Cuando el socialismo y el comunismo sean derrotados en Andalucía, el gobierno de Sánchez sentirá como sus carnes ya apestan a podredumbre y derrota y los españoles se convencerán no sólo de que el sanchismo es fácil de expulsar del poder, sino de que la regeneración y el resurgimiento de la postrada España, maltratada por la izquierda, son necesarios y posibles.
La derrota del sanchismo no está siendo obra sólo de la oposición, representada por el PP, por VOX y el agonizante Ciudadanos, sino que también participa, de manera decisiva, la ciudadanía democrática y libre, que resiste a la depravación del sanchismo y que está golpeando al gobierno desde las redes sociales y la sociedad civil.
La derrota de Sánchez adquiere cada día más la forma de un movimiento más cultural y ético que político y un proceso de regeneración que quiere escapar de la injusticia y podredumbre que el sanchismo ha impuesto desde el poder.
Sánchez dejará una herencia tan calamitosa que su nombre será repudiado por las futuras generaciones. La izquierda quedará mal herida, la economía devastada, la ética y los valores masacrados y España hecha trizas y sin prestigio ni peso en el mundo.
Ya hay miles de ciudadanos que se preparan para exigir que después de que salga del poder, Sánchez sea declarado persona no grata y se le priven de los privilegios destinados a los ex presidentes de gobierno, que él no merece, y que en su lugar comparezca ante la sociedad y la Justicia para rendir cuenta de su desmanes, abusos y daños a la nación.
Los españoles que resisten y combaten la maldad sanchista saben que con la derrota del líder socialista serán derrotados también los peores enemigos de España, reunidos en su entorno, entre los que figuran los etarras de BILDU, los comunistas de Podemos, los golpistas del nacionalismo catalán y los mercenarios vascos del PNV, dispuestos siempre a venderse a cambio de poder, dinero y privilegios.
Esas tribus llenas de odio a España merecen ser expulsadas del poder que Sánchez les ha otorgado incorporándolas al corazón del Estado y convierten la lucha de los demócratas contra ellos en una cruzada decente y regeneradora.
Sánchez y sus acólitos han destrozado la economía, el prestigio, la ética y los grande valores y esperanzas que hacían de España una nación con futuro. Tras su paso por el poder, la reconstrucción se convertirá en el primer objetivo de la España decente y sana.
La gran duda en este proceso libertador de España es que el Partido Popular, el destinado a sustituir al sanchismo e en el poder, no constituye una esperanza sólida porque, infectado también de corrupción, abuso de poder y otras taras, parece incapaz de pilotar el resurgimiento de España.
Francisco Rubiales
La derrota del sanchismo no está siendo obra sólo de la oposición, representada por el PP, por VOX y el agonizante Ciudadanos, sino que también participa, de manera decisiva, la ciudadanía democrática y libre, que resiste a la depravación del sanchismo y que está golpeando al gobierno desde las redes sociales y la sociedad civil.
La derrota de Sánchez adquiere cada día más la forma de un movimiento más cultural y ético que político y un proceso de regeneración que quiere escapar de la injusticia y podredumbre que el sanchismo ha impuesto desde el poder.
Sánchez dejará una herencia tan calamitosa que su nombre será repudiado por las futuras generaciones. La izquierda quedará mal herida, la economía devastada, la ética y los valores masacrados y España hecha trizas y sin prestigio ni peso en el mundo.
Ya hay miles de ciudadanos que se preparan para exigir que después de que salga del poder, Sánchez sea declarado persona no grata y se le priven de los privilegios destinados a los ex presidentes de gobierno, que él no merece, y que en su lugar comparezca ante la sociedad y la Justicia para rendir cuenta de su desmanes, abusos y daños a la nación.
Los españoles que resisten y combaten la maldad sanchista saben que con la derrota del líder socialista serán derrotados también los peores enemigos de España, reunidos en su entorno, entre los que figuran los etarras de BILDU, los comunistas de Podemos, los golpistas del nacionalismo catalán y los mercenarios vascos del PNV, dispuestos siempre a venderse a cambio de poder, dinero y privilegios.
Esas tribus llenas de odio a España merecen ser expulsadas del poder que Sánchez les ha otorgado incorporándolas al corazón del Estado y convierten la lucha de los demócratas contra ellos en una cruzada decente y regeneradora.
Sánchez y sus acólitos han destrozado la economía, el prestigio, la ética y los grande valores y esperanzas que hacían de España una nación con futuro. Tras su paso por el poder, la reconstrucción se convertirá en el primer objetivo de la España decente y sana.
La gran duda en este proceso libertador de España es que el Partido Popular, el destinado a sustituir al sanchismo e en el poder, no constituye una esperanza sólida porque, infectado también de corrupción, abuso de poder y otras taras, parece incapaz de pilotar el resurgimiento de España.
Francisco Rubiales
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