Las tres grandes tiranías que subyugan a los demócratas españoles son las de género, la feminista y, sobre todo, el sanchismo, que además de una enfermedad terminal del socialismo que está llenando España de corrupción, abuso de poder, opacidad, división, desigualdad, injusticia y todo tipo de arbitrariedades, es un vicio gigantesco, que destruye la moral y la decencia de la nación.
Las leyes de género que perjudican al varón en los tribunales son consecuencia de esas tres tiranías, cuyo fin último es el cambio drástico de la sociedad y la creación de un mundo nuevo, menos libre y más sometido al poder del Estado, como pretenden el globalismo, los poderes ocultos que mueven los hilos del poder mundial, el Nuevo Orden Mundial (NOM) y la agenda 2030.
Nadie lo dice, pero el mundo avanza ya a paso de oca hacia un Estado omnipotente e invencible, basado en el matriarcado. Los hombres son cada día más dependientes de las mujeres y más apocados. En las discotecas, las chicas tocan más el culo a los chicos que a la inversa y ese es un dato importante.
La tiranía de género también es culpable de que el número de asesinatos de mujeres y hombres dentro del hogar y de suicidios esté creciendo en España, a pesar de las leyes que protegen a la mujer. Como toda injusticia, la tiranía de género provoca más injusticia.
Las izquierdas creen que gobernarán eternamente si se ganan el voto de la mujer, que es al menos la mitad del electorado, y también creen que el matriarcado es la puerta que permitirá crear el mundo nuevo que los poderes oscuros quieren imponer, con menos población y con un gobierno único que, obviamente, será alglosajon, judío y masón.
Si además de obtener el voto femenino se gana también el de los marginados, los delincuentes, los vagos y los sometidos al Estado y a sus limosnas, la mayoría que apoyaría, teóricamente, a las izquierdas sería absoluta.
La tiranía de género pretende doblegar al macho y a los valores y principios que ha consagrado el patriarcado: libertad, rebeldía, religiosidad, familia y democracia, entre otros.
El nuevo mundo que quieren imponer los poderes ocultos del planeta, una operación siniestra apoyada con entusiasmo por las izquierdas y por muchas falsas derechas, es antidemocrático, obsceno, indecente e injusto.
La única salvación ante el avance del NOM es la resistencia del pueblo libre, que debe expulsar del poder a sus promotores. Esa resistencia tiene que incorporar a las mujeres libres que sienten repugnancia ante el feminismo del odio al varón, politizado y vicioso, promovido por las izquierdas.
En España, esa resistencia se identifica con la actual oposición al sanchismo y a sus aliados: socialistas, comunistas, totalitarios de distintos pelajes, resentidos, okupas, hijos del odio, envidiosos, independentistas, golpistas, amigos del terrorismo, vagos y adictos a los privilegios y al reparto del botín del poder.
Francisco Rubiales
Las leyes de género que perjudican al varón en los tribunales son consecuencia de esas tres tiranías, cuyo fin último es el cambio drástico de la sociedad y la creación de un mundo nuevo, menos libre y más sometido al poder del Estado, como pretenden el globalismo, los poderes ocultos que mueven los hilos del poder mundial, el Nuevo Orden Mundial (NOM) y la agenda 2030.
Nadie lo dice, pero el mundo avanza ya a paso de oca hacia un Estado omnipotente e invencible, basado en el matriarcado. Los hombres son cada día más dependientes de las mujeres y más apocados. En las discotecas, las chicas tocan más el culo a los chicos que a la inversa y ese es un dato importante.
La tiranía de género también es culpable de que el número de asesinatos de mujeres y hombres dentro del hogar y de suicidios esté creciendo en España, a pesar de las leyes que protegen a la mujer. Como toda injusticia, la tiranía de género provoca más injusticia.
Las izquierdas creen que gobernarán eternamente si se ganan el voto de la mujer, que es al menos la mitad del electorado, y también creen que el matriarcado es la puerta que permitirá crear el mundo nuevo que los poderes oscuros quieren imponer, con menos población y con un gobierno único que, obviamente, será alglosajon, judío y masón.
Si además de obtener el voto femenino se gana también el de los marginados, los delincuentes, los vagos y los sometidos al Estado y a sus limosnas, la mayoría que apoyaría, teóricamente, a las izquierdas sería absoluta.
La tiranía de género pretende doblegar al macho y a los valores y principios que ha consagrado el patriarcado: libertad, rebeldía, religiosidad, familia y democracia, entre otros.
El nuevo mundo que quieren imponer los poderes ocultos del planeta, una operación siniestra apoyada con entusiasmo por las izquierdas y por muchas falsas derechas, es antidemocrático, obsceno, indecente e injusto.
La única salvación ante el avance del NOM es la resistencia del pueblo libre, que debe expulsar del poder a sus promotores. Esa resistencia tiene que incorporar a las mujeres libres que sienten repugnancia ante el feminismo del odio al varón, politizado y vicioso, promovido por las izquierdas.
En España, esa resistencia se identifica con la actual oposición al sanchismo y a sus aliados: socialistas, comunistas, totalitarios de distintos pelajes, resentidos, okupas, hijos del odio, envidiosos, independentistas, golpistas, amigos del terrorismo, vagos y adictos a los privilegios y al reparto del botín del poder.
Francisco Rubiales
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