Papa Francisco: «Los mafiosos y los corruptos, aunque lo finjan, ¡no son cristianos!», aunque él los recibe con frecuencia en el Vaticano
Un sistema, para ser corrupto, tiene que convertir la mentira en el núcleo. Por eso la mentira en España es intensa y agobiante. Si se roba, se tiene que decir que no se roba; si se comenten errores, hay que decir que eran aciertos; se ocultan los muertos por la pandemia; se falsean las cuentas que se envían a Europa; se castiga a los adversarios; se beneficia a los amigos; se distribuye el dinero público de manera arbitraria; se compran votos; se falsean resultados en algunas urnas; se colocan a familiares y amigos a cargo del Estado y después se niega; se oculta que en España sobran más de 300.000 políticos; se cobran impuestos innecesarios y confiscatorios, que se emplean en comprar votos; se esconden los sueldos reales que perciben los políticos; se ocultan los patrimonios abultados por la corrupción y se compran con dinero público voluntades y medios de comunicación para que sirvan de altavoces y propaguen las mentiras del poder.
El robo de fondos públicos no es, ni mucho menos, la peor de las corrupciones. Nuestro gobierno practica otras corrupciones que son peores y más dañinas, aunque no estén penalizadas por las leyes que ellos mismos han dictado. La mentira es corrupción porque priva al pueblo y a la democracia de su principal baluarte defensivo, que es la información veraz. La compra de medios y periodistas es corrupción y si se hace con dinero público lo es todavía más. La mentira es, quizás, la peor de las corrupciones y en España ha alcanzado el nivel máximo, practicándose a diario, incluso en el las Cortes y ante las cámaras de la televisión.
La información manipulada y la mentira desarman al pueblo y convierten la democracia en una tiranía camuflada porque sin verdad no pueden existir ni la democracia, ni la libertad, ni la decencia.
No hace mucho le explicaba esto mismo a un diputado del Partido Popular y creo que logré convencerlo, aunque, por supuesto, no lo reconoció. Le dije que convivir, como ellos, el PSOE y otros partidos nacionalistas hacen, con corruptos, mentirosos, manipuladores y con una organización que antepone frecuentemente sus propios intereses al bien común es corrupción porque esos males, dañinos para el pueblo y la nación, no se denuncian, como es el deber de todo español que conoce un delito.
Hoy, gracias a Internet, las mentiras son de patas cortas y la mayoría de los engaños y barbaridades terminan por descubrirse siempre. Gracias a Internet sabemos que las cajas de ahorro españolas fueron saqueadas por políticos y sindicalistas, que cobran dietas y otros ingresos sin tener que declararlos al fisco, que sus expedientes sancionadores se pierden o se dejan prescribir para que no tengan que pagar al Estado, como ha ocurrido con algunas herencias de políticos, que han escapado al impuesto de Sucesiones porque sus expedientes prescribieron o se perdieron. No sabemos cuantos políticos hay, ni cuantos personas desesperadas se suicidan en España, ni como están realmente las finanzas, ni cuantos jueces hay comprados, ni que dinero reciben los partidos "por detrás", ni como se distribuyen los inmensos fondos que Hacienda recibe por la vía de los impuestos indirectos, ni como se compensa a los periodistas y medios afines que propagan las mentiras del poder...
Diga usted sin miedo que "TODOS LOS POLÍTICOS EPAÑOLES SON CORRUPTOS" porque no se equivoca y porque decirlo contribuye a impulsar la ansiada regeneración, que jamás se producirá mientras al frente del país estén sinvergüenzas, mentirosos, ladrones y corruptos de todas las cepas y variedades. Quien no practica la corrupción, es corrupto porque convive y colabora, sin denunciarlos a la Justicia, con sus compañeros de filas y de escaños que están corrompidos.
Beneficiar a los nacionalistas desleales con fondos públicos y concesiones a cambio de votos y apoyos para seguir gobernando es una corrupción cien veces mayor que robar toneladas de billetes. Y el gobierno de Sánchez, corrupto como pocos, lo hace cada día, perjudicando a las autonomías leales y cumplidoras, violando la igualdad proclamada en la Constitución.
Y hay mucho más, suficiente para un centenar de artículos como este.
Francisco Rubiales
El robo de fondos públicos no es, ni mucho menos, la peor de las corrupciones. Nuestro gobierno practica otras corrupciones que son peores y más dañinas, aunque no estén penalizadas por las leyes que ellos mismos han dictado. La mentira es corrupción porque priva al pueblo y a la democracia de su principal baluarte defensivo, que es la información veraz. La compra de medios y periodistas es corrupción y si se hace con dinero público lo es todavía más. La mentira es, quizás, la peor de las corrupciones y en España ha alcanzado el nivel máximo, practicándose a diario, incluso en el las Cortes y ante las cámaras de la televisión.
La información manipulada y la mentira desarman al pueblo y convierten la democracia en una tiranía camuflada porque sin verdad no pueden existir ni la democracia, ni la libertad, ni la decencia.
No hace mucho le explicaba esto mismo a un diputado del Partido Popular y creo que logré convencerlo, aunque, por supuesto, no lo reconoció. Le dije que convivir, como ellos, el PSOE y otros partidos nacionalistas hacen, con corruptos, mentirosos, manipuladores y con una organización que antepone frecuentemente sus propios intereses al bien común es corrupción porque esos males, dañinos para el pueblo y la nación, no se denuncian, como es el deber de todo español que conoce un delito.
Hoy, gracias a Internet, las mentiras son de patas cortas y la mayoría de los engaños y barbaridades terminan por descubrirse siempre. Gracias a Internet sabemos que las cajas de ahorro españolas fueron saqueadas por políticos y sindicalistas, que cobran dietas y otros ingresos sin tener que declararlos al fisco, que sus expedientes sancionadores se pierden o se dejan prescribir para que no tengan que pagar al Estado, como ha ocurrido con algunas herencias de políticos, que han escapado al impuesto de Sucesiones porque sus expedientes prescribieron o se perdieron. No sabemos cuantos políticos hay, ni cuantos personas desesperadas se suicidan en España, ni como están realmente las finanzas, ni cuantos jueces hay comprados, ni que dinero reciben los partidos "por detrás", ni como se distribuyen los inmensos fondos que Hacienda recibe por la vía de los impuestos indirectos, ni como se compensa a los periodistas y medios afines que propagan las mentiras del poder...
Diga usted sin miedo que "TODOS LOS POLÍTICOS EPAÑOLES SON CORRUPTOS" porque no se equivoca y porque decirlo contribuye a impulsar la ansiada regeneración, que jamás se producirá mientras al frente del país estén sinvergüenzas, mentirosos, ladrones y corruptos de todas las cepas y variedades. Quien no practica la corrupción, es corrupto porque convive y colabora, sin denunciarlos a la Justicia, con sus compañeros de filas y de escaños que están corrompidos.
Beneficiar a los nacionalistas desleales con fondos públicos y concesiones a cambio de votos y apoyos para seguir gobernando es una corrupción cien veces mayor que robar toneladas de billetes. Y el gobierno de Sánchez, corrupto como pocos, lo hace cada día, perjudicando a las autonomías leales y cumplidoras, violando la igualdad proclamada en la Constitución.
Y hay mucho más, suficiente para un centenar de artículos como este.
Francisco Rubiales
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