Una imagen de Pablo Casado, líder del Partido Popular, y de Pablo Iglesias, máximo dirigente de Unidas Podemos y vicepresidente del gobierno, ambos sonriendo y en un ambiente de cordialidad, se ha convertido en viral a pesar de que nadie asegure que es auténtica y de que no se trata de un montaje. Muchos se escandalizan cuando contemplan a adversarios políticos riendo y disfrutando juntos, pero si se profundiza en el análisis, se descubre que hay más cosas que les unen que las que les separan y que la política, como dicen los sabios, "hace extraños compañeros de cama" o también que "es demasiado importante para dejarla en manos de los políticos".
No se entiende por qué se extrañan de la imagen que ilustra este artículo. Es sencillamente reveladora de una triste realidad: el PP y la izquierda son muy parecidos en su concepción del poder: monopolístico, corrupto, elitista, endogámico, sin ciudadanos, sin democracia, adorador del Estado, arbitrario, etc. ¿Acaso no han tratado por igual a catalanes y Vascos, dándoles privilegios? ¿No han recibido sueldos en negro? ¿No tienen ambos los tribunales llenos de corruptos haciendo cola? ¿No tienen en sus filas a miles de políticos enriquecidos sin poder justificar sus patrimonios?¿No han pactado unos y otros con los nacionalistas? ¿No disfrutan ambos de la misma impunidad? ¿No han cerrado los ojos cuando les ha convenido? ¿No compran a jueces y periodistas?
El contubernio entre derechas e izquierdas ha traído para España gravísimas consecuencias, entre las que destacan la corrupción, los escandalosos privilegios de los políticos, el deterioro de la democracia, la impunidad de los que mandan, el escandaloso tamaño del Estado, el cobra de impuestos abusivos, la marginación de la ciudadanía y la existencia actual en España del único gobierno de Europa donde el comunismo se sienta en el Consejo de Ministros. Pero quizás la más grave de todas, porque resume el profundo fracaso de la clase política española, es el enorme divorcio existente entre los ciudadanos y sus políticos, una brecha de separación que no para de ensancharse y que deslegitima y devalúa todo el poder existente.
Para encontrar grandes diferencias reales entre la derecha y la izquierda y para descubrir posturas e ideas originales en la política española hay que acudir a VOX, que a pesar de su juventud es ya la tercera fuerza política del país, un partido que está siendo apoyado por la ciudadanía indignada porque de verdad es diferente y marca profundas distancias con respecto a las viejas izquierdas y derechas.
VOX, que cuestiona muchos dogmas y la esencia de la política que han compartido la derecha y la izquierda españolas durante décadas, ha nacido precisamente porque los españoles estaban hartos de componendas y de acuerdos secretos entre el PSOE y PP, siempre con el nacionalismo vasco y catalán como terceros y como grandes beneficiados en el reparto de los recursos y la riqueza, gracias al chantaje y a la indecencia de los viejos partidos españoles, cuya primera ideología siempre ha sido el poder por el poder, antes que cualquier valor o principio.
PP y PSOE han engordado constantemente el Estado, hasta convertirlo en el monstruo insostenible que tenemos hoy, un aparato enfermo de obesidad que tiene más políticos a sueldo que Alemania, Francia y Gran Bretaña juntos, dos partidos que han pactado una y otra ve con los independentistas y que han contribuido a que el separatismo crezca como un cáncer, dos formaciones despilfarradoras que se niegan a prescindir de instituciones inútiles y de masas de contratados, que sube los impuestos sin razón ni necesidad, que conviven con la corrupción, que corrompen la democracia, que quieren dominar la Justicia, que se olvidan de los ciudadanos, que reparten subvenciones sobre todo a sus amigos, que roban y que mienten y engañan a los ciudadanos, incluso incumpliendo de manera escandalosa las promesas electorales.
En ese caldo de cultivo putrefacto ha nacido VOX, el único partido grande que en lugar de plegarse a la casta, como han terminado haciendo Unidas Podemos y Ciudadanos, se enfrenta al resto de los partidos, a los que acusa de conducir España hacia el caos, la injusticia y la destrucción.
Algunos investigadores y analistas serios, tras analizar la historia reciente de España, llegan a conclusiones muy inquietantes, entre ellas que existe un contubernio de políticos, tanto de derecha como de izquierda, interesados en las mismas cosas: en mantener la corrupción, en comprar medios de comunicación, en utilizar la mentira, el despilfarrar, en convertir a vascos y catalanes en los privilegiados de España, rompiendo la solidaridad y la igualdad territorial, dos principios constitucionales constantemente violados por la derecha y la izquierda, en reforzar la impunidad de los políticos, en ignorar la voluntad del pueblo y en otras muchas cosas.
