Será difícil olvidar el ridículo que está haciendo Sánchez como mandatario. En la España de Sánchez ni el mundo empresarial ni los gobiernos democráticos ya confían, lo que se traduce en marginación, atraso, desinformación, pérdida de negocios y avance de la pobreza.
Los españoles con cierta edad echamos de menos aquellos tiempos en los que España era tenida en cuenta por el mundo y se respetaba el esfuerzo democrático y modernizador del país, el cual era premiado con la elección de Madrid y Barcelona para celebrar grandes eventos y la designación de españoles para asumir responsabilidades en las instituciones y organismos mundiales. Madrid fue elegida para celebrar la conferencia de paz internacional entre israelíes y árabes y en Barcelona y Sevilla se celebraban, de manera simultánea, los juegos olímpicos y una exposición universal de primera clase, mientras los principales dirigentes mundiales visitaban España con respeto y admiración.
Ahora, con un inepto narcisista en el poder, que es masivamente rechazado por su pueblo, que le abuchea en las calles y que no siente vergüenza cuando mendiga una mirada del presidente de los Estados Unidos por los pasillos, España, mas que en decadencia está en la picota del desprecio y el aislamiento internacional.
Sánchez va a Estados Unidos de visita y no le recibe ni el alcalde de Nueva York, toda una humillación para él y para España, mientras los medios españoles comprados venden la visita como si hubiera sido un gira triunfal. La imagen de Sánchez por las calles de Nueva York, rodeado de guardaespaldas con gafas negras y trajes oscuros, es de un cateto sobresaliente y de un ridículo insuperable. No le ha acompañado en su gira ni un sólo empresario del IBEX y los medios de comunicación americanos que le han enfocado o entrevistado son de tercer nivel, sin apenas audiencia. Para colmo de estupidez, Sánchez se atascó y se mostró inseguro e inepto ante la audiencia cuando le preguntaron por qué no era recibido por el presidente Joe Biden, en Washington. Se nota que el hombre sólo está acostumbrado a que le hagan preguntas melosas y fáciles los periodistas españoles comprados.
Sánchez gasta enormes cantidades de dinero y de tiempo en ocultar la verdad de su gobierno, que está pilotando la época de decadencia, empobrecimiento, desprestigio y retroceso más aguda de España desde el fin de la Guerra Civil.
La imagen de España, incapaz de controlar o solucionar el vergonzante proceso independentistas de los catalanes, es sobrecogedora y demoledora. La generosa ayuda pública y el rescate de la línea aérea Plus Ultra, claramente cuestionado por los tribunales, es otro revés que refleja la bajeza y torpeza del actual gobierno de España, cuyo desprestigio ya está afectando hasta a la Casa Real, que se aísla y pierde posiciones y relaciones mundiales paralelamente al país que representa.
Se equivocan los que dicen que el problema de España con Estados Unidos se debe a que Zapatero se sentó con desprecio cuando pasaba la bandera de Estados Unidos. Aquello hirió el sentimiento norteamericano de amor a la patria, pero el desprecio de hoy a España se debe a que su gobierno se ha abrazado a la peor ralea del país, con nacionalistas agresivos y comunistas al frente y, sobre todo, a haberse radicalizado hacia la izquierda y divorciado seriamente de su propio pueblo, arrojando estiércol sobre la democracia.
Sánchez no ha podido ni sabido engañar a los norteamericanos simulando que es un hombre de Estado. Allí, sin el apoyo mediático comprado que disfruta en España, ha quedado desnudo ante la opinión pública demostrando que es un déspota fracasado.
Si España no expulsa pronto del poder a la caterva sanchista, la caída va a ser estruendosa y la desgracia nos impregnará a todos, en especial a los empresarios, profesionales y clases medias, que quedarán desmantelados y empobrecidos.
Pero quizás nuestro mayor drama y nuestro peor riesgo con Sánchez sea el geopolítico y militar. Es evidente que el eje geopolítico se ha deslazado hacia Marruecos porque Rabat inspira más confianza a la Casa Blanca que Moncloa y sus cuadrillas de comunistas e independentistas, lo que se traduce en riesgo puro de conflicto armado con un Marruecos crecido gracias al rearme y a la amistad del amigo americano, que Sánchez ha perdido estúpidamente.
Ya que Mister Marshall no venía, Sánchez ha ido a conquistarlo. El muy tonto ni siquiera sabe como se hace eso en un país serio y exigente, como Estados Unidos y se ha equivocado empleando allí técnicas de marketing barato, como si estuviera en España.
La próxima parada en el ridículo mundial de España será África, donde Sánchez también recibirá reveses y desprecios que ya veremos y comentaremos.
