Su última acción de kamikaze ha consistido en intervenir a la actual Junta de Andalucía, gobernada por el PP y Ciudadanos, por el déficit que dejó la anterior junta socialista. Hacienda, en un ejercicio corrupto y arbitrario, se remite a los desajustes del presupuesto que elaboró la actual ministra Montero para frenar las reformas económicas de Andalucía. Lo que el PSOE teme en realidad es que los nuevos gobernantes andaluces demuestren que la región, sin el freno corrupto del socialismo, crece, prospera y abandona el atraso crónico que le impuso el socialismo. Andalucía, bajo la derecha, es ya la región de España que más crece, junto con Madrid.
Pero ese injusto ataque a los andaluces, una especie de arbitraria y partidista aplicación del articulo 155 en la economía andaluza, sin merecerlo, es sólo un capítulo más de las muchas actuaciones kamikazes del socialismo bajo el nefasto "sanchismo".
El socialismo en el resto del mundo camina por otras sendas distintas a la que ha emprendido Sánchez conduciendo al irreconocible socialismo español, que ahora se ha tornada marxista y cercano al independentismo más rebelde y antiespañol. Los socialistas del resto del mundo, como por ejemplo en Portugal, un país que prospera de manera ejemplar, para sobrevivir, se han hecho patriotas y han asumido algunas líneas de la economía liberal, pero Sánchez avanza por la senda radical comunistoide, planeando subidas de impuestos que espantan a las empresas y asustan a los ciudadanos y estrechando vínculos con las fuerzas más desleales a España y a su Constitución.
El término "kamikaze" ya lo utilizó nada menos que el diario "amigo" El País para referirse a Sánchez, cuando los barones lo expulsaron del partido, precisamente por circular en contra de los valores y las líneas tradicionales del socialismo español.
Tiene razón Francisco Vázquez, destacado dirigente socialista y ex embajador de España ante la Santa Sede, cuando afirma que "Del PSOE sólo quedan las siglas".
Con la excepción de la antes beligerante Susana Díaz, ahora sometida al sanchismo de manera vergonzosa, el resto de los barones socialistas se han alzado contra los pactos de Sánchez con Iglesias y se oponen a que España dependa de unos catalanes rebeldes y contumaces violadores de las leyes. Emiliano García-Page y Javier Lambán encabezan la rebelión en el PSOE contra el "chantaje" de los independentistas. La diputada Soraya Rodríguez cuestiona públicamente la gestión de Carmen Calvo: "El mediador es un error. Los socialistas debemos reflexionar". Un importante sector del PSOE teme que el acercamiento a los independentistas les pase factura en las elecciones municipales y autonómicas de mayo, mientras que otro sector del socialismo, el mayoritario, se somete a los pactos y humillaciones ante el independentismo más anticonstitucional anteponiendo el reparto de poder y recurso al interés de España y al bien común.
La que ha impuesto Sánchez, dueño absoluto del un PSOE al que ha doblegado y degradado, es una política kamikaze llena de riesgos y vilezas.
Los partidos socialistas han cuidado, tradicional y escrupulosamente, su adhesión a la democracia y a las constituciones de sus respectivos países, precisamente para neutralizar la sospecha permanente de que son partidos marxistas camuflados de demócratas. Pero el PSOE rompe con esa línea de la socialdemocracia internacional y se une, sin escrúpulos y sin complejos, al comunismo bolivariano y a los golpistas catalanes, preñados de rasgos ultraderechistas y auténticos violadores de la Constitución española.
El PSOE tradicional, con Felipe González a la cabeza, rechaza la deriva de Sánchez y su actual entrega al independentismo y al comunismo. El pacto sellado en menos de 48 horas por el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y el secretario general del Podemos, Pablo Iglesias, para formar un Gobierno socialcomunista ha puesto en pie de guerra a los socialistas históricos, desde el ex presidente del Gobierno Felipe González hasta el ex presidente de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Todos critican el acuerdo y acusan a Sánchez e Iglesias de construir la casa por el tejado, repartiéndose los sillones antes de hablar de ideas y programas.