La foto que escandaliza y que ilustra hoy este artículo no es otra cosa que la plasmación de la podredumbre de la política española, un festival de partidos y de privilegiados que se reparten entre ellos el poder y los recursos, dejando a un lado la Constitución, el bien común, la ciudadanía y la patria.
Francisco Rubiales
No se entiende por qué se extrañan de la imagen que ilustra este artículo. Es sencillamente reveladora de una triste realidad: el PP y la izquierda son muy parecidos en su concepción del poder: monopolístico, corrupto, elitista, endogámico, sin ciudadanos, sin democracia, adorador del Estado, arbitrario, etc. ¿Acaso no han tratado por igual a catalanes y Vascos, dándoles privilegios? ¿No han recibido sueldos en negro? ¿No tienen ambos los tribunales llenos de corruptos haciendo cola? ¿No tienen en sus filas a miles de políticos enriquecidos sin poder justificar sus patrimonios?¿No han pactado unos y otros con los nacionalistas? ¿No disfrutan ambos de la misma impunidad? ¿No han cerrado los ojos cuando les ha convenido? ¿No compran a jueces y periodistas?
El contubernio entre derechas e izquierdas ha traído para España gravísimas consecuencias, entre las que destacan la corrupción, los escandalosos privilegios de los políticos, el deterioro de la democracia, la impunidad de los que mandan, el escandaloso tamaño del Estado, el cobra de impuestos abusivos, la marginación de la ciudadanía y la existencia actual en España del único gobierno de Europa donde el comunismo se sienta en el Consejo de Ministros. Pero quizás la más grave de todas, porque resume el profundo fracaso de la clase política española, es el enorme divorcio existente entre los ciudadanos y sus políticos, una brecha de separación que no para de ensancharse y que deslegitima y devalúa todo el poder existente.
Para encontrar grandes diferencias reales entre la derecha y la izquierda y para descubrir posturas e ideas originales en la política española hay que acudir a VOX, que a pesar de su juventud es ya la tercera fuerza política del país, un partido que está siendo apoyado por la ciudadanía indignada porque de verdad es diferente y marca profundas distancias con respecto a las viejas izquierdas y derechas.
VOX, que cuestiona muchos dogmas y la esencia de la política que han compartido la derecha y la izquierda españolas durante décadas, ha nacido precisamente porque los españoles estaban hartos de componendas y de acuerdos secretos entre el PSOE y PP, siempre con el nacionalismo vasco y catalán como terceros y como grandes beneficiados en el reparto de los recursos y la riqueza, gracias al chantaje y a la indecencia de los viejos partidos españoles, cuya primera ideología siempre ha sido el poder por el poder, antes que cualquier valor o principio.
PP y PSOE han engordado constantemente el Estado, hasta convertirlo en el monstruo insostenible que tenemos hoy, un aparato enfermo de obesidad que tiene más políticos a sueldo que Alemania, Francia y Gran Bretaña juntos, dos partidos que han pactado una y otra ve con los independentistas y que han contribuido a que el separatismo crezca como un cáncer, dos formaciones despilfarradoras que se niegan a prescindir de instituciones inútiles y de masas de contratados, que sube los impuestos sin razón ni necesidad, que conviven con la corrupción, que corrompen la democracia, que quieren dominar la Justicia, que se olvidan de los ciudadanos, que reparten subvenciones sobre todo a sus amigos, que roban y que mienten y engañan a los ciudadanos, incluso incumpliendo de manera escandalosa las promesas electorales.
En ese caldo de cultivo putrefacto ha nacido VOX, el único partido grande que en lugar de plegarse a la casta, como han terminado haciendo Unidas Podemos y Ciudadanos, se enfrenta al resto de los partidos, a los que acusa de conducir España hacia el caos, la injusticia y la destrucción.
Algunos investigadores y analistas serios, tras analizar la historia reciente de España, llegan a conclusiones muy inquietantes, entre ellas que existe un contubernio de políticos, tanto de derecha como de izquierda, interesados en las mismas cosas: en mantener la corrupción, en comprar medios de comunicación, en utilizar la mentira, el despilfarrar, en convertir a vascos y catalanes en los privilegiados de España, rompiendo la solidaridad y la igualdad territorial, dos principios constitucionales constantemente violados por la derecha y la izquierda, en reforzar la impunidad de los políticos, en ignorar la voluntad del pueblo y en otras muchas cosas.
La foto que escandaliza y que ilustra hoy este artículo no es otra cosa que la plasmación de la podredumbre de la política española, un festival de partidos y de privilegiados que se reparten entre ellos el poder y los recursos, dejando a un lado la Constitución, el bien común, la ciudadanía y la patria.
Francisco Rubiales
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