No ha existido en la España moderna, desde la muerte de Franco, un gobierno más rechazado y cuestionado que el de Pedro Sánchez, ni ningún otro que haya maltratado con tanta intensidad a los españoles, un pueblo que parece haber comprendido por fin que el sadismo y el maltrato que proporciona el sanchismo son intolerables en una democracia y merecedores de derrota y expulsión.
Ahora, después de haber sufrido una dura derrota electoral en Madrid, los sanchistas, que se han apoderado del PSOE hasta transformarlo en un partido maltratador, en lugar de corregir el rumbo, se disponen a causar todavía más sobresaltos y daños: un indulto impopular, peajes forzosos en las carreteras, brutal asalto fiscal, reajuste de las pensiones y otras maldades, mientras ellos, hinchados de arrogancia, son incapaces de renunciar a ninguno de sus abundantes derroches y privilegios.
La salida del gobierno de Pablo Iglesias, vicepresidente que servía de parapeto y escudo a Pedro Sánchez concentrando en su persona el rechazo y la ira popular, ha dejado al presidente al descubierto y desnudo ante los ciudadanos, demostrándose que era él y no Pablo Iglesias el principal impulsor del maltrato y del acoso a España.
El pueblo, por fin, parece haber decidido, de manera mayoritaria, decir "hasta aquí hemos llegado" y ya se prepara para desalojarlos del poder, derrotándolos sin piedad cada vez que se abran las urnas.
Eso es al menos lo que indican las últimas encuestas, que reflejan claramente un retroceso del voto socialista y de la izquierda en general, mientras un PP que parecía asfixiado después del nefasto gobierno de Mariano Rajoy, se rehace y recupera millones de votos, situándose ya como primera fuerza política del país, capaz de alcanzar una mayoría suficiente para gobernar, si consiguiera el apoyo del VOX, partido con el que, de manera estúpida y suicida, mantiene un disputa cada día más intensa.
En España se están produciendo fenómenos políticos que anticipan tendencias y que marcan, de algún modo, el futuro de la política mundial. Uno de ellos es la sustitución del viejo socialismo socialdemócrata por un estilo cruel, depredador y dañino para su nación, que en España se llama "sanchismo", pero que consiste en un serio deslizamiento del socialismo democrático hacia el totalitarismo comunista, que se dedica a destruir la riqueza existente, a aniquilar a las clases medias y a controlar el flujo mediático, a priorizar la propaganda y la mentira y a construir sobre las cenizas de la democracia un sistema distinto e injusto que castiga y escandaliza al pueblo.
El gran misterio es saber donde terminará este proceso sanchista, cuya ruta, enfrentada a la ciudadanía, parece conducir a su suicidio y derrota en las urnas, salvo que la maldad y el maltrato se acentúen hasta el punto de impedir la alternancia y forzar la permanencia de los maltratadores en el poder.
Francisco Rubiales
Ahora, después de haber sufrido una dura derrota electoral en Madrid, los sanchistas, que se han apoderado del PSOE hasta transformarlo en un partido maltratador, en lugar de corregir el rumbo, se disponen a causar todavía más sobresaltos y daños: un indulto impopular, peajes forzosos en las carreteras, brutal asalto fiscal, reajuste de las pensiones y otras maldades, mientras ellos, hinchados de arrogancia, son incapaces de renunciar a ninguno de sus abundantes derroches y privilegios.
La salida del gobierno de Pablo Iglesias, vicepresidente que servía de parapeto y escudo a Pedro Sánchez concentrando en su persona el rechazo y la ira popular, ha dejado al presidente al descubierto y desnudo ante los ciudadanos, demostrándose que era él y no Pablo Iglesias el principal impulsor del maltrato y del acoso a España.
El pueblo, por fin, parece haber decidido, de manera mayoritaria, decir "hasta aquí hemos llegado" y ya se prepara para desalojarlos del poder, derrotándolos sin piedad cada vez que se abran las urnas.
Eso es al menos lo que indican las últimas encuestas, que reflejan claramente un retroceso del voto socialista y de la izquierda en general, mientras un PP que parecía asfixiado después del nefasto gobierno de Mariano Rajoy, se rehace y recupera millones de votos, situándose ya como primera fuerza política del país, capaz de alcanzar una mayoría suficiente para gobernar, si consiguiera el apoyo del VOX, partido con el que, de manera estúpida y suicida, mantiene un disputa cada día más intensa.
En España se están produciendo fenómenos políticos que anticipan tendencias y que marcan, de algún modo, el futuro de la política mundial. Uno de ellos es la sustitución del viejo socialismo socialdemócrata por un estilo cruel, depredador y dañino para su nación, que en España se llama "sanchismo", pero que consiste en un serio deslizamiento del socialismo democrático hacia el totalitarismo comunista, que se dedica a destruir la riqueza existente, a aniquilar a las clases medias y a controlar el flujo mediático, a priorizar la propaganda y la mentira y a construir sobre las cenizas de la democracia un sistema distinto e injusto que castiga y escandaliza al pueblo.
El gran misterio es saber donde terminará este proceso sanchista, cuya ruta, enfrentada a la ciudadanía, parece conducir a su suicidio y derrota en las urnas, salvo que la maldad y el maltrato se acentúen hasta el punto de impedir la alternancia y forzar la permanencia de los maltratadores en el poder.
Francisco Rubiales
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