En España, los políticos necesitan a los medios para engañar a los ciudadanos, mantener su desproporcionado poder y conservar sus inmerecidos privilegios. Los medios, por su parte, obtienen de los políticos el dinero que les permite tener balances positivos y muchos favores inconfesables. Unos y otros se han confabulado para incrementar su poder y esa alianza está destrozando a España y convirtiendo su democracia en un basurero.
Ese pacto es inmoral, antidemocrático, nocivo para la democracia y altamente pernicioso para los ciudadanos, a los que les cierran las puertas de la información veraz, a la que tienen derecho en democracia. Dicen que la prensa es el soporte de la democracia, pero eso sólo es cierto si la prensa es libre porque si la prensa está sometida y confabulada con el poder sirve de soporte a la tiranía y al abuso.
Esos medios sometidos ocultan las grandes verdades y dramas que están destrozando a España, como que la democracia no existe, que la corrupción no se está atajando, que el sistema autonómico nos conduce a la ruina y a la ruptura de la nación, que los privilegios de los políticos son abusivos e indecentes, que la financiación de los partidos con el dinero de los impuestos es un abuso inmoral, que el endeudamiento nos coloca en la quiebra técnica, que los impuestos vigentes son insoportables, que el tamaño del Estado es monstruoso y que sobran más de 300.000 políticos a sueldo...
Los ciudadanos decentes y demócratas se defienden como pueden de la conspiración mediática, sobre todo acudiendo a Internet para informarse y boicoteando a los medios mendaces y mentirosos.
En todo el mundo hay tensiones y dramas entre la prensa y los grandes poderes, pero en España se ha fraguado la alianza más perversa entre políticos y medios, todo un contubernio nocivo que lo pudre todo y encubre todo tipo de abusos y suciedades. Los partidos políticos españoles, conscientes de que si los ciudadanos llegarán a conocer los grandes secretos del sistema los correrían a gorrazos, se han dedicado a cazar medios de comunicación con la misma sala con la que los furtivos cazan elefantes en la sabana africana. En ambos casos para el
mismo fin: despojar a sus presas de los colmillos.
Con sus colmillos intactos, los medios de comunicación son garantía de crítica, verdad, democracia y libertad, pero sin colmillos, el planeta mediático se convierte en el soporte óptimo del engaño, la opresión y la tiranía.
Hace un año, en 2018, la editorial Tecnos publicó mi libro “Hienas y Buitres”, un análisis muy completo de las “pervertidas relaciones entre periodismo y poder”. Ese libro pretende demostrar, desde múltiples ángulos, que si los poderes político y mediático se unen en un contubernio de intereses, salta por los aires todo, desde la democracia a la libertad y los derechos fundamentales, sin olvidar la limpieza, la convivencia, la paz, las conquistas históricas del ser humano y hasta la civilización.
En la contraportada de ese libro dice el autor: “En España, aunque muchos resisten de manera heroica, el divorcio entre periodistas y verdad es ya tan duro como el de los políticos con la ética. Hace tres décadas, políticos y periodistas gozaban de un prestigio social envidiable y eran los héroes de la naciente democracia, pero hoy son los profesionales más repudiados por el grueso de la ciudadanía. Unos y otros necesitan regenerarse.”
Francisco Rubiales
Ese pacto es inmoral, antidemocrático, nocivo para la democracia y altamente pernicioso para los ciudadanos, a los que les cierran las puertas de la información veraz, a la que tienen derecho en democracia. Dicen que la prensa es el soporte de la democracia, pero eso sólo es cierto si la prensa es libre porque si la prensa está sometida y confabulada con el poder sirve de soporte a la tiranía y al abuso.
Esos medios sometidos ocultan las grandes verdades y dramas que están destrozando a España, como que la democracia no existe, que la corrupción no se está atajando, que el sistema autonómico nos conduce a la ruina y a la ruptura de la nación, que los privilegios de los políticos son abusivos e indecentes, que la financiación de los partidos con el dinero de los impuestos es un abuso inmoral, que el endeudamiento nos coloca en la quiebra técnica, que los impuestos vigentes son insoportables, que el tamaño del Estado es monstruoso y que sobran más de 300.000 políticos a sueldo...
Los ciudadanos decentes y demócratas se defienden como pueden de la conspiración mediática, sobre todo acudiendo a Internet para informarse y boicoteando a los medios mendaces y mentirosos.
En todo el mundo hay tensiones y dramas entre la prensa y los grandes poderes, pero en España se ha fraguado la alianza más perversa entre políticos y medios, todo un contubernio nocivo que lo pudre todo y encubre todo tipo de abusos y suciedades. Los partidos políticos españoles, conscientes de que si los ciudadanos llegarán a conocer los grandes secretos del sistema los correrían a gorrazos, se han dedicado a cazar medios de comunicación con la misma sala con la que los furtivos cazan elefantes en la sabana africana. En ambos casos para el
mismo fin: despojar a sus presas de los colmillos.
Con sus colmillos intactos, los medios de comunicación son garantía de crítica, verdad, democracia y libertad, pero sin colmillos, el planeta mediático se convierte en el soporte óptimo del engaño, la opresión y la tiranía.
Hace un año, en 2018, la editorial Tecnos publicó mi libro “Hienas y Buitres”, un análisis muy completo de las “pervertidas relaciones entre periodismo y poder”. Ese libro pretende demostrar, desde múltiples ángulos, que si los poderes político y mediático se unen en un contubernio de intereses, salta por los aires todo, desde la democracia a la libertad y los derechos fundamentales, sin olvidar la limpieza, la convivencia, la paz, las conquistas históricas del ser humano y hasta la civilización.
En la contraportada de ese libro dice el autor: “En España, aunque muchos resisten de manera heroica, el divorcio entre periodistas y verdad es ya tan duro como el de los políticos con la ética. Hace tres décadas, políticos y periodistas gozaban de un prestigio social envidiable y eran los héroes de la naciente democracia, pero hoy son los profesionales más repudiados por el grueso de la ciudadanía. Unos y otros necesitan regenerarse.”
Francisco Rubiales
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