Es evidente que el cáncer andaluz, con metástasis masiva y mal olor, no se cura con paños calientes ni aspirinas y que la cirugía profunda es imprescindible.
Hay que leer el documento de los 19 puntos para comprender rápidamente que es el programa de demolición que el desvencijado y agrietado régimen andaluz necesita. Pero bastará con leer las primeras lineas para darnos cuenta de que ese tipo de lenguaje, decisión, claridad y osadía son rasgos nuevos e inéditos en una política española que siempre ha optado por la cobardía, la transacción y la falsedad.
Los viejos partidos y los protagonistas de lo viejo, ayudados por los aparatos de propaganda y por los medios, periodistas y voceros a sueldo, dicen que eliminar todo de manera tan radical es una barbaridad, pero no dicen que lo que ha sido una barbaridad es haber creado el régimen de corrupción sistémica que tiene a España postrada.
Nos encontramos ante un callejón sin salida en el que VOX no puede renunciar a ser VOX rebajando sus exigencias y recetas, que son las necesarias, ni los otros dos partidos son capaces de asumir ese programa de cambios profundos, a pesar de que en el interior de sus almas saben que es el único capaz de derribar el "imperio progre" con todas sus maldades, abusos y corrupciones, creado por el PSOE, el PP y los nacionalistas durante cuatro décadas.
¿Que va a ocurrir ahora?
Hay tres posibilidades: La primera es que las exigencias de VOX hagan imposible el nuevo gobierno y la veleta naranja termine pactando con el PSOE, un pacto que impediría, de hecho, el cambio drástico que necesita Andalucía, preludio del que necesita España; la segunda es que el PP y Ciudadanos acepten las exigencias de VOX y nazca un gobierno que pondría patas arriba Andalucía, inaugurando una etapa tumultuosa pero exultante de cambios profundos y verdadero progreso en justicia, eficacia y prosperidad; y la tercera, consistente en que VOX, después de haber presentado sus ideas e intenciones para que su verdadero programa sea conocido, anteponga la importancia del desalojo del socialismo a la integridad de sus exigencias y acepte apoyar el nuevo gobierno a cambio de que la demolición del régimen corrupto se realice de manera más lenta, con medios mecánicos y a martillazos en lugar de utilizando dinamita.
Ojalá la opción elegida fuera la segunda, en la que el PP y Ciudadanos acepten el reto, pero quizás eso sea soñar porque ni el PP ni Ciudadanos tienen bemoles y principios suficientes para asumir tal desafío. La tercera opción, la de la demolición lenta, es también deseable, pero introduce dudas en el terreno de la eficacia porque daría tiempo y margen a los corruptos para que defiendan su imperio podrido y, desde sus madrigueras, impidan la demolición del "antiguo régimen". Sin duda alguna, la primera opción, la de la ruptura del pacto y la permanencia, aunque sea indirecta, del socialismo en el poder andaluz, es la mas indeseable, frustante y nefasta.
La lectura pausada y atenta de los 19 puntos de VOX lleva a dos conclusiones claras: la primera es que las medidas propuestas por VOX son las necesarias y las apropiadas para que el imperio del mal caiga hecho pedazos, y la segunda es que la adopción de esas medidas es difícil y complicado, pero posible y necesario. Uno, mientras lee, piensa que también sería posible un camino más suave y largo para el cambio, pero pronto llega a la conclusión de que ese camino, conociendo al socialismo, corre el riesgo de ser abortado y frenado, desde las madrigueras, por las maniobras y trucos del adversario, debilitado y podrido, pero dueño todavía de influencias y de un aparato de propaganda temibles.
Francisco Rubiales
Hay que leer el documento de los 19 puntos para comprender rápidamente que es el programa de demolición que el desvencijado y agrietado régimen andaluz necesita. Pero bastará con leer las primeras lineas para darnos cuenta de que ese tipo de lenguaje, decisión, claridad y osadía son rasgos nuevos e inéditos en una política española que siempre ha optado por la cobardía, la transacción y la falsedad.
Los viejos partidos y los protagonistas de lo viejo, ayudados por los aparatos de propaganda y por los medios, periodistas y voceros a sueldo, dicen que eliminar todo de manera tan radical es una barbaridad, pero no dicen que lo que ha sido una barbaridad es haber creado el régimen de corrupción sistémica que tiene a España postrada.
Nos encontramos ante un callejón sin salida en el que VOX no puede renunciar a ser VOX rebajando sus exigencias y recetas, que son las necesarias, ni los otros dos partidos son capaces de asumir ese programa de cambios profundos, a pesar de que en el interior de sus almas saben que es el único capaz de derribar el "imperio progre" con todas sus maldades, abusos y corrupciones, creado por el PSOE, el PP y los nacionalistas durante cuatro décadas.
¿Que va a ocurrir ahora?
Hay tres posibilidades: La primera es que las exigencias de VOX hagan imposible el nuevo gobierno y la veleta naranja termine pactando con el PSOE, un pacto que impediría, de hecho, el cambio drástico que necesita Andalucía, preludio del que necesita España; la segunda es que el PP y Ciudadanos acepten las exigencias de VOX y nazca un gobierno que pondría patas arriba Andalucía, inaugurando una etapa tumultuosa pero exultante de cambios profundos y verdadero progreso en justicia, eficacia y prosperidad; y la tercera, consistente en que VOX, después de haber presentado sus ideas e intenciones para que su verdadero programa sea conocido, anteponga la importancia del desalojo del socialismo a la integridad de sus exigencias y acepte apoyar el nuevo gobierno a cambio de que la demolición del régimen corrupto se realice de manera más lenta, con medios mecánicos y a martillazos en lugar de utilizando dinamita.
Ojalá la opción elegida fuera la segunda, en la que el PP y Ciudadanos acepten el reto, pero quizás eso sea soñar porque ni el PP ni Ciudadanos tienen bemoles y principios suficientes para asumir tal desafío. La tercera opción, la de la demolición lenta, es también deseable, pero introduce dudas en el terreno de la eficacia porque daría tiempo y margen a los corruptos para que defiendan su imperio podrido y, desde sus madrigueras, impidan la demolición del "antiguo régimen". Sin duda alguna, la primera opción, la de la ruptura del pacto y la permanencia, aunque sea indirecta, del socialismo en el poder andaluz, es la mas indeseable, frustante y nefasta.
La lectura pausada y atenta de los 19 puntos de VOX lleva a dos conclusiones claras: la primera es que las medidas propuestas por VOX son las necesarias y las apropiadas para que el imperio del mal caiga hecho pedazos, y la segunda es que la adopción de esas medidas es difícil y complicado, pero posible y necesario. Uno, mientras lee, piensa que también sería posible un camino más suave y largo para el cambio, pero pronto llega a la conclusión de que ese camino, conociendo al socialismo, corre el riesgo de ser abortado y frenado, desde las madrigueras, por las maniobras y trucos del adversario, debilitado y podrido, pero dueño todavía de influencias y de un aparato de propaganda temibles.
Francisco Rubiales
Comentarios: