Siéntate, pequeña alimaña
Sin que todavía sea inquilino de la Casa Blanca, Trump ya está cambiando el mundo. Putin empieza a aceptar negociar la paz con Ucrania, la Unión Europea, hasta ahora dominada por socialdemócratas, se replantea sus alianzas internas y equilibrios de poder, Alemania convoca elecciones porque las alianzas de las viejas izquierdas y derechas se debilitan, Corea del Norte quiere reunirse con su mortal enemigo del sur, Hamás pide el fin de su guerra con Israel, Irán anuncia un alto el fuego, China retrocede y ahora quiere negociar sobre aranceles, los castristas asesinos de Cuba tiemblan de miedo y hasta el miserable Maduro pide perdón y se declara trumpista de siempre.
Nadie puede anticipar con plena seguridad como será el mandato de Trump, pero los primeros síntomas apuntan a un poderoso fortalecimiento de los Estados Unidos y su poder militar, basado en el despliegue de tecnologías punteras y un refuerzo de la negociación y la paz.
Concepciones duras y liberales del ejercicio del poder como las que hoy rigen en Argentina y El Salvador se irán imponiendo porque demostrarán pronto que son eficaces y que conducen con rapidez hacia el despegue y la riqueza.
Del mismo modo, los gobiernos socialdemócratas y de las viejas izquierdas cómplices del marxismo retrocederán, aplastados por las olas de conservadurismo que apuntan a relanzar las libertades, reducir el intervencionismo de los estados marxistas, rearmar la democracia y combatir a los que utilizan el poder para enriquecerse y aplastar a sus pueblos.
Las actuales invasiones descontroladas de inmigrantes se debilitarán y aquellos gobiernos que llenan sus países de delincuentes e ilegales sin ánimo de contribuir tendrán que abandonar el poder, empujados por un pueblo que no tolerará más el gobierno de ladrones corruptos legales y sinvergüenzas despilfarradores, cargados de privilegios inmerecidos.
El mundo bajo Trump, tendrá que purgarse y la purga será durísima, pero exitosa, con la ruina y huida masiva de los canallas que se han apoderado de los estados y gobiernos, corrompiendo y envileciendo la política mundial.
La era de Trump tendrá sus dramas y defectos, que tendremos que combatir, pero su nacimiento llega cargado de esperanza porque trae consigo la ruina de la plaga marxista y de los actuales gobiernos cobardes, hipócritas y destructores de libertades, derechos y democracia.
Trump va a ejercer como amo del mundo y aceptar eso será duro y hasta humillante, pero quizás se trate de una terapia de choque necesaria para acabar con la invasión siniestra y letal de la cultura marxista y del imperio de los corruptos, egoístas, hipócritas y hasta psicópatas, que se han apoderado de demasiados estados y gobiernos del planeta.
Francisco Rubiales
Nadie puede anticipar con plena seguridad como será el mandato de Trump, pero los primeros síntomas apuntan a un poderoso fortalecimiento de los Estados Unidos y su poder militar, basado en el despliegue de tecnologías punteras y un refuerzo de la negociación y la paz.
Concepciones duras y liberales del ejercicio del poder como las que hoy rigen en Argentina y El Salvador se irán imponiendo porque demostrarán pronto que son eficaces y que conducen con rapidez hacia el despegue y la riqueza.
Del mismo modo, los gobiernos socialdemócratas y de las viejas izquierdas cómplices del marxismo retrocederán, aplastados por las olas de conservadurismo que apuntan a relanzar las libertades, reducir el intervencionismo de los estados marxistas, rearmar la democracia y combatir a los que utilizan el poder para enriquecerse y aplastar a sus pueblos.
Las actuales invasiones descontroladas de inmigrantes se debilitarán y aquellos gobiernos que llenan sus países de delincuentes e ilegales sin ánimo de contribuir tendrán que abandonar el poder, empujados por un pueblo que no tolerará más el gobierno de ladrones corruptos legales y sinvergüenzas despilfarradores, cargados de privilegios inmerecidos.
El mundo bajo Trump, tendrá que purgarse y la purga será durísima, pero exitosa, con la ruina y huida masiva de los canallas que se han apoderado de los estados y gobiernos, corrompiendo y envileciendo la política mundial.
La era de Trump tendrá sus dramas y defectos, que tendremos que combatir, pero su nacimiento llega cargado de esperanza porque trae consigo la ruina de la plaga marxista y de los actuales gobiernos cobardes, hipócritas y destructores de libertades, derechos y democracia.
Trump va a ejercer como amo del mundo y aceptar eso será duro y hasta humillante, pero quizás se trate de una terapia de choque necesaria para acabar con la invasión siniestra y letal de la cultura marxista y del imperio de los corruptos, egoístas, hipócritas y hasta psicópatas, que se han apoderado de demasiados estados y gobiernos del planeta.
Francisco Rubiales