Son incapaces de admitirlo desde su contumacia, pero Sánchez y sus secuaces han convertido al actual PSOE en un partido nada fiable, mentiroso, voluble, de principios frágiles, desideologizado, arbitrario, cómplice de suciedades, vengativo, sin ánimo alguno de regenerarse y de dudosa lealtad a la Constitución y a España.
Es un partido kamikaze.
Francisco Rubiales
Pero ese injusto ataque a los andaluces, una especie de arbitraria y partidista aplicación del articulo 155 en la economía andaluza, sin merecerlo, es sólo un capítulo más de las muchas actuaciones kamikazes del socialismo bajo el nefasto "sanchismo".
El socialismo en el resto del mundo camina por otras sendas distintas a la que ha emprendido Sánchez conduciendo al irreconocible socialismo español, que ahora se ha tornada marxista y cercano al independentismo más rebelde y antiespañol. Los socialistas del resto del mundo, como por ejemplo en Portugal, un país que prospera de manera ejemplar, para sobrevivir, se han hecho patriotas y han asumido algunas líneas de la economía liberal, pero Sánchez avanza por la senda radical comunistoide, planeando subidas de impuestos que espantan a las empresas y asustan a los ciudadanos y estrechando vínculos con las fuerzas más desleales a España y a su Constitución.
El término "kamikaze" ya lo utilizó nada menos que el diario "amigo" El País para referirse a Sánchez, cuando los barones lo expulsaron del partido, precisamente por circular en contra de los valores y las líneas tradicionales del socialismo español.
Tiene razón Francisco Vázquez, destacado dirigente socialista y ex embajador de España ante la Santa Sede, cuando afirma que "Del PSOE sólo quedan las siglas".
Con la excepción de la antes beligerante Susana Díaz, ahora sometida al sanchismo de manera vergonzosa, el resto de los barones socialistas se han alzado contra los pactos de Sánchez con Iglesias y se oponen a que España dependa de unos catalanes rebeldes y contumaces violadores de las leyes. Emiliano García-Page y Javier Lambán encabezan la rebelión en el PSOE contra el "chantaje" de los independentistas. La diputada Soraya Rodríguez cuestiona públicamente la gestión de Carmen Calvo: "El mediador es un error. Los socialistas debemos reflexionar". Un importante sector del PSOE teme que el acercamiento a los independentistas les pase factura en las elecciones municipales y autonómicas de mayo, mientras que otro sector del socialismo, el mayoritario, se somete a los pactos y humillaciones ante el independentismo más anticonstitucional anteponiendo el reparto de poder y recurso al interés de España y al bien común.
La que ha impuesto Sánchez, dueño absoluto del un PSOE al que ha doblegado y degradado, es una política kamikaze llena de riesgos y vilezas.
Los partidos socialistas han cuidado, tradicional y escrupulosamente, su adhesión a la democracia y a las constituciones de sus respectivos países, precisamente para neutralizar la sospecha permanente de que son partidos marxistas camuflados de demócratas. Pero el PSOE rompe con esa línea de la socialdemocracia internacional y se une, sin escrúpulos y sin complejos, al comunismo bolivariano y a los golpistas catalanes, preñados de rasgos ultraderechistas y auténticos violadores de la Constitución española.
El PSOE tradicional, con Felipe González a la cabeza, rechaza la deriva de Sánchez y su actual entrega al independentismo y al comunismo. El pacto sellado en menos de 48 horas por el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y el secretario general del Podemos, Pablo Iglesias, para formar un Gobierno socialcomunista ha puesto en pie de guerra a los socialistas históricos, desde el ex presidente del Gobierno Felipe González hasta el ex presidente de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Todos critican el acuerdo y acusan a Sánchez e Iglesias de construir la casa por el tejado, repartiéndose los sillones antes de hablar de ideas y programas.
Son incapaces de admitirlo desde su contumacia, pero Sánchez y sus secuaces han convertido al actual PSOE en un partido nada fiable, mentiroso, voluble, de principios frágiles, desideologizado, arbitrario, cómplice de suciedades, vengativo, sin ánimo alguno de regenerarse y de dudosa lealtad a la Constitución y a España.
Es un partido kamikaze.
Francisco Rubiales
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