Los malvados en la serie Crepúsculo
En el pasado, los tiranos malvados que accedían al poder tenían miedo de que la comunidad internacionales acudiera en ayuda de sus pueblos oprimidos y los depusiera, pero hoy se sienten impunes porque se ayudan entre ellos y cuentan con importantes apoyos en el poder oculto que se mueve en las sombras.
A finales del pasado siglo una revista me encargó un artículo de prospectiva en el que dije que el siglo XXI sería en siglo de los ciudadanos, pero me equivoqué. Pensé entonces que después del siglo XX, que había sido el de los estados, vendría el siglos de los ciudadanos, pero nunca preví que los ciudadanos en lugar de protagonistas serían las víctimas.
Los malvados se están apoderando del mundo y están imponiendo su ley. Los forajidos se han hecho con el poder en muchos países, donde los dirigentes hasta llegan a asesinar a sus ciudadanos. Ocurre claramente en países como Venezuela, Nicaragua, Cuba y ahora en Kazajistán, pero hay otros muchos malvados agazapados en el poder causando todo el daño que pueden a sus pueblos, sobre todo en países donde las libertades y los derechos retroceden y el peligro de ser esclavo o de morir amenaza a sus ciudadanos. La lista es larga: China, Korea del Norte, Bielorrusia, Chile, Perú y otros. En otro escalón inferior se encuentran democracias en decadencia, retroceso y amenazadas por el totalitarismo, como España, un país que si no reacciona pronto puede estar en el nivel de la esclavitud.
Los asesinatos del pueblo en Kazajistán han sido una sorpresa mundial porque su presidente, Kasim-Yomart Tokáyev, parecía un aceptable demócrata y resultó ser un tirano asesino que asumió el cargo tras la renuncia de Nursultán Nazarbáyev en 2019, después de 29 años en el cargo. Tokáyev ganó las elecciones presidenciales de 2019, en las que obtuvo un 70,96 % de los votos.
En el siglo XX hubo malvados en el poder, algunos de crueldad insuperable, como Lenin, Stalin, Hitler y otros, pero su llegada al poder eran accidentes raros. Normalmente, al poder llegaban personas de mérito o simplemente mediocres hábiles apoyados por sus partidos, organizaciones que son fabricantes de gentes sin valores y que tienen gran responsabilidad en la promoción del mal en la política.
Hoy, en el siglo XXI, las cosas han cambiado y los malvados son legiones, se incrustan en los gobiernos y partidos y se extienden como una mancha de aceite por el mundo, hasta convertirse en la peor amenaza del siglo que vivimos.
Cuando se detecta a un malvado hay que apartarse de él porque su simple presencia destroza nuestra vida. Si el malvado alcanza el poder máximo, las naciones se hunden en la miseria y el dolor y la única solución es echarlo, derrotarlo, quitarle toda posibilidad de realizar el mal a gran escala.
Pueden ser de derechas o de izquierda o de ambos bandos simultáneamente porque las ideologías, para ellos son solo herramientas para hacer el mal, avasallar y destruir. En realidad son monstruos más que personas.
El problema es detectarlos porque la mayoría de los malvados saben disimular su malignidad y camuflarla, Pero hay diez signos que los identifican. Toma nota porque son de gran utilizada y pueden salvarte la vida.
1.- Niegan la verdad y la realidad.
2.- Lo tergiversan todo a su conveniencia
3.- Engañan todo lo que pueden y tienen doble vida
4.- Son simpáticos y entrañables cuando les conviene, pero todo es falsedad
5.- Mienten constantemente, pero aparentan defender la verdad. Saben usar magistralmente el maquillaje y la hipocresía.
6.- Carecen de conciencia y desconocen el remordimiento. Para ellos, las personas son juguetes.
7.- Carecen de ética y jamás se sienten responsables del daño que causan
8.- Te manipulan constantemente sin que lo notes. Todo lo que hacen tiene un fin que tú desconoces
9.- Controlan la información, compran medios de comunicación y dominan las medias verdades para alcanzar sus fines
10.- Están obsesionados por controlarlo todo
Si conoces a alguien con estos diez rasgos o con varios de ellos, que en realidad son el reflejo de defectos dañinos y letales, huye con la máxima rapidez porque son personas infectadas que propagan el mal como si se tratase de un virus.
Hay otros rasgos de menor alcance que ayudan a detectar al malvado: adoran el poder sin límites, odian la religión porque ponen trabas a su maldad, son narcisistas, vengativos y están dominados por la soberbia y la ira contenida.
Si conoces a un tiparraco de estas características, huye como alma que lleva el diablo y, si puedes, combátelo porque al hacerlo ayudas a que el mundo sea mejor. Lo que está en juego es tu propia supervivencia y la de tus congéneres. Recuerda que contra el malvado no sirven los ajos, ni el agua bendita ni el poder de la cruz, aunque si sirve la estaca que acaba con los vampiros.
