Hace pocos días me preguntaron en una entrevista radiofónica por qué razón el gobierno de Pedro Sánchez mantenía una alianza de hierro con la parte más indeseable, desleal y sucia de España, ese grupo que le sostiene en la Moncloa, integrado por comunistas, amigos de ETA, independentistas vascos y golpistas catalanes llenos de espíritu nazi. Les dije que acusar de ambición desmedida a Sánchez no es suficiente explicación porque la clave es otra: el PSOE está profundamente infiltrado por marxista-leninistas y gente con mentalidad comunista, que sólo cree en el poder del Estado, que desprecia al ciudadano y que sueña, de manera psicopática, con el poder. Esa parte "comunista" del PSOE es la que sostiene a Sanchez, le apoya y le vota a pesar de que esté aliado con la peor podredumbre antiespañola y antidemocrática.
De ese modo, escondido detrás de camuflajes redentores y falsamente democráticos, el comunismo ha triunfado en Venezuela y Nicaragua y lo ha intentado también en Ecuador, Brasil y otros países. La misma Revolución Cubana, capitaneada por Fidel Castro, derrotó a Batista y ganó la guerra civil escondiendo su comunismo, que abrazó después, cuando tomo el poder, que mantuvo a sangre y fuego, acabando con cualquier rasgo democrático en la isla del Caribe.
El sueño del comunismo internacional, que no ha sido condenado mundialmente a pesar de que sus crímenes son muchos más y mayores que los del nazismo, es conquistar un país en Europa y poner un pie en el mundo desarrollado, con tradiciones democráticas firmes. El único camino para lograr el asalto al poder es travestido de falsa democracia, de justicia y de una igualdad que en el fondo de su alma repudia y desprecia.
España, donde el comunismo, de manera inexplicable, está en el poder, ante la sorpresa de Europa, goza de buena imagen y es votado por millones de ciudadanos, es la presa más deseada y, según dicen en sus centros estratégicos, más fácil de conquistar en estos momentos. Esa "campaña" comunista en España, con focos en Podemos, Izquierda Unida y el PSOE, que coquetea con los nacionalistas y los independentistas para la toma del poder, es la que explica intelectualmente el actual gobierno de Pedro Sánchez.
El viejo comunismo, desacreditado porque su propio pueblo lo expulsó del poder, se disfraza para penetrar en nuestras vidas y lo hace travestido de partidos de izquierda populista, socialdemocracia, falso progresismo, feminismo radical, ecologismo, multiculturalismo, calentamiento global, cambio climático y ONGs que proclaman el “welcome refugiados” y llenan el país de inmigrantes ilegales, todo para esconder su totalitarismo vergonzante.
Francisco Rubiales
De ese modo, escondido detrás de camuflajes redentores y falsamente democráticos, el comunismo ha triunfado en Venezuela y Nicaragua y lo ha intentado también en Ecuador, Brasil y otros países. La misma Revolución Cubana, capitaneada por Fidel Castro, derrotó a Batista y ganó la guerra civil escondiendo su comunismo, que abrazó después, cuando tomo el poder, que mantuvo a sangre y fuego, acabando con cualquier rasgo democrático en la isla del Caribe.
El sueño del comunismo internacional, que no ha sido condenado mundialmente a pesar de que sus crímenes son muchos más y mayores que los del nazismo, es conquistar un país en Europa y poner un pie en el mundo desarrollado, con tradiciones democráticas firmes. El único camino para lograr el asalto al poder es travestido de falsa democracia, de justicia y de una igualdad que en el fondo de su alma repudia y desprecia.
España, donde el comunismo, de manera inexplicable, está en el poder, ante la sorpresa de Europa, goza de buena imagen y es votado por millones de ciudadanos, es la presa más deseada y, según dicen en sus centros estratégicos, más fácil de conquistar en estos momentos. Esa "campaña" comunista en España, con focos en Podemos, Izquierda Unida y el PSOE, que coquetea con los nacionalistas y los independentistas para la toma del poder, es la que explica intelectualmente el actual gobierno de Pedro Sánchez.
El viejo comunismo, desacreditado porque su propio pueblo lo expulsó del poder, se disfraza para penetrar en nuestras vidas y lo hace travestido de partidos de izquierda populista, socialdemocracia, falso progresismo, feminismo radical, ecologismo, multiculturalismo, calentamiento global, cambio climático y ONGs que proclaman el “welcome refugiados” y llenan el país de inmigrantes ilegales, todo para esconder su totalitarismo vergonzante.
Francisco Rubiales
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