Aquella España que se rebeló contra ETA ya no existe. Los partidos la han aplastado y domesticado hasta hacerla cobarde y desgraciada.
El problema con Sánchez es su recolocación en un puestazo internacional exterior, una vez derrotado y expulsado del poder. No merece ser premiado, pero lo va a conseguir. Por el daño causado, por su forma de gobernar y por sus mentiras y engaños antidemocráticos, lo que quizás merezca es la cárcel, pero la va a evitar.
El PP está dispuestísimo a que se vaya de rositas y toda la prensa de “derechas” también, incluso la COPE, 13TV, El Debate, ABC, La Razón, El Mundo, ESRadio… Todos ellos parecen complacidos con que el precio a pagar para que Sánchez se vaya tenga que ser encontrarle un puesto de lujo en su retiro.
Ni siquiera VOX, que sigue siendo la gran esperanza de los descontentos, a pesar de que cada día que pasa se parece más a los viejos partidos españoles, ha sabido argumentar un discurso en contra, olvidando que un traidor y un mentiroso dañino e insensible como Sánchez tiene que ser castigado para evitar que otros Sánchez nos flagelen y destruyan en el futuro.
La España que se alzó y se echó a la calle, aplastando a ETA, tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco, ya no existe. El PP no quiso aprovechar aquel impulso grandioso para sacudir el país porque a ellos, como al PSOE, les convenía y les conviene una España adormecida y cobarde que les permita seguir gestionando el Estado como si fuera su propiedad, marginando al pueblo y encontrando en la política española una fuente inagotable de poder, disfrute, privilegios y dinero.
Ese corrupto deseo de adormecer a los españoles mientras el Estado es ordeñado por los partidos es el origen y la causa principal de lo que hoy ocurre y de que esta España cobarde y mortecina se haya dejado aplastar y expoliar por un dirigente como Pedro Sánchez, sin méritos ni valores, al que, además, nos disponemos a premiar con un retiro dorado, a pesar de sus maldades.
Cuando se secuestró a Ortega Lara y se asesinó a Miguel Ángel Blanco, la sociedad en general, gobierno, oposición, incluso los familiares, sabía que era imposible ceder al chantaje y que los culpables de su asesinato eran los terroristas de ETA, no el gobierno por no ceder. El pueblo todavía conservaba una parte del alama sana.
Es evidente que la nefasta gestión del PP durante el mandato de Rajoy y la inmensa bajeza del Zapaterismo cambiaron a sociedad y la infectaron de división, bajeza y cobardía.
El PP traicionó el mandato de los españoles y frustró de manera intensa a los ciudadanos, mientras que los impulsos de vileza socialista encontraron receptivos a los frustrados y angustiados españoles. Y la sociedad cambió hasta el punto de que hizo posible que un monstruo como Sánchez asumiera el poder y gobernara el país como se dominan a los leones amariconados en el circo. Soportó hasta que el sanchismo se aliara para gobernar con lo más sucio de España.
De las manos blancas heroicas a “no nos merecemos un gobierno que mienta” pasó muy poco tiempo.
Y sobre lo que vino después que les voy a contar. Hoy somos una nación podrida y asolada por su nefasta y miserable clase política.
Francisco Rubiales
El PP está dispuestísimo a que se vaya de rositas y toda la prensa de “derechas” también, incluso la COPE, 13TV, El Debate, ABC, La Razón, El Mundo, ESRadio… Todos ellos parecen complacidos con que el precio a pagar para que Sánchez se vaya tenga que ser encontrarle un puesto de lujo en su retiro.
Ni siquiera VOX, que sigue siendo la gran esperanza de los descontentos, a pesar de que cada día que pasa se parece más a los viejos partidos españoles, ha sabido argumentar un discurso en contra, olvidando que un traidor y un mentiroso dañino e insensible como Sánchez tiene que ser castigado para evitar que otros Sánchez nos flagelen y destruyan en el futuro.
La España que se alzó y se echó a la calle, aplastando a ETA, tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco, ya no existe. El PP no quiso aprovechar aquel impulso grandioso para sacudir el país porque a ellos, como al PSOE, les convenía y les conviene una España adormecida y cobarde que les permita seguir gestionando el Estado como si fuera su propiedad, marginando al pueblo y encontrando en la política española una fuente inagotable de poder, disfrute, privilegios y dinero.
Ese corrupto deseo de adormecer a los españoles mientras el Estado es ordeñado por los partidos es el origen y la causa principal de lo que hoy ocurre y de que esta España cobarde y mortecina se haya dejado aplastar y expoliar por un dirigente como Pedro Sánchez, sin méritos ni valores, al que, además, nos disponemos a premiar con un retiro dorado, a pesar de sus maldades.
Cuando se secuestró a Ortega Lara y se asesinó a Miguel Ángel Blanco, la sociedad en general, gobierno, oposición, incluso los familiares, sabía que era imposible ceder al chantaje y que los culpables de su asesinato eran los terroristas de ETA, no el gobierno por no ceder. El pueblo todavía conservaba una parte del alama sana.
Es evidente que la nefasta gestión del PP durante el mandato de Rajoy y la inmensa bajeza del Zapaterismo cambiaron a sociedad y la infectaron de división, bajeza y cobardía.
El PP traicionó el mandato de los españoles y frustró de manera intensa a los ciudadanos, mientras que los impulsos de vileza socialista encontraron receptivos a los frustrados y angustiados españoles. Y la sociedad cambió hasta el punto de que hizo posible que un monstruo como Sánchez asumiera el poder y gobernara el país como se dominan a los leones amariconados en el circo. Soportó hasta que el sanchismo se aliara para gobernar con lo más sucio de España.
De las manos blancas heroicas a “no nos merecemos un gobierno que mienta” pasó muy poco tiempo.
Y sobre lo que vino después que les voy a contar. Hoy somos una nación podrida y asolada por su nefasta y miserable clase política.
Francisco Rubiales
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