En España, un país golpeado por la crisis en el que la decepción política, la desconfianza en el poder, el desempleo y el avance de la pobreza han inundado de pesimismo la vida, es casi imposible percibir una realidad fascinante: que "el mundo está mejor que nunca" y que a cientos de millones de pobres les está llegando ahora el dinero y el progreso.
Se lo escuché decir a Juan María Nin Génova, director general de La Caixa, en una conferencia que pronunció hace días en Sevilla, en la que sorprendió a la selecta audiencia de empresarios, profesionales y periodistas con una visión positiva y optimista del mundo actual, aunque reconoció que en España hay problemas, pero ninguno de ellos insuperable.
Defendió la idea de que el mundo actual está mejor que nunca y que el crecimiento de países como China, la India, Brasil, México y otros muchos, entre ellos los que antes eran muy pobres en América Latina, Asia y África es un dato lleno de esperanza, que contribuye a que el mundo sea más justo y equilibrado.
Lo que ocurre -explicó- es que esa bonanza ahora no nos toca a nosotros, pero ya nos tocó antes y nos situó en posiciones de prosperidad verdaderamente envidiables.
Afirmó que todos los problemas de España se superarán con las medidas adecuadas, incluyendo el endeudamiento privado y público, este último creciendo demasiado deprisa, pero admitió que el verdadero drama español es el paro, un problema difícil que hay que combatir con todas las fuerzas.
Pero Nin resaltó que a miles de millones de personas que antes les iba mal, ahora les va bien y que ese crecimiento de los emergentes genera unas oportunidades en la economía mundial que España puede y debe aprovechar. De hecho -explicó- las empresas españolas que afrontaron la internacionalización y que hoy tienen presencia en otros mercados están viviendo tiempos óptimos.
Se lo escuché decir a Juan María Nin Génova, director general de La Caixa, en una conferencia que pronunció hace días en Sevilla, en la que sorprendió a la selecta audiencia de empresarios, profesionales y periodistas con una visión positiva y optimista del mundo actual, aunque reconoció que en España hay problemas, pero ninguno de ellos insuperable.
Defendió la idea de que el mundo actual está mejor que nunca y que el crecimiento de países como China, la India, Brasil, México y otros muchos, entre ellos los que antes eran muy pobres en América Latina, Asia y África es un dato lleno de esperanza, que contribuye a que el mundo sea más justo y equilibrado.
Lo que ocurre -explicó- es que esa bonanza ahora no nos toca a nosotros, pero ya nos tocó antes y nos situó en posiciones de prosperidad verdaderamente envidiables.
Afirmó que todos los problemas de España se superarán con las medidas adecuadas, incluyendo el endeudamiento privado y público, este último creciendo demasiado deprisa, pero admitió que el verdadero drama español es el paro, un problema difícil que hay que combatir con todas las fuerzas.
Pero Nin resaltó que a miles de millones de personas que antes les iba mal, ahora les va bien y que ese crecimiento de los emergentes genera unas oportunidades en la economía mundial que España puede y debe aprovechar. De hecho -explicó- las empresas españolas que afrontaron la internacionalización y que hoy tienen presencia en otros mercados están viviendo tiempos óptimos.
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