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El socialismo se muere porque le tiene pánico a la libertad


Nota

El socialismo se hunde en todo el mundo no tanto por su corrupción alarmante y su abuso de poder, sino por el miedo que siente a la libertad y su odio a los ciudadanos libres y capaces de pensar y discernir.

El odio a la libertad será la tumba del socialismo, un sistema en declive, desprestigiado y masivamente rechazado, que probablemente desaparecerá en el siglo XXI.

El socialismo es el gran culpable de la caída mundial de los valores, de la decadencia del mundo occidental y de la creciente debilidad de Europa, donde grandes naciones como Alemania, Francia, Inglaterra, España y otras están siendo destrozadas por la invasión musulmana, propiciada por el buenismo y la falsa tolerancia socialista.
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El socialismo se muere porque le tiene pánico a la libertad
La izquierda tiene cada día más miedo a la libertad y por eso no cesa de regular y prohibir. Le teme a Internet y, si pudiera, lo cerraría, sólo porque no lo controla. Teme también al debate, a la cultura universal y abierta, a la verdad y a la libre competencia, pero a lo que más teme es al individuo libre y pensante. Le tiene tanto pánico que procura destruir la individualidad y lucha siempre por agrupar y encuadrar a la gente en grupos. Por eso se sienten tan a gusto en los partidos políticos. Nunca hablan de "ciudadanos", sino de "ciudadanía" y siempre pugnan por transformar la democracia en partitocracia, donde el predominio es de los partidos políticos, nunca del ciudadano.

Dirigen su política a "las mujeres" a "los gays", a "los pobres", a "los trabajadores", pero fracasan estrepitosamente cuando analizamos sus efectos sobre la mujer, que sigue marginada y minusvalorada, el homosexual, que sigue con sus derechos en crisis, el pobre, cada día más desgraciado y hundido, el trabajador, que suele estar en paro y viviendo sin dignidad, de la caridad y los subsidios.

Prefieren el orden a la libertad y odian todo lo que surge espontáneo del espíritu humano. La izquierda teme a la libertad de mercados, al contraste de las ideas y a la polémica y prefiere siempre mandar y dictar antes que discutir. Del miedo a la libertad de la izquierda nace su obsesión por controlar los medios de comunicación, por dominar a los periodistas y por comprar a intelectuales y prescriptores. Se siente más a gusto con las consignas y la propaganda que con el libre juego de la verdad. Aunque no ha tenido más remedio que adaptarse a la democracia, en realidad la considera un odioso invento burgués y liberal. Cuando puede, la persigue, la manipula, la adultera y la prostituye. Por eso, donde hay un gobierno de izquierdas suele oler a tiranía, aunque ellos mismos se avergüencen de sus aires autoritarios y procuren disimular el hedor a dictadura con mil trucos y engaños.

Rechazan la libertad, niegan a los padres el derecho a escoger el idioma de escolarización de sus hijos e intentan que el Estado (que ellos controlan) sustituya a la familia como transmisor de valores y principios morales. Su mayor sueño es crear una religión del Estado que sustituya al cristianismo, una fe que desprecian porque apuesta por la libertad y antepone el valor del individuo al del grupo.

Cuando pueden, hacen todo lo posible para que los ciudadanos lean los periódicos que ellos controlan y vean los canales de televisión que propagan sus doctrinas. Incluso se atreven a prohibir que hablen un determinado idioma y obligan a sus gobernados a hablar la lengua de los nacionalistas que les venden sus votos.

Tienen alergia aguda a la libertad y su pecado más inconfesable es que anteponen el poder a todo lo demás, incluso a las grandes ideas, principios y valores. Se han desprendido de la ideología porque era un obstáculo para el poder. La prueba está en que, para conquistar y mantener el poder, han sido capaces de pactar con partidos teóricamente situados en las antípodas, ideológicamente incompatibles, como ha ocurrido con los pactos del PSOE con antiguos etarras y con el nacionalismo separatista, excluyente y extremo del País Vasco, Cataluña y Galicia.

Las investigaciones sociológicas demuestran que la izquierda obtiene más votos en los ámbitos más analfabetos, donde hay menor consumo de prensa y de Internet, donde hay menos universitarios y menor desarrollo. En las ciudades, sus bolsas de votantes más fieles se concentran en los barrios más pobres y lumperizados, donde el subsidio es más apreciado que el trabajo y donde la cultura genera desprecio.

