Los occidentales no tienen hijos y están inmersos en la decadencia que les llevará a perecer, salvo una parte de Occidente que se mantiene viva y pujante: América Latina, donde sí existe crecimiento poblacional y ganas de vivir y prosperar. El mundo hispano y Brasil son los futuros herederos del humanismo y de lo que definimos hoy como la cultura europea, aquella que iluminó el mundo desde el siglo XV hasta nuestros días.
La falta de hijos y el desinterés por reproducirnos nos obliga a recibir en nuestros países occidentales a millones de extraños que llegan con otras culturas, algunas tan tóxicas como la musulmana, pujante, con capacidad de reproducirse y con odio y revancha suficientes para contaminar y destruir el mundo occidental.
Las grandes columnas de la cultura occidental, desde el humanismo al cristianismo, desde los derechos humanos a la filosofía grecolatina, se hunden y retroceden ante el avance del burdo y elemental Islam, menos rico y menos capaz de crear un mundo acogedor y justo.
La invasión musulmana de Europa y el suicidio de Occidente están siendo facilitados y lubricados por doctrinas pervertidas que ha adoptado la izquierda, como el multiculturalismo, el estímulo a la inmigración descontrolada, el odio al cristianismo y el desprecio a la democracia,
En estos procesos de decadencia occidental, América Latina se mantiene fuerte y pujante, reproduciéndose y conquistando espacios. Estados Unidos es cada día más un país de habla hispana y las comunidades de hispanos en Europa inyectan vitalidad a la cultura, se integran con facilidad y contrarrestan los efectos nocivos de la invasión musulmana.
Occidente debe asumir que los latinoamericanos nos están ayudando a sobrevivir como gran cultura y vanguardia de la civilización, lo que nos obliga a priorizar y defender sus migraciones a nuestro mundo.
Francisco Rubiales
La falta de hijos y el desinterés por reproducirnos nos obliga a recibir en nuestros países occidentales a millones de extraños que llegan con otras culturas, algunas tan tóxicas como la musulmana, pujante, con capacidad de reproducirse y con odio y revancha suficientes para contaminar y destruir el mundo occidental.
Las grandes columnas de la cultura occidental, desde el humanismo al cristianismo, desde los derechos humanos a la filosofía grecolatina, se hunden y retroceden ante el avance del burdo y elemental Islam, menos rico y menos capaz de crear un mundo acogedor y justo.
La invasión musulmana de Europa y el suicidio de Occidente están siendo facilitados y lubricados por doctrinas pervertidas que ha adoptado la izquierda, como el multiculturalismo, el estímulo a la inmigración descontrolada, el odio al cristianismo y el desprecio a la democracia,
En estos procesos de decadencia occidental, América Latina se mantiene fuerte y pujante, reproduciéndose y conquistando espacios. Estados Unidos es cada día más un país de habla hispana y las comunidades de hispanos en Europa inyectan vitalidad a la cultura, se integran con facilidad y contrarrestan los efectos nocivos de la invasión musulmana.
Occidente debe asumir que los latinoamericanos nos están ayudando a sobrevivir como gran cultura y vanguardia de la civilización, lo que nos obliga a priorizar y defender sus migraciones a nuestro mundo.
Francisco Rubiales
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