En lugar de apartarse de un Rajoy que engañó y decepcionó a muchos votantes de derecha, Casado reivindica su legado, acumulando así error tras error en su política
Para desgracia de los españoles, cada día es más evidente que PP y PSOE son almas gemelas. Sus diferencias son más aparentes que reales. Parece que se enfrentan cuando están en la oposición, pero respetan las leyes y políticas de la izquierda cuando llegan al poder. Lo demostró Rajoy, elegido para limpiar la España que Zapatero dejó herida y contaminada, pero el gallego, en lugar de hacerlo, condecoró al inepto y dejó sin tocar la mayoría de sus leyes, ente ellas la de Memoria Histórica, que representaba una apuesta por el odio y la voladura de la reconciliación que los españoles sellaron tras la muerte de Franco.
PP y PSOE han demostrado que no son ni la derecha ni la izquierda sino dos organizaciones de ordeñadores profesionales del Estado y de acaparadores de privilegios.
Para España, postrada tras los abusos, errores y estupideces de Pedro Sánchez, sería toda una desgracia que el PP sea nuevamente el partido que conocemos: blando y derrotado por sus complejos y su miedo a la izquierda.
España necesita que el PP se sume a la batalla ideológica que ya está librando Vox, plantando cara a la izquierda, en lugar de ser el partido que saca algo de pecho en la oposición y luego, cuando gobierna, imita en todo al PSOE y se limita a reorganizar la economía, mientras retoza en los privilegios.
España sólo conseguirá echar del poder a Pedro Sánchez y su banda de separatistas, filoetarras y comunistas, si todo el centroderecha, todo, PP y Vox, se enfrentan cara a cara a la izquierda, con verdades, sin miedo y sin complejos.
Pero de momento Pablo Casado está flaqueando y eso produce desesperación y miedo ente los demócratas y los españoles decentes.
Las últimas decisiones del líder del PP (apertura de una guerra interna absurda a cuentas de la presidencia del PP de la Comunidad de Madrid entre Ayuso y Almeida, su odio mortal a VOX y sus guiños al espacio de centro-izquierda) no presagian nada bueno.
Tras esos errores, el PP ha descendido en las encuestas y perdido la ventaja acumulada con el PSOE. Las maniobras de Casado para apropiarse de la victoria cosechada en Madrid y sus desplantes a Isabel Díaz Ayuso ya tienen un ruinoso reflejo en las aspiraciones del PP y del centro-derecha, hasta el punto de que en estos momentos, ni siquiera con el apoyo de VOX podría desbancar a la oposición del totalitarismo, el odio a España y la corrupción que encabeza Pedro Sánchez.
El rumbo que tome el PP en esta Convención será crucial para el futuro de España. ¿Saldrá de ella un PP "progre" que siente vértigo ante el cambio y reniega a dar la batalla frontal a las izquierdas y al nacionalismo radical o vencerá un partido apegado a la regeneración, cargado de fortaleza y decisión, capaz de luchar contra el socialcomunismo y los hijos del odio con la verdad y sin complejos?
Mucho nos tememos, conociendo el paño, que ganará la opción cobarde.
Francisco Rubiales
PP y PSOE han demostrado que no son ni la derecha ni la izquierda sino dos organizaciones de ordeñadores profesionales del Estado y de acaparadores de privilegios.
Para España, postrada tras los abusos, errores y estupideces de Pedro Sánchez, sería toda una desgracia que el PP sea nuevamente el partido que conocemos: blando y derrotado por sus complejos y su miedo a la izquierda.
España necesita que el PP se sume a la batalla ideológica que ya está librando Vox, plantando cara a la izquierda, en lugar de ser el partido que saca algo de pecho en la oposición y luego, cuando gobierna, imita en todo al PSOE y se limita a reorganizar la economía, mientras retoza en los privilegios.
España sólo conseguirá echar del poder a Pedro Sánchez y su banda de separatistas, filoetarras y comunistas, si todo el centroderecha, todo, PP y Vox, se enfrentan cara a cara a la izquierda, con verdades, sin miedo y sin complejos.
Pero de momento Pablo Casado está flaqueando y eso produce desesperación y miedo ente los demócratas y los españoles decentes.
Las últimas decisiones del líder del PP (apertura de una guerra interna absurda a cuentas de la presidencia del PP de la Comunidad de Madrid entre Ayuso y Almeida, su odio mortal a VOX y sus guiños al espacio de centro-izquierda) no presagian nada bueno.
Tras esos errores, el PP ha descendido en las encuestas y perdido la ventaja acumulada con el PSOE. Las maniobras de Casado para apropiarse de la victoria cosechada en Madrid y sus desplantes a Isabel Díaz Ayuso ya tienen un ruinoso reflejo en las aspiraciones del PP y del centro-derecha, hasta el punto de que en estos momentos, ni siquiera con el apoyo de VOX podría desbancar a la oposición del totalitarismo, el odio a España y la corrupción que encabeza Pedro Sánchez.
El rumbo que tome el PP en esta Convención será crucial para el futuro de España. ¿Saldrá de ella un PP "progre" que siente vértigo ante el cambio y reniega a dar la batalla frontal a las izquierdas y al nacionalismo radical o vencerá un partido apegado a la regeneración, cargado de fortaleza y decisión, capaz de luchar contra el socialcomunismo y los hijos del odio con la verdad y sin complejos?
Mucho nos tememos, conociendo el paño, que ganará la opción cobarde.
Francisco Rubiales
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