El presidente de Extremadura cree en las ideas de la izquierda, tiene principios y quiere dejarlo claro entre sus correligionarios. Desde hace años, sus palabras, siempre valientes y atrevidas, casi al margen del discurso dominante, son recibidas como aire limpio por la sociedad española, cansada de pragmatismo político y de principios que degradan y envilecen la vida política como aquellos de “en política vale todo” o “el fin justifica los medios”.
Hoy, Rodríguez Ibarra sacude de nuevo el pensamiento político español con unas reflexiones que conectan con muchos españoles, sobre todo con los más honrados y menos contaminados por el desalmado posibilismo político. “Fue un error considerar antifascistas a los etarras y fue un error considerar leales con una nueva concepción de España a los nacionalistas periféricos. Ni unos ni otros expresaron con valentía su condición. Los asesinos ocultaron su instinto criminal y los nacionalistas periféricos ocultaron su instinto independentista».
Sus palabras sobre todo su argumentación, que parece sostener que la deslealtad sigue anidando tanto en los terroristas como en los nacionalistas extremos, parecen dirigidas a la línea de flotación de su propio partido, el socialista, que está desarrollando una política de amistad con el nacionalismo antiespañol que campea por Cataluña y Euskadi, ante la desesperación de muchos españoles que no entienden esa convivencia.
Ibarra comenzó su reflexión con un recorrido histórico, para señalar que 27 años después de la aprobación de la Constitución, los españoles siguen "inmersos en un sinsentido territorial, consecuencia directa de la falta de lealtad de los menos con los más". La propia Constitución "fue un acuerdo leal para la convivencia en la diversidad y en la descentralización". "Lealtad hubo, y hay, en la mayoría de los españoles cuando acordamos una amnistía que permitió volver a la libertad a quienes legítimamente lucharon contra la dictadura y a quienes lo hicieron desde la violencia y desde el terrorismo [...]. Los terroristas aprovecharon nuestro sentido democrático para responder deslealmente, volviendo, desde la libertad concedida, al asesinato y a la masacre".
Bienvenido sea el aire fresco y la rebeldía intelectual de la gente honesta.
Hoy, Rodríguez Ibarra sacude de nuevo el pensamiento político español con unas reflexiones que conectan con muchos españoles, sobre todo con los más honrados y menos contaminados por el desalmado posibilismo político. “Fue un error considerar antifascistas a los etarras y fue un error considerar leales con una nueva concepción de España a los nacionalistas periféricos. Ni unos ni otros expresaron con valentía su condición. Los asesinos ocultaron su instinto criminal y los nacionalistas periféricos ocultaron su instinto independentista».
Sus palabras sobre todo su argumentación, que parece sostener que la deslealtad sigue anidando tanto en los terroristas como en los nacionalistas extremos, parecen dirigidas a la línea de flotación de su propio partido, el socialista, que está desarrollando una política de amistad con el nacionalismo antiespañol que campea por Cataluña y Euskadi, ante la desesperación de muchos españoles que no entienden esa convivencia.
Ibarra comenzó su reflexión con un recorrido histórico, para señalar que 27 años después de la aprobación de la Constitución, los españoles siguen "inmersos en un sinsentido territorial, consecuencia directa de la falta de lealtad de los menos con los más". La propia Constitución "fue un acuerdo leal para la convivencia en la diversidad y en la descentralización". "Lealtad hubo, y hay, en la mayoría de los españoles cuando acordamos una amnistía que permitió volver a la libertad a quienes legítimamente lucharon contra la dictadura y a quienes lo hicieron desde la violencia y desde el terrorismo [...]. Los terroristas aprovecharon nuestro sentido democrático para responder deslealmente, volviendo, desde la libertad concedida, al asesinato y a la masacre".
Bienvenido sea el aire fresco y la rebeldía intelectual de la gente honesta.