección en España.
En lugar de tomar medidas adecuadas, nos tranquilizan y nos dicen que el sistema sanitario español "está preparado", cuando lo que deben hacer es impedir que el bicho criminal atraviese nuestras fronteras y ponga a prueba nuestra sanidad. Ojalá el coronavirus no llegue a África porque desde allí pasaría a Europa libremente, a bordo de las pateras invasoras, sin que ninguno de nuestros políticos buenistas y cobardes tengan el valor de detenerlas en alta mar para que no propaguen la infección. Tampoco son capaces de controlar o paralizar el turismo, la gran riqueza de España, hoy la más peligrosa de las actividades humanas, que sigue plena e insensatamente activa, llenando nuestras ciudades de potenciales infectados, a los que nadie toma la temperatura, como si no pasara nada en el mundo que nos rodea.
Solo los chinos están demostrando valor suficiente para combatir con dureza y sin miedo al mortal virus que amenaza al mundo. Los políticos del resto del planeta no tienen valor ni decencia para adoptar las medidas que exige la gravedad de la crisis sanitaria internacional. Nos tranquilizan con palabras huecas que cada día son menos creíbles porque los políticos han elevado la mentira hasta el nivel de política de Estado. Hemos perdido la fe en el poder y ni siquiera nos fiamos de las cifras de muertos e infectados que dan los chinos. La gente, que hace muchos años que dejó de confiar en los políticos, sospecha que la epidemia es cien veces más grave de lo que nos dicen.
La realidad asusta: mientras el mundo se enfrenta a la que podría ser la peor epidemia de todos los tiempos, los políticos siguen en sus tareas habituales: el robo, el engaño, la mentira, el poder por el poder, la ideología de género, la generación de miedo y el envilecimiento de la sociedad y de los ciudadanos.
¿De donde surgió el virus? ¿Fue un accidente de laboratorio el que lo liberó por las calles y plazas de Wuhan, en el corazón de China? ¿Fue creado el virus para destruir al enemigo en una futura guerra bacteriológica? ¿Existe una vacuna, como muchos creen, y no se aplica porque el virus está siendo probado en la vida real? ¿Donde está la verdad? Nuestros políticos son tan ineptos y miserables que olvidan el derecho humano fundamental: el de ser informados para conocer la verdad.
Todos ignoran lo evidente: en un mundo donde los ciudadanos ya no se fían de las autoridades, el camino hacia el caos, la revolución y la muerte está dramáticamente abierto.
Hay muchas sospechas y pregustas sin respuesta ¿Por qué el virus está golpeando a los principales enemigos y competidores de Estados Unidos, con China, Irán y Corea al frente? ¿No parece un virus cuyo objetivo es paralizar el impresionante progreso de China hacia el liderazgo mundial?
Los políticos condenan las "fake news" pero son ellos, con su vicio de mentir, engañar y manipular, los que han convertido la falsedad y el engaño en una plaga.
Ante la brutal ineptitud que nos rodea y gobierna, lo mejor es rezar y exclamar ¡¡¡Que Dios salve a España!!!
Francisco Rubiales
Es tanta la estupidez que nos gobierna que el coronavirus está a punto de invadirnos sin que los que gobiernan blinden las fronteras. Nadie parece darse cuenta de que España es uno de los países más frágiles del mundo ante una epidemia que se contagia de persona a persona porque recibe más de 80 millones de turistas cada año, una masa imposible de controlar. En plena expansión de la enfermedad, siguen llegando personas procedentes de China y el flujo con la contaminada Italia es de gran intensidad. Es un milagro que todavía no haya focos de infección en España.
En lugar de tomar medidas adecuadas, nos tranquilizan y nos dicen que el sistema sanitario español "está preparado", cuando lo que deben hacer es impedir que el bicho criminal atraviese nuestras fronteras y ponga a prueba nuestra sanidad. Ojalá el coronavirus no llegue a África porque desde allí pasaría a Europa libremente, a bordo de las pateras invasoras, sin que ninguno de nuestros políticos buenistas y cobardes tengan el valor de detenerlas en alta mar para que no propaguen la infección. Tampoco son capaces de controlar o paralizar el turismo, la gran riqueza de España, hoy la más peligrosa de las actividades humanas, que sigue plena e insensatamente activa, llenando nuestras ciudades de potenciales infectados, a los que nadie toma la temperatura, como si no pasara nada en el mundo que nos rodea.
Solo los chinos están demostrando valor suficiente para combatir con dureza y sin miedo al mortal virus que amenaza al mundo. Los políticos del resto del planeta no tienen valor ni decencia para adoptar las medidas que exige la gravedad de la crisis sanitaria internacional. Nos tranquilizan con palabras huecas que cada día son menos creíbles porque los políticos han elevado la mentira hasta el nivel de política de Estado. Hemos perdido la fe en el poder y ni siquiera nos fiamos de las cifras de muertos e infectados que dan los chinos. La gente, que hace muchos años que dejó de confiar en los políticos, sospecha que la epidemia es cien veces más grave de lo que nos dicen.
La realidad asusta: mientras el mundo se enfrenta a la que podría ser la peor epidemia de todos los tiempos, los políticos siguen en sus tareas habituales: el robo, el engaño, la mentira, el poder por el poder, la ideología de género, la generación de miedo y el envilecimiento de la sociedad y de los ciudadanos.
¿De donde surgió el virus? ¿Fue un accidente de laboratorio el que lo liberó por las calles y plazas de Wuhan, en el corazón de China? ¿Fue creado el virus para destruir al enemigo en una futura guerra bacteriológica? ¿Existe una vacuna, como muchos creen, y no se aplica porque el virus está siendo probado en la vida real? ¿Donde está la verdad? Nuestros políticos son tan ineptos y miserables que olvidan el derecho humano fundamental: el de ser informados para conocer la verdad.
Todos ignoran lo evidente: en un mundo donde los ciudadanos ya no se fían de las autoridades, el camino hacia el caos, la revolución y la muerte está dramáticamente abierto.
Hay muchas sospechas y pregustas sin respuesta ¿Por qué el virus está golpeando a los principales enemigos y competidores de Estados Unidos, con China, Irán y Corea al frente? ¿No parece un virus cuyo objetivo es paralizar el impresionante progreso de China hacia el liderazgo mundial?
Los políticos condenan las "fake news" pero son ellos, con su vicio de mentir, engañar y manipular, los que han convertido la falsedad y el engaño en una plaga.
Ante la brutal ineptitud que nos rodea y gobierna, lo mejor es rezar y exclamar ¡¡¡Que Dios salve a España!!!
Francisco Rubiales
Comentarios: