Llamar "despiadado" a Pedro Sánchez no parece exagerado, sino fiel reflejo de su labor al frente del gobierno de España.
Está comprobado que Sánchez antepone sus intereses al bien común, indulta a delincuentes, expande la corrupción, protege a sus familiares manchados por el abuso de poder, llena nuestras calles de delincuentes, apoya a los ladrones de viviendas, asalta la Justicia, coloniza las instituciones y embiste a las libertades.
Además, ha endeudado al país de manera enloquecida, despilfarra, está lleno de codicia, cobra impuestos desproporcionados e injustos y miente como un bellaco con más de 600 mentiras detectadas por la hemeroteca en los últimos años.
Para colmo, se ha aliado con lo peor de España, premia a los malvados, beneficia a las comunidades más desleales en perjuicio de las más leales y cumplidoras, se rodea de personas sin honor ni decencia y, como afirma The Economist, «se aferra al cargo a costa de la democracia española» y «gobierna a placer de los nacionalistas radicales catalanes y vascos».
Sobre la oposición del PP, la revista británica también es dura y la califica de «ineficaz y dividida» y sostiene que su inoperancia y torpeza son los mejores activos del sanchismo.
Como ejemplo visible de la bajeza de Sánchez, The Economist afirma que el antiguo terrorista Otegi amordaza a Sánchez y exhibe su influencia en el Gobierno al forzarle a saltarse más líneas rojas.
El medio británico advierte que las "tácticas" de Pedro Sánchez están teniendo "un alto coste para la democracia" y da a entender que conducen a España hacia la ruina y el fracaso.
La gran pregunta es si Pedro Sánchez es o no tan "despiadado" e inmoral como le califican. Ser despìadado significa ser cruel, injusto, desalmado y carecer de piedad, atributos brutales que quizás sean los peores para un ser humano. "Despiadados" son los asesinos en serie y los grandes tiranos de este mundo, del nivel de Hitler, Stalin, Pol Pot, Mao y Maduro. Es cierto que todavía no se le conocen al dirigente español crímenes, pero sí océanos de injusticias y estragos a los españoles y a España, la nación que ha tenido la mala suerte de tenerlo como jefe de gobierno.
Ha indultado a delincuentes, ha roto la igualdad entre regiones y ciudadanos que consagraba la Constitución, sólo porque él necesita los votos de los más canallas y antiespañoles. Ha eliminado leyes que castigaban la rebelión, el golpe de Estado y la corrupción, sólo para beneficiar a sus aliados delincuentes y llenos de odio a España, ha llenado de vicio y bajeza a su partido, el PSOE, al que ha despojado de toda ideología y grandeza, y es capaz de cerrar los ojos y oídos para no ver como millones de españoles le rechazan y abuchean por las calles.
Viaja en costosos aviones del Estado y cuando se mueve por carretera lo hace rodeado de caravanas de coches y guardaespaldas, con más protección y boato que el presidente de Estados Unidos.
Muchos le califican de "inhumano", palabra que también es sinónimo de "despiadado" por sus mentiras, engaños y medidas contrarias a la justicia y al bien común.
Entre sus "fechorías" antidemocráticas y contrarias al bien común destacan su asalto a la Justicia y haber colocado a sus amigos al frente de instituciones de gran peso, que necesitan ser independientes, como el Tribunal Constitucional, el Banco de España, la Fiscalía General y otras muchas.
Sinceramente, su labor de gobierno es repugnante y despiadada para cualquier persona decente y demócrata.
Francisco Rubiales
Está comprobado que Sánchez antepone sus intereses al bien común, indulta a delincuentes, expande la corrupción, protege a sus familiares manchados por el abuso de poder, llena nuestras calles de delincuentes, apoya a los ladrones de viviendas, asalta la Justicia, coloniza las instituciones y embiste a las libertades.
Además, ha endeudado al país de manera enloquecida, despilfarra, está lleno de codicia, cobra impuestos desproporcionados e injustos y miente como un bellaco con más de 600 mentiras detectadas por la hemeroteca en los últimos años.
Para colmo, se ha aliado con lo peor de España, premia a los malvados, beneficia a las comunidades más desleales en perjuicio de las más leales y cumplidoras, se rodea de personas sin honor ni decencia y, como afirma The Economist, «se aferra al cargo a costa de la democracia española» y «gobierna a placer de los nacionalistas radicales catalanes y vascos».
Sobre la oposición del PP, la revista británica también es dura y la califica de «ineficaz y dividida» y sostiene que su inoperancia y torpeza son los mejores activos del sanchismo.
Como ejemplo visible de la bajeza de Sánchez, The Economist afirma que el antiguo terrorista Otegi amordaza a Sánchez y exhibe su influencia en el Gobierno al forzarle a saltarse más líneas rojas.
El medio británico advierte que las "tácticas" de Pedro Sánchez están teniendo "un alto coste para la democracia" y da a entender que conducen a España hacia la ruina y el fracaso.
La gran pregunta es si Pedro Sánchez es o no tan "despiadado" e inmoral como le califican. Ser despìadado significa ser cruel, injusto, desalmado y carecer de piedad, atributos brutales que quizás sean los peores para un ser humano. "Despiadados" son los asesinos en serie y los grandes tiranos de este mundo, del nivel de Hitler, Stalin, Pol Pot, Mao y Maduro. Es cierto que todavía no se le conocen al dirigente español crímenes, pero sí océanos de injusticias y estragos a los españoles y a España, la nación que ha tenido la mala suerte de tenerlo como jefe de gobierno.
Ha indultado a delincuentes, ha roto la igualdad entre regiones y ciudadanos que consagraba la Constitución, sólo porque él necesita los votos de los más canallas y antiespañoles. Ha eliminado leyes que castigaban la rebelión, el golpe de Estado y la corrupción, sólo para beneficiar a sus aliados delincuentes y llenos de odio a España, ha llenado de vicio y bajeza a su partido, el PSOE, al que ha despojado de toda ideología y grandeza, y es capaz de cerrar los ojos y oídos para no ver como millones de españoles le rechazan y abuchean por las calles.
Viaja en costosos aviones del Estado y cuando se mueve por carretera lo hace rodeado de caravanas de coches y guardaespaldas, con más protección y boato que el presidente de Estados Unidos.
Muchos le califican de "inhumano", palabra que también es sinónimo de "despiadado" por sus mentiras, engaños y medidas contrarias a la justicia y al bien común.
Entre sus "fechorías" antidemocráticas y contrarias al bien común destacan su asalto a la Justicia y haber colocado a sus amigos al frente de instituciones de gran peso, que necesitan ser independientes, como el Tribunal Constitucional, el Banco de España, la Fiscalía General y otras muchas.
Sinceramente, su labor de gobierno es repugnante y despiadada para cualquier persona decente y demócrata.
Francisco Rubiales
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