Francisco Rubiales
A finales del pasado siglo una revista me encargó un artículo de prospectiva en el que dije que el siglo XXI sería en siglo de los ciudadanos, pero me equivoqué. Pensé entonces que después del siglo XX, que había sido el de los estados, vendría el siglos de los ciudadanos, pero nunca preví que los ciudadanos en lugar de protagonistas serían las víctimas.
Los malvados se están apoderando del mundo y están imponiendo su ley. Los forajidos se han hecho con el poder en muchos países, donde los dirigentes hasta llegan a asesinar a sus ciudadanos. Ocurre claramente en países como Venezuela, Nicaragua, Cuba y ahora en Kazajistán, pero hay otros muchos malvados agazapados en el poder causando todo el daño que pueden a sus pueblos, sobre todo en países donde las libertades y los derechos retroceden y el peligro de ser esclavo o de morir amenaza a sus ciudadanos. La lista es larga: China, Korea del Norte, Bielorrusia, Chile, Perú y otros. En otro escalón inferior se encuentran democracias en decadencia, retroceso y amenazadas por el totalitarismo, como España, un país que si no reacciona pronto puede estar en el nivel de la esclavitud.
Los asesinatos del pueblo en Kazajistán han sido una sorpresa mundial porque su presidente, Kasim-Yomart Tokáyev, parecía un aceptable demócrata y resultó ser un tirano asesino que asumió el cargo tras la renuncia de Nursultán Nazarbáyev en 2019, después de 29 años en el cargo. Tokáyev ganó las elecciones presidenciales de 2019, en las que obtuvo un 70,96 % de los votos.
En el siglo XX hubo malvados en el poder, algunos de crueldad insuperable, como Lenin, Stalin, Hitler y otros, pero su llegada al poder eran accidentes raros. Normalmente, al poder llegaban personas de mérito o simplemente mediocres hábiles apoyados por sus partidos, organizaciones que son fabricantes de gentes sin valores y que tienen gran responsabilidad en la promoción del mal en la política.
Hoy, en el siglo XXI, las cosas han cambiado y los malvados son legiones, se incrustan en los gobiernos y partidos y se extienden como una mancha de aceite por el mundo, hasta convertirse en la peor amenaza del siglo que vivimos.
Cuando se detecta a un malvado hay que apartarse de él porque su simple presencia destroza nuestra vida. Si el malvado alcanza el poder máximo, las naciones se hunden en la miseria y el dolor y la única solución es echarlo, derrotarlo, quitarle toda posibilidad de realizar el mal a gran escala.
Pueden ser de derechas o de izquierda o de ambos bandos simultáneamente porque las ideologías, para ellos son solo herramientas para hacer el mal, avasallar y destruir. En realidad son monstruos más que personas.
El problema es detectarlos porque la mayoría de los malvados saben disimular su malignidad y camuflarla, Pero hay diez signos que los identifican. Toma nota porque son de gran utilizada y pueden salvarte la vida.
1.- Niegan la verdad y la realidad.
2.- Lo tergiversan todo a su conveniencia
3.- Engañan todo lo que pueden y tienen doble vida
4.- Son simpáticos y entrañables cuando les conviene, pero todo es falsedad
5.- Mienten constantemente, pero aparentan defender la verdad. Saben usar magistralmente el maquillaje y la hipocresía.
6.- Carecen de conciencia y desconocen el remordimiento. Para ellos, las personas son juguetes.
7.- Carecen de ética y jamás se sienten responsables del daño que causan
8.- Te manipulan constantemente sin que lo notes. Todo lo que hacen tiene un fin que tú desconoces
9.- Controlan la información, compran medios de comunicación y dominan las medias verdades para alcanzar sus fines
10.- Están obsesionados por controlarlo todo
Si conoces a alguien con estos diez rasgos o con varios de ellos, que en realidad son el reflejo de defectos dañinos y letales, huye con la máxima rapidez porque son personas infectadas que propagan el mal como si se tratase de un virus.
Hay otros rasgos de menor alcance que ayudan a detectar al malvado: adoran el poder sin límites, odian la religión porque ponen trabas a su maldad, son narcisistas, vengativos y están dominados por la soberbia y la ira contenida.
Si conoces a un tiparraco de estas características, huye como alma que lleva el diablo y, si puedes, combátelo porque al hacerlo ayudas a que el mundo sea mejor. Lo que está en juego es tu propia supervivencia y la de tus congéneres. Recuerda que contra el malvado no sirven los ajos, ni el agua bendita ni el poder de la cruz, aunque si sirve la estaca que acaba con los vampiros.
Francisco Rubiales
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