La última gran derrota de la izquierda es la pérdida de los obreros y empleados, que antes eran su gran fuerza electoral y ahora votan a la derecha y a la extrema derecha.

El miedo a la libertad transporta la semilla de la derrota de la izquierda, ya visible en Europa, donde los partidos de izquierda han demostrado su incapacidad de renovar sus ideas y de adaptarse a los nuevos tiempos y a las nuevas tecnologías.

La izquierda, presa de profundas contradicciones como su odio a la libertad y a la democracia, está casi ausente de Internet y del debate libre. Está perdiendo clamorosamente la batalla del relato.

Cuando asume el poder, utiliza la mentira, la manipulación y el engaño para gobernar y prefiere la propaganda a la verdad, las consignas a los argumentos y la coacción al convencimiento. Los dos principales rasgos de la izquierda, cuando administra el poder en democracia, son su tendencia a legislar y gobernar en contra de la opinión pública y la marginación del ciudadano, al que sólo tiene en cuenta cuando se abren las urnas y necesita su voto.

En manos de gente como Sánchez, cuyo autoritarismo inmoral y depredador se huele a leguas de distancia, la verdadera izquierda que creía en la democracia es un cadáver.

El gran drama de España es que la derecha, aunque afirme lo contrario, tampoco ama la libertad, ni se siente identificada con las raíces liberales. Teme al individuo, se siente insegura en el debate y rehúye al ciudadano, al que también margina de la política, lo que la convierte, en muchos aspectos, en un triste "clon" de la izquierda.

Francisco Rubiales

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Sábado, 21 de Septiembre 2024
Artículo leído 207 veces




Comentarios:

1.Publicado por mentalmente el 21/09/2024 07:44
Buenas a todos,

Los pobres que votan socialismo lo hacen por la misma razón que hay pobres que son adictos drogas, a pesar de que las drogas son caras, y le perjudican en sus posibilidades de progresar.

El socialismo sale muy caro, como las drogas, con la inflacción el socialismo le van quitando el dinero al pobre, incluso el de las limosnas, impide el progreso, pero al consumidor le produce una sensación temporal de satisfacción, pues momentáneamente se olvida de su situación mientras vota al que le dice que le está ayudando, le va a solucionar sus problemas y que le va a regalar cosas.

El pobre adicto se satisface al ver que tiene más billetes, pero sin pensar en que valen menos de lo que valían antes, y que está perdiendo dinero. Al adicto le satisface una sensación temporal, aunque sea ilusoria de que sus problemas no existen.

Un saludo

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Este blog no es una plataforma de promoción del Voto en Blanco, sino un medio de castigo al mal gobierno y a la política antidemocrática que utiliza el termino “Voto en Blanco” por lo que conlleva de protesta y castigo al poder inicuo.

El voto en blanco es una bofetada democrática a los poderes políticos ineptos y expresa la protesta ciudadana en las urnas cuando padece gobiernos insoportables, injustos y corruptos. Es un gesto democrático de rechazo a los políticos, partidos y programas, no al sistema. Conscientes del riesgo que representaría un voto en blanco masivo, los gestores de las actuales democracias no lo valoran, ni lo contabilizan, ni le otorgan plasmación alguna en las estructuras del poder. El voto en blanco es una censura casi inútil que sólo podemos realizar en las escasas ocasiones que se abren las urnas. Esta bitácora abraza dos objetivos principales: Valorar el peso del voto en blanco en las democracias avanzadas y permitir a los ciudadanos libres ejercer el derecho a la bofetada democrática de manera permanente, a través de la difusión de información, opinión y análisis.




HIENAS Y BUITRES. PERIODISMO Y RELACIONES PERVERTIDAS CON EL PODER


Hienas y buitres es un libro escrito para despertar y movilizar las conciencias dormidas e intoxicadas desde el poder. Leerlo representa un vuelo rasante por encima de los secretos de la comunicación moderna y de los recursos y trucos que utiliza el poder para ejercer el dominio.
Las relaciones entre políticos y periodistas siempre han sido tormentosas. Son dos poderes decisivos que en las últimas décadas han pretendido dominar el mundo. En ocasiones lo han mejorado, pero otras veces lo han empujado hacia el drama y el fracaso. Políticos y periodistas se aman y se odian, luchan y cooperan, nos empujan hacia el progreso y también nos frenan. Son como las hienas y los buitres, que comen y limpian huesos juntos, pero sin soportarse. Al desentrañar el misterio, aprenderemos también a defendernos de sus fechorías.
Los medios son la única fuerza del siglo XXI que tiene poder para poner y quitar gobiernos y para cambiar los destinos del mundo.
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DEMOCRACIA SEVERA. MÁS ALLÁ DE LA INDIGNACIÓN


