Sánchez carece de la confianza y del aprecio de sus colegas europeos, en especial de los que tiran del carro y mandan: que son Alemania y Francia. Si a esto se agrega el desprecio de los Estados Unidos, nos encontramos con una España de Sánchez aislada y despreciada en los grandes foros del poder mundial.
La clave de la humillante marginación del presidente español está, en su mala gestión como gobernante, con fracasos sonados en la gestión de la pandemia y de la economía, en su pérdida de credibilidad y en la desconfianza que despierta en los gobiernos de Occidente. Detrás del fracaso están también su izquierdismo, el haber sentado a los comunistas en el Consejo de Ministros y la división cruel de España entre los que siguen a Sánchez y los que le desprecian y quieren echarlo del poder, una división tan intensa que no se da en ningún otro país europeo y que pone en peligro el funcionamiento de la democracia.
Esa pérdida generalizada de confianza internacional en Sánchez le ha sido comunicada al rey Felipe en varios de sus contactos internacionales.
Pero el rey sabe que, por otra parte, Sánchez cuenta con el apoyo del poder mundial en las sombras, del globalismo y de sus principales líderes visibles, los que promueven la agenda 2030, entre ellos Soros y Gates.
Los demócratas del mundo conocen las encuestas y están al tanto del deterioro de la democracia en España, del hundimiento de la confianza de los ciudadanos en sus dirigentes, de la pérdida de credibilidad del presidente, de las mentiras y engaños de Sánchez, de la insólita y sucia composición de su gobierno y de sus apoyos, donde se incluyen comunistas, golpistas, separatistas y amigos del terrorismo, y de la desesperación y angustia que genera su política entre las empresas y la ciudadanía, marcada por el fracaso y la ruina económica.
Países con menos población y PIB que España, como Austria, Holanda, Polonia y otros, tienen más peso e influencia en la Unión Europea, en la OTAN y en otros foros y organismos internacionales que la devaluada España de Sánchez.
Al morir Franco, España era la novena potencia industrial del mundo y un país temido por su empuje económico, que amenazaba con "sobrepasar" a Italia y a Francia, pero por culpa del mal gobierno de dos partidos marcados por la corrupción y la estupidez, el PSOE y el PP, España es hoy el país más arruinado de Europa y el16 por su PIB per cápita, habiendo sido sobrepasado por media docena de países.
El escaso valor de España tiene consecuencias, entre ellas las correcciones y llamadas de atención de Bruselas a Madrid por irregularidades como el intento antidemocrático que exhibe Sánchez por controlar a los jueces. Los hombres de negro europeos vigilan de cerca a España para que el reparto de los fondos especiales para la recuperación, tras la pandemia, sean repartidos de manera igualitaria, justa y sin corrupción, aunque, por ahora, lo que puede observarse, desde la opacidad, en el reparto de esos fondos es injusticia, abuso y arbitrariedad.
Otro síntoma de la desconfianza y el recelo de Europa es la negativa de Holanda a entregar dinero a España sin una vigilancia estrecha de como lo administra. A los holandeses les enerva el despilfarro de Sánchez y la facilidad con que pide dinero a los mercados, mientras el país está siendo endeudado de manera suicida.
Pero la más importante muestra del desprestigio de Sánchez es la hostilidad que demuestra Estados Unidos con los asuntos españoles. Washington no soporta como aliado a un gobierno que tiene a los comunistas sentados en el Consejo de Ministros y tanto Trump como Biden se lo han demostrado a Sánchez con desplantes y represalias, algunas de ellas mantenidas en silencio por los medios de comunicación comprados por Sánchez, como el cierre del grifo de la información sensible a España, de la que se desconfía.
Francisco Rubiales
La clave de la humillante marginación del presidente español está, en su mala gestión como gobernante, con fracasos sonados en la gestión de la pandemia y de la economía, en su pérdida de credibilidad y en la desconfianza que despierta en los gobiernos de Occidente. Detrás del fracaso están también su izquierdismo, el haber sentado a los comunistas en el Consejo de Ministros y la división cruel de España entre los que siguen a Sánchez y los que le desprecian y quieren echarlo del poder, una división tan intensa que no se da en ningún otro país europeo y que pone en peligro el funcionamiento de la democracia.
Esa pérdida generalizada de confianza internacional en Sánchez le ha sido comunicada al rey Felipe en varios de sus contactos internacionales.
Pero el rey sabe que, por otra parte, Sánchez cuenta con el apoyo del poder mundial en las sombras, del globalismo y de sus principales líderes visibles, los que promueven la agenda 2030, entre ellos Soros y Gates.
Los demócratas del mundo conocen las encuestas y están al tanto del deterioro de la democracia en España, del hundimiento de la confianza de los ciudadanos en sus dirigentes, de la pérdida de credibilidad del presidente, de las mentiras y engaños de Sánchez, de la insólita y sucia composición de su gobierno y de sus apoyos, donde se incluyen comunistas, golpistas, separatistas y amigos del terrorismo, y de la desesperación y angustia que genera su política entre las empresas y la ciudadanía, marcada por el fracaso y la ruina económica.
Países con menos población y PIB que España, como Austria, Holanda, Polonia y otros, tienen más peso e influencia en la Unión Europea, en la OTAN y en otros foros y organismos internacionales que la devaluada España de Sánchez.
Al morir Franco, España era la novena potencia industrial del mundo y un país temido por su empuje económico, que amenazaba con "sobrepasar" a Italia y a Francia, pero por culpa del mal gobierno de dos partidos marcados por la corrupción y la estupidez, el PSOE y el PP, España es hoy el país más arruinado de Europa y el16 por su PIB per cápita, habiendo sido sobrepasado por media docena de países.
El escaso valor de España tiene consecuencias, entre ellas las correcciones y llamadas de atención de Bruselas a Madrid por irregularidades como el intento antidemocrático que exhibe Sánchez por controlar a los jueces. Los hombres de negro europeos vigilan de cerca a España para que el reparto de los fondos especiales para la recuperación, tras la pandemia, sean repartidos de manera igualitaria, justa y sin corrupción, aunque, por ahora, lo que puede observarse, desde la opacidad, en el reparto de esos fondos es injusticia, abuso y arbitrariedad.
Otro síntoma de la desconfianza y el recelo de Europa es la negativa de Holanda a entregar dinero a España sin una vigilancia estrecha de como lo administra. A los holandeses les enerva el despilfarro de Sánchez y la facilidad con que pide dinero a los mercados, mientras el país está siendo endeudado de manera suicida.
Pero la más importante muestra del desprestigio de Sánchez es la hostilidad que demuestra Estados Unidos con los asuntos españoles. Washington no soporta como aliado a un gobierno que tiene a los comunistas sentados en el Consejo de Ministros y tanto Trump como Biden se lo han demostrado a Sánchez con desplantes y represalias, algunas de ellas mantenidas en silencio por los medios de comunicación comprados por Sánchez, como el cierre del grifo de la información sensible a España, de la que se desconfía.
Francisco Rubiales
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