La mejor prueba de que la prensa española está domesticada por el poder o, lo que sería más grave, que ignora en qué consiste la democracia, es leer hoy los periódicos, ver la televisión y escuchar la radio y comprobar que apenas tiene reflejo crítico la excursión que ha realizado el presidente del gobierno a Londres, con su familia, para comprar en las rebajas, utilizando para desplazarse un avión propiedad del Estado.
Lamentablemente, la prensa, cuyo deber en democracia es controlar al gobierno para que no se corrompa y no sucumba a las tentaciones totalitarias, parece olvidar que lo ocurrido es gravísimo, no sólo porque contradice las normas del buen gobierno, sino porque ofrece a la sociedad española un lamentable ejemplo que, seguramente, será imitado por muchos de los que tienen a su disposición bienes públicos.
El liderazgo político español parece haber olvidado que, en democracia, gobernar obliga a dar ejemplo y a exhibir ante los ciudadanos un comportamiento ejemplar, algo que, lamentablemente, no ha hecho nuestro presidente.
En el pasado, cuando la prensa estaba menos atada al poder y a los intereses publicitarios, la utilización por Alfonso Guerra de un avión oficial o el avión que le puso Iberia a una hija de Aznar, tras perder su viuelo por overbooking, que viajaba, junto con otros estudiantes, a Alemania, sí fueron debida y ejemplarmente criticados desde muchos de los medios de comunicación que hoy guardan un triste y cobarde silencio.
Lamentablemente, la prensa, cuyo deber en democracia es controlar al gobierno para que no se corrompa y no sucumba a las tentaciones totalitarias, parece olvidar que lo ocurrido es gravísimo, no sólo porque contradice las normas del buen gobierno, sino porque ofrece a la sociedad española un lamentable ejemplo que, seguramente, será imitado por muchos de los que tienen a su disposición bienes públicos.
El liderazgo político español parece haber olvidado que, en democracia, gobernar obliga a dar ejemplo y a exhibir ante los ciudadanos un comportamiento ejemplar, algo que, lamentablemente, no ha hecho nuestro presidente.
En el pasado, cuando la prensa estaba menos atada al poder y a los intereses publicitarios, la utilización por Alfonso Guerra de un avión oficial o el avión que le puso Iberia a una hija de Aznar, tras perder su viuelo por overbooking, que viajaba, junto con otros estudiantes, a Alemania, sí fueron debida y ejemplarmente criticados desde muchos de los medios de comunicación que hoy guardan un triste y cobarde silencio.