Lo que hoy llamamos "democracia" es un triste remedo de lo que fue ese sistema en sus orígenes. Los políticos han aprendido a violarla y la han desnaturalizado y desarmado. "Democracia Severa, mas allá de la indignación" (Tecnos 2015), de Francisco Rubiales Moreno y Juan Jesús Mora Molina, es un libro que denuncia la degradación de la democracia y señala las reformas que el sistema necesita para que sea justo y decente y para que los políticos estén bajo control.
A la democracia le faltan piezas de gran importancia: exigencias éticas, controles a los políticos, que deben ser examinados, psiquica y moralmente, por comisiones independientes, auténtica separación de los poderes y otorgar un papel preponderante a la sociedad civil y al ciudadano, que deben influir y, sobre todo, supervisar la labor de los gobernantes, pudiendo, incluso, destituirlos. La impunidad debe acabar, como también la tolerancia frente a la corrupción y esos cheques en blanco que permiten a los políticos gobernar como les da la gana, ignorando la opinión de los ciudadanos, que son sus jefes y los soberanos del sistema.
Democracia Severa, que ya está en las librerías, aporta lucidez, libertad y solvencia ciudadana. Es una reflexión de denuncia que señala los puntos débiles de nuestro sistema y ayuda a la regeneración y a construir un mundo mejor.
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Las revelaciones de Onakra el escriba de Dios

Este libro, publicado por Francisco Rubiales Moreno, Las Revelaciones de Onakra, el escriba de Dios, no es, como los tres anteriores del mismo autor (Democracia Secuestrada, Políticos, los Nuevos Amos y Periodistas sometidos), un ensayo de pensamiento político, sino una original narración que recoge misteriosas revelaciones sobre la llegada de los primeros ángeles a la Tierra, sus relaciones con las especies vivientes del planeta, el nacimiento de la inteligencia humana y el inicio de esa lucha a muerte entre el bien y el mal que domina la existencia humana, desde el principio hasta el final de los tiempos.
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Periodistas sometidos. Los perros del poder

Periodistas Sometidos. Los perros del poder (Editorial Almuzara, 2009), el último libro publicado por Francisco Rubiales, ha sido acogido con gran interés por políticos, periodistas y ciudadanos interesados en conocer con detalle la profunda crisis del periodismo en España, el sometimiento al poder de miles de periodistas y de redacciones completas, la agonía del periodismo libre, independiente y crítico y la rotura de la vieja alianza entre periodistas y ciudadanos, sin la cual la democracia deja de existir.
Es el tercer y último libro de la trilogía de pensamiento político que comenzó con Democracia Secuestrada (Almuzara 2005) y continuó con Políticos, los nuevos amos (Almuzara 2007).
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Políticos, los nuevos amos

Políticos, los nuevos amos es el nuevo libro de Francisco Rubiales, publicado tras el éxito de Democracia secuestrada.

Como afirma el ex ministro Manuel Pimentel en el Prólogo,"Políticos, los nuevos amos afronta el problema de la degradación del poder con extraordinaria valentía, claridad y profundidad".
Pimentel, que recomienda la lectura del libro a los presidentes, ministros, altos cargos políticos, militantes y a cualquier ciudadano inquieto y preocupado por la democracia, lo define como un libro "duro, libre, alejado de lo políticamente correcto, capaz de provocar reflexiones y golpes de conciencia muy dolorosos".
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Democracia Secuestrada

La rebelión ya ha comenzado. Los ciudadanos quieren regresar del exilio y revitalizar una democracia que está postrada y secuestrada. El ciudadano será de nuevo el protagonista en una democracia auténtica y regenerada. El ser humano está dispuesto a construir a cualquier precio la catedral del futuro. Hay una fuerza desconocida que le impulsa a hacerlo, a pesar de sus cobardías, dudas y fracasos Pero, hasta conseguirlo, tendrá que atravesar desiertos y desfiladeros poblados de peligros y de alimañas dispuestas a defender con sangre y fuego sus privilegios.
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