Pedemos nació como una gran esperanza de cambio, aupada por las clases medias y por la parte más inquieta y decente de España, pero la torpeza de su líder, Pablo Iglesias, posiblemente el político más atolondrado y fracasado de la historia moderna de España, lo ha conducido a la decadencia y al borde del fracaso. Hoy, Podemos, a pesar de su presencia en el gobierno, ha dejado de ser una esperanza y la España nuclear, la de las clases medias amenazadas, la que busca resurgir y regenerarse, lo desprecia porque se ha unido e identificado con el activismo comunista y el desastre bolivariano, que es la versión moderna de la más anticuada, sanguinaria y fracasada de las ideologías.
El bagaje de estupideces y fracasos de Pablo Iglesias es inigualable: perdió los apoyos iniciales de los profesionales y de las clases medias, convirtió el carácter asambleario y horizontal del partido en un verticalismo parecido al del comunismo de Stalin y sucumbió a todas las tentaciones estúpidas y suicidas del poder, desde la arrogancia y los deseos visibles de poltronas y cargos, al enriquecimiento veloz e inexplicable, el nepotismo y un largo etcétera que le ha conducido a lo que hoy es, un monigote ridículamente obsesionado con gobernar que genera más pena que respeto.
El fracaso de Albert Rivera es también penoso y contundente, sobre todo para su partido, que de estar a punto de sobrepasar al viejo y corrupto PP ha pasado a languidecer al borde del abismo, con sólo 10 diputados, todo un fracaso insoportable que ha obligado a su fundador, Albert Rivera, a huir de la política, dejando a su partido en manos de Inés Arrimadas, cuyo pensamiento político es muy parecido al del fracasado líder.
Ciudadanos nació conectado también al sentimiento de renovación, regeneración y fortaleza que domina el núcleo de la sociedad española. Su valentía ante el nacionalismo catalán, en sus primeros años de actuación, ganó las simpatías de millones de españoles, que decidieron apoyarlo en la política nacional, quizás para que sustituyera al viejo y frustrante PP, podrido de corrupción, culpable de haber alimentado al nacionalismo y de haberse entregado a la influencia socialdemócrata, eliminando todo rastro de liberalismo y de derecha tradicional en su ideario y conducta política.
Pero la torpeza de sus líderes, que no supieron interpretar el viento de la historia, les ha conducido hasta el fracaso: abandonaron Cataluña y casi se olvidaron de su combate esperanzador contra los canallas nacionalistas, hijos del odio; se posicionaron en un centro que nunca ha existido en España, practicaron la cobarde equidistancia y afirmaron que podían pactar con las derechas y las izquierdas, justo lo que los españoles más odian; finalmente fueron volubles y frívolos en sus criterios, cambiando de opiniones y mereciendo el terrible mote de "veleta naranja", que casi hunde su frágil y bisoño barco, al que los ciudadanos perciben como cobarde y nada merecedor de confianza.
El problema para estos dos partidos es que a pesar del mucho dinero que reciben de un Estado que solo es generoso con los políticos, y de los cientos de asesores y presuntos intelectuales que están a su servicio, no han sabido interpretar los vientos de España y no sólo se han equivocado, sino que también persisten en el error, avanzando de manera suicida hacia el precipicio y la desaparición, Podemos siendo cada día más comunista y Ciudadanos siendo cada día más polivalente y volatil, logrando ese modo que sólo les voten los totalitarios de la izquierda (a Podemos) y los confundidos y fracasados (a Ciudadanos).
El fracaso de estos dos partidos es casi inexplicable y milagroso porque todo estaba preparado para que triunfaran sustituyendo a un PSOE podrido de corrupción y lleno de ladrones y a una derecha llena de corruptos y traiciones.
VOX, que es el otro partido surgido de las entrañas de la frustración y la amargura de la sociedad española, ha aprendido la lección y no ha cometido ni uno sólo de los errores de los dos partidos fracasados. VOX es fuerte, recio, veraz, firme en sus ideas, sin exhibir nunca su apego a los sillones y privilegios, duro como la piedra al hablar de España, capaz de hablar de lo que los demás ocultan, implacable con la chusma nacionalista catalana y vasca, patriota cor orgullo y demostrando dia a dia que es diferente de la jauría de los corruptos que han conducido a España hasta el fracaso actual.
Los viejos partidos desvencijados, asustados ante el empujo de VOX y exhibiendo esa torpeza y abotargamiento mental que les ha llevado hasta donde hoy están, enfrentados a gran parte de la ciudadanía, que sueña con verlos en el cementerio, han reaccionado con cordones sanitarios, estigmatizaciones e infundios, presentándolo como partido de "extrema derecha" cuando sólo es una derecha auténtica que ama a España y habla con una valentía inédita, respetando la Constitución más que socialistas y peperos juntos.
