Las elecciones andaluzas representan la primera prueba de fuego en España de esa nueva tendencia mundial. Los andaluces, hartos de ser mal gobernados, saqueados por los impuestos y de permanecer en la cola del atraso, el desempleo y la corrupción de Europa, pueden vengarse del PSOE y forzar un cambio.
La superioridad moral de la izquierda, se está desmontando a marchas forzadas y la hipocresía de los viejos partidos, tanto de izquierdas como de derechas, está siendo castigada con saña por unos ciudadanos que que no soportan que sus dirigentes políticos se comporten como amos, que vivan como grandes burgueses, rodeado de poder, dinero y grandes privilegios inmerecidos, ajenos a las necesidades del pueblo.
Tampoco soportan que esos políticos de la vieja escuela, cuyos partidos son un monumento a la corrupción, a la ineficacia y al fracaso, gobiernen contra la voluntad popular y hayan construido, para su exclusivo beneficio, unos estados tan grandes y preñados de pol´tiicos inútiles que resultan imposibles de financiar, salvo que se saquee el bolsillo de los ciudadanos con impuestos crueles e injustos.
La ruina creciente de esos políticos hipócritas, prefabricados por el márketing y rodeados de asesores de imagen, se han convertido en fábricas de parásitos y en promotores de la corrupción, la injusticia, la desigualdad, el despilfarro y el abuso de poder en todas sus facetas, es una buena noticia para el saneamiento de la política mundial y la civilización.
Esa gente que viven en el lujo mientras sus pueblos padecen privaciones, que dan más importancia a la imagen que alcontenido, que hablan de paz mientras promueven la guerra, que son incapaces de asumir la austeridad, mientras saquean el bolsillo de los ciudadanos, habituados a vivir en la impunidad y a gobernar de espaldas al pueblo y al bien común, es bueno que muerdan el polvo y sean sustituidos por otro tipo de políticos, vinculados al servicio público y que vinculen su carrera al éxito o al fracaso de su gestión, como ocurre en las empresas.
Andalucía será la primera prueba de fuego en España para esa nueva corriente renovadora de la política mundial. Los andaluces deberán decidir si quieren seguir siendo el culo de Europa o si apuestan, total o parcialmente, por la nueva política.
Andalucía no parece que se vaya a convertir en el escenario de la derrota en España de los millonarios hipócritas que han ganado las elecciones una y otra vez porque han logrado tejer una red clientelar casi invencible que necesitará muchos esfuerzo para ser erradicada, pero sí puede ser el primer paso para enfilar el camino de la libertad y de la regeneración política y económica en una región que es de las más atrasadas y pobres de Europa sola y exclusivamente porque está mal gobernada y porque a sus gobernantes parece interesarles más mandar sobre un rebaño inculto y confundido que sobre una sociedad moderna y dinámica de hombres y mujeres libres.
Francisco Rubiales
La superioridad moral de la izquierda, se está desmontando a marchas forzadas y la hipocresía de los viejos partidos, tanto de izquierdas como de derechas, está siendo castigada con saña por unos ciudadanos que que no soportan que sus dirigentes políticos se comporten como amos, que vivan como grandes burgueses, rodeado de poder, dinero y grandes privilegios inmerecidos, ajenos a las necesidades del pueblo.
Tampoco soportan que esos políticos de la vieja escuela, cuyos partidos son un monumento a la corrupción, a la ineficacia y al fracaso, gobiernen contra la voluntad popular y hayan construido, para su exclusivo beneficio, unos estados tan grandes y preñados de pol´tiicos inútiles que resultan imposibles de financiar, salvo que se saquee el bolsillo de los ciudadanos con impuestos crueles e injustos.
La ruina creciente de esos políticos hipócritas, prefabricados por el márketing y rodeados de asesores de imagen, se han convertido en fábricas de parásitos y en promotores de la corrupción, la injusticia, la desigualdad, el despilfarro y el abuso de poder en todas sus facetas, es una buena noticia para el saneamiento de la política mundial y la civilización.
Esa gente que viven en el lujo mientras sus pueblos padecen privaciones, que dan más importancia a la imagen que alcontenido, que hablan de paz mientras promueven la guerra, que son incapaces de asumir la austeridad, mientras saquean el bolsillo de los ciudadanos, habituados a vivir en la impunidad y a gobernar de espaldas al pueblo y al bien común, es bueno que muerdan el polvo y sean sustituidos por otro tipo de políticos, vinculados al servicio público y que vinculen su carrera al éxito o al fracaso de su gestión, como ocurre en las empresas.
Andalucía será la primera prueba de fuego en España para esa nueva corriente renovadora de la política mundial. Los andaluces deberán decidir si quieren seguir siendo el culo de Europa o si apuestan, total o parcialmente, por la nueva política.
Andalucía no parece que se vaya a convertir en el escenario de la derrota en España de los millonarios hipócritas que han ganado las elecciones una y otra vez porque han logrado tejer una red clientelar casi invencible que necesitará muchos esfuerzo para ser erradicada, pero sí puede ser el primer paso para enfilar el camino de la libertad y de la regeneración política y económica en una región que es de las más atrasadas y pobres de Europa sola y exclusivamente porque está mal gobernada y porque a sus gobernantes parece interesarles más mandar sobre un rebaño inculto y confundido que sobre una sociedad moderna y dinámica de hombres y mujeres libres.
Francisco Rubiales
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