Alberto Jimenez Becerril y Ascen, asesinados por ETA en Sevilla
Mientras caminaba por las calles de Sevilla, tras la manifestación del domingo, pensaba cómo debía trasladar lo que había visto a mi blog "Voto en Blanco". Pronto lo vi claro y decidí escribir dos posts con dos enfoques distintos, el primero debía ser informativo y su objetivo sería contar lo ocurrido y plasmar vivencias, mientras que el segundo debía resaltar la difícil que debe resultarle al gobierno socialista gobernar España y querer sacar adelante un acuerdo con el terrorismo teniendo a las víctimas de esos terroristas en contra.
Hoy por hoy, al margen de los argumentos y las razones, las víctimas del terrorismo son el mayor referente de la conciencia moral de España y una de las mayores concentraciones de autoridad moral del país. La de las víctimas es una autoridad que no puede discutírsele porque está cimentada en el dolor y el sufrimiento. El Estado y la sociedad están en deuda con esas personas, a las que el terrorismo ha golpeado con especial dureza. Gobernar con las víctimas en contra, como hacen hoy Zapatero y los socialistas, es dificil, pero firmar una paz de igual a igual, con perdón incluído, con esos terroristas y con las víctimas en contra, es toda una locura porque, quieras o no, te colocas siempre en el bando de los malos, en el de los canallas, mientras que las víctimas se mantendrán blindadas por la fuerza de su dolor, por la dignidad de su sufrimiento y por su enorme carga moral.
Lo vi claro en la manifestación: frente a Rajoy y el PP, ZP y sus socialistas son una opción frente a otra, una pugna entre semejantes, una concepción política frente a otra distinta, pero, frente a las víctimas, Zapatero y quien se ponga en ese lugar sólo es un políticucho sin talla, un pobre diablo vacío y frívolo que se equivoca al enfrentarse al núcleo de la conciencia nacional.
Y también vi claro que ZP terminaría perdiendo esta batalla porque, aunque tuviera razón, que no creo que la tenga, no puede imponer esa razón contra miles de gente que tienen el dolor y el sufrimiento por bandera y que de ese dolor extraen una fuerza enorme, una dignidad enorme y una determinación temible que, además, contagia a la parte mas ética, culta y noble de la sociedad española.
Bajo las banderas y las pancartas, rodeado de las víctimas y de la gente educada que asistía a la manifestación, gente incapaz de romper ni una sóla papelera, Zapatero parecía un tipo minúsculo, un pequeño villano, insignificante y ridículo, la misma imagen que proyectaban Arenas, Acebes y otros políticos presentes, minimizados cerca de aquella masa de humanidad, cargada de razón y de solvencia moral.
¡Escucha, ZP y acepta un consejo: cambia de política! Tengas las ideas que tengas, aunque creas que tienes la razón y que merece la pena acabar con el terrorismo, como sea, cerrar un pacto con ETA, con las víctimas del terrorismo en contra, es, además de ruín, imposible. Aunque no quería hacerlo, voy a contarte lo que escuché decir a una anciana en la manifestación: "estoy segura de que hasta nuestros muertos lucharán contra Zapatero". Se lo decía a una joven que le acompañaba, de unos 16 años.
Creo que te conviene rendirte.
Hoy por hoy, al margen de los argumentos y las razones, las víctimas del terrorismo son el mayor referente de la conciencia moral de España y una de las mayores concentraciones de autoridad moral del país. La de las víctimas es una autoridad que no puede discutírsele porque está cimentada en el dolor y el sufrimiento. El Estado y la sociedad están en deuda con esas personas, a las que el terrorismo ha golpeado con especial dureza. Gobernar con las víctimas en contra, como hacen hoy Zapatero y los socialistas, es dificil, pero firmar una paz de igual a igual, con perdón incluído, con esos terroristas y con las víctimas en contra, es toda una locura porque, quieras o no, te colocas siempre en el bando de los malos, en el de los canallas, mientras que las víctimas se mantendrán blindadas por la fuerza de su dolor, por la dignidad de su sufrimiento y por su enorme carga moral.
Lo vi claro en la manifestación: frente a Rajoy y el PP, ZP y sus socialistas son una opción frente a otra, una pugna entre semejantes, una concepción política frente a otra distinta, pero, frente a las víctimas, Zapatero y quien se ponga en ese lugar sólo es un políticucho sin talla, un pobre diablo vacío y frívolo que se equivoca al enfrentarse al núcleo de la conciencia nacional.
Y también vi claro que ZP terminaría perdiendo esta batalla porque, aunque tuviera razón, que no creo que la tenga, no puede imponer esa razón contra miles de gente que tienen el dolor y el sufrimiento por bandera y que de ese dolor extraen una fuerza enorme, una dignidad enorme y una determinación temible que, además, contagia a la parte mas ética, culta y noble de la sociedad española.
Bajo las banderas y las pancartas, rodeado de las víctimas y de la gente educada que asistía a la manifestación, gente incapaz de romper ni una sóla papelera, Zapatero parecía un tipo minúsculo, un pequeño villano, insignificante y ridículo, la misma imagen que proyectaban Arenas, Acebes y otros políticos presentes, minimizados cerca de aquella masa de humanidad, cargada de razón y de solvencia moral.
¡Escucha, ZP y acepta un consejo: cambia de política! Tengas las ideas que tengas, aunque creas que tienes la razón y que merece la pena acabar con el terrorismo, como sea, cerrar un pacto con ETA, con las víctimas del terrorismo en contra, es, además de ruín, imposible. Aunque no quería hacerlo, voy a contarte lo que escuché decir a una anciana en la manifestación: "estoy segura de que hasta nuestros muertos lucharán contra Zapatero". Se lo decía a una joven que le acompañaba, de unos 16 años.
Creo que te conviene rendirte.
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