El análisis del fracaso de Podemos y Ciudadanos es un ejercicio didáctico imprescindible para todo el que quiera entender lo que ocurre en España y percibir con claridad el futuro, un futuro cargado de problemas, pero cuyo triunfo final será, con seguridad, de quien sea capaz de mantenerse en la verdad y la solvencia, duro con los canallas e implacable con la jauría de delincuentes que han conseguido dominar la España del presente.
Francisco Rubiales
El bagaje de estupideces y fracasos de Pablo Iglesias es inigualable: perdió los apoyos iniciales de los profesionales y de las clases medias, convirtió el carácter asambleario y horizontal del partido en un verticalismo parecido al del comunismo de Stalin y sucumbió a todas las tentaciones estúpidas y suicidas del poder, desde la arrogancia y los deseos visibles de poltronas y cargos, al enriquecimiento veloz e inexplicable, el nepotismo y un largo etcétera que le ha conducido a lo que hoy es, un monigote ridículamente obsesionado con gobernar que genera más pena que respeto.
El fracaso de Albert Rivera es también penoso y contundente, sobre todo para su partido, que de estar a punto de sobrepasar al viejo y corrupto PP ha pasado a languidecer al borde del abismo, con sólo 10 diputados, todo un fracaso insoportable que ha obligado a su fundador, Albert Rivera, a huir de la política, dejando a su partido en manos de Inés Arrimadas, cuyo pensamiento político es muy parecido al del fracasado líder.
Ciudadanos nació conectado también al sentimiento de renovación, regeneración y fortaleza que domina el núcleo de la sociedad española. Su valentía ante el nacionalismo catalán, en sus primeros años de actuación, ganó las simpatías de millones de españoles, que decidieron apoyarlo en la política nacional, quizás para que sustituyera al viejo y frustrante PP, podrido de corrupción, culpable de haber alimentado al nacionalismo y de haberse entregado a la influencia socialdemócrata, eliminando todo rastro de liberalismo y de derecha tradicional en su ideario y conducta política.
Pero la torpeza de sus líderes, que no supieron interpretar el viento de la historia, les ha conducido hasta el fracaso: abandonaron Cataluña y casi se olvidaron de su combate esperanzador contra los canallas nacionalistas, hijos del odio; se posicionaron en un centro que nunca ha existido en España, practicaron la cobarde equidistancia y afirmaron que podían pactar con las derechas y las izquierdas, justo lo que los españoles más odian; finalmente fueron volubles y frívolos en sus criterios, cambiando de opiniones y mereciendo el terrible mote de "veleta naranja", que casi hunde su frágil y bisoño barco, al que los ciudadanos perciben como cobarde y nada merecedor de confianza.
El problema para estos dos partidos es que a pesar del mucho dinero que reciben de un Estado que solo es generoso con los políticos, y de los cientos de asesores y presuntos intelectuales que están a su servicio, no han sabido interpretar los vientos de España y no sólo se han equivocado, sino que también persisten en el error, avanzando de manera suicida hacia el precipicio y la desaparición, Podemos siendo cada día más comunista y Ciudadanos siendo cada día más polivalente y volatil, logrando ese modo que sólo les voten los totalitarios de la izquierda (a Podemos) y los confundidos y fracasados (a Ciudadanos).
El fracaso de estos dos partidos es casi inexplicable y milagroso porque todo estaba preparado para que triunfaran sustituyendo a un PSOE podrido de corrupción y lleno de ladrones y a una derecha llena de corruptos y traiciones.
VOX, que es el otro partido surgido de las entrañas de la frustración y la amargura de la sociedad española, ha aprendido la lección y no ha cometido ni uno sólo de los errores de los dos partidos fracasados. VOX es fuerte, recio, veraz, firme en sus ideas, sin exhibir nunca su apego a los sillones y privilegios, duro como la piedra al hablar de España, capaz de hablar de lo que los demás ocultan, implacable con la chusma nacionalista catalana y vasca, patriota cor orgullo y demostrando dia a dia que es diferente de la jauría de los corruptos que han conducido a España hasta el fracaso actual.
Los viejos partidos desvencijados, asustados ante el empujo de VOX y exhibiendo esa torpeza y abotargamiento mental que les ha llevado hasta donde hoy están, enfrentados a gran parte de la ciudadanía, que sueña con verlos en el cementerio, han reaccionado con cordones sanitarios, estigmatizaciones e infundios, presentándolo como partido de "extrema derecha" cuando sólo es una derecha auténtica que ama a España y habla con una valentía inédita, respetando la Constitución más que socialistas y peperos juntos.
El análisis del fracaso de Podemos y Ciudadanos es un ejercicio didáctico imprescindible para todo el que quiera entender lo que ocurre en España y percibir con claridad el futuro, un futuro cargado de problemas, pero cuyo triunfo final será, con seguridad, de quien sea capaz de mantenerse en la verdad y la solvencia, duro con los canallas e implacable con la jauría de delincuentes que han conseguido dominar la España del presente.
Francisco Rubiales
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