He leído en la prensa que, desde las últimas elecciones de marzo y en plena crisis económica, se han producido al menos una docena de auto-subidas de sueldos decretadas por políticos de distintos colores, en las administtraciones central, autonómica y municipal, lo que significa que han debido producirse casi un centenar, ya que las estadísticas dicen que suele publicarse apenas una de cada díez, porque la mayoría de esas subidas, por ser vergonzantes y mal asumidas por los ciudadanos, suelen mantenerse casi en secreto.
Mientras el país se encuentroa atravesado por la crisis económica más dura de las últimas décadas, se pierden cientos de miles de puestos de trabajo, cierran miles de empresas y la inflación, superior al cinco por ciento, golpea a los más humildes, los políticos demuestran su arrogancia y falta de sensibilidad al autosubirse sus sueldos.
La última en hacerlo ha sido la alcaldesa socialista de Jaén, que ha incrementado nada menos que en un 40 por ciento los sueldos de sus cargos de confianza. La afrenta se produce en una Andalucía intensamente sometida al poder político y que padece los efectos de la actual crisis con más virulencia que cualquier otra región de España.
Otro signo de insensibilidad ante la crisis y de arrogancia por parte de los políticos es el incontrolable engorde de la burocracia y del clientelismo, cuyo principal efecto es el incremento constante de las empresas e instituciones públicas y del número de cargos asesores y de confianza, un fenómeno que agrava la crisis económica y que es contrario a la austeridad que prometió Zapatero antes de las elecciones.
La propia Moncloa está liderando el absurdo movimiento de engorde de sueldos y de la burocracia improductiva al haber creado un nuevo ministerio, el de Igualdad, y al incrementar el número de los cargos de confianza del presidente Zapatero, además de subirles la categoría y el sueldo a muchos de ellos.
Mientras el país se encuentroa atravesado por la crisis económica más dura de las últimas décadas, se pierden cientos de miles de puestos de trabajo, cierran miles de empresas y la inflación, superior al cinco por ciento, golpea a los más humildes, los políticos demuestran su arrogancia y falta de sensibilidad al autosubirse sus sueldos.
La última en hacerlo ha sido la alcaldesa socialista de Jaén, que ha incrementado nada menos que en un 40 por ciento los sueldos de sus cargos de confianza. La afrenta se produce en una Andalucía intensamente sometida al poder político y que padece los efectos de la actual crisis con más virulencia que cualquier otra región de España.
Otro signo de insensibilidad ante la crisis y de arrogancia por parte de los políticos es el incontrolable engorde de la burocracia y del clientelismo, cuyo principal efecto es el incremento constante de las empresas e instituciones públicas y del número de cargos asesores y de confianza, un fenómeno que agrava la crisis económica y que es contrario a la austeridad que prometió Zapatero antes de las elecciones.
La propia Moncloa está liderando el absurdo movimiento de engorde de sueldos y de la burocracia improductiva al haber creado un nuevo ministerio, el de Igualdad, y al incrementar el número de los cargos de confianza del presidente Zapatero, además de subirles la categoría y el sueldo a muchos de ellos.
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