España no sabe o no quiere entender una de las mas duras lecciones de la Historia: que tener a un inepto en el poder es un riesgo mortal, sobre todo si el tonto es ampuloso y engreído.
Francisco Rubiales
Los españoles con cierta edad echamos de menos aquellos tiempos en los que España era tenida en cuenta por el mundo y se respetaba el esfuerzo democrático y modernizador del país, el cual era premiado con la elección de Madrid y Barcelona para celebrar grandes eventos y la designación de españoles para asumir responsabilidades en las instituciones y organismos mundiales. Madrid fue elegida para celebrar la conferencia de paz internacional entre israelíes y árabes y en Barcelona y Sevilla se celebraban, de manera simultánea, los juegos olímpicos y una exposición universal de primera clase, mientras los principales dirigentes mundiales visitaban España con respeto y admiración.
Ahora, con un inepto narcisista en el poder, que es masivamente rechazado por su pueblo, que le abuchea en las calles y que no siente vergüenza cuando mendiga una mirada del presidente de los Estados Unidos por los pasillos, España, mas que en decadencia está en la picota del desprecio y el aislamiento internacional.
Sánchez va a Estados Unidos de visita y no le recibe ni el alcalde de Nueva York, toda una humillación para él y para España, mientras los medios españoles comprados venden la visita como si hubiera sido un gira triunfal. La imagen de Sánchez por las calles de Nueva York, rodeado de guardaespaldas con gafas negras y trajes oscuros, es de un cateto sobresaliente y de un ridículo insuperable. No le ha acompañado en su gira ni un sólo empresario del IBEX y los medios de comunicación americanos que le han enfocado o entrevistado son de tercer nivel, sin apenas audiencia. Para colmo de estupidez, Sánchez se atascó y se mostró inseguro e inepto ante la audiencia cuando le preguntaron por qué no era recibido por el presidente Joe Biden, en Washington. Se nota que el hombre sólo está acostumbrado a que le hagan preguntas melosas y fáciles los periodistas españoles comprados.
Sánchez gasta enormes cantidades de dinero y de tiempo en ocultar la verdad de su gobierno, que está pilotando la época de decadencia, empobrecimiento, desprestigio y retroceso más aguda de España desde el fin de la Guerra Civil.
La imagen de España, incapaz de controlar o solucionar el vergonzante proceso independentistas de los catalanes, es sobrecogedora y demoledora. La generosa ayuda pública y el rescate de la línea aérea Plus Ultra, claramente cuestionado por los tribunales, es otro revés que refleja la bajeza y torpeza del actual gobierno de España, cuyo desprestigio ya está afectando hasta a la Casa Real, que se aísla y pierde posiciones y relaciones mundiales paralelamente al país que representa.
Se equivocan los que dicen que el problema de España con Estados Unidos se debe a que Zapatero se sentó con desprecio cuando pasaba la bandera de Estados Unidos. Aquello hirió el sentimiento norteamericano de amor a la patria, pero el desprecio de hoy a España se debe a que su gobierno se ha abrazado a la peor ralea del país, con nacionalistas agresivos y comunistas al frente y, sobre todo, a haberse radicalizado hacia la izquierda y divorciado seriamente de su propio pueblo, arrojando estiércol sobre la democracia.
Sánchez no ha podido ni sabido engañar a los norteamericanos simulando que es un hombre de Estado. Allí, sin el apoyo mediático comprado que disfruta en España, ha quedado desnudo ante la opinión pública demostrando que es un déspota fracasado.
Si España no expulsa pronto del poder a la caterva sanchista, la caída va a ser estruendosa y la desgracia nos impregnará a todos, en especial a los empresarios, profesionales y clases medias, que quedarán desmantelados y empobrecidos.
Pero quizás nuestro mayor drama y nuestro peor riesgo con Sánchez sea el geopolítico y militar. Es evidente que el eje geopolítico se ha deslazado hacia Marruecos porque Rabat inspira más confianza a la Casa Blanca que Moncloa y sus cuadrillas de comunistas e independentistas, lo que se traduce en riesgo puro de conflicto armado con un Marruecos crecido gracias al rearme y a la amistad del amigo americano, que Sánchez ha perdido estúpidamente.
Ya que Mister Marshall no venía, Sánchez ha ido a conquistarlo. El muy tonto ni siquiera sabe como se hace eso en un país serio y exigente, como Estados Unidos y se ha equivocado empleando allí técnicas de marketing barato, como si estuviera en España.
La próxima parada en el ridículo mundial de España será África, donde Sánchez también recibirá reveses y desprecios que ya veremos y comentaremos.
España no sabe o no quiere entender una de las mas duras lecciones de la Historia: que tener a un inepto en el poder es un riesgo mortal, sobre todo si el tonto es ampuloso y engreído.
Francisco Rubiales
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