Estamos en la etapa de la declaración de la renta 2005 y he decidido hoy colocar una cruz en la casilla de la Iglesia Católica española, para que el gobierno destine unos euros de mis impuestos a financiar las actividades de la Iglesia.
Lo hago por las razones siguientes:
· Porque la Iglesia es la única institución importante de la sociedad civil española que no está “comprada” o “controlada” por el poder político, lo que la convierte en un pilar vital de esa sociedad civil que debería ser fuerte e independiente y que, por desgracia, está en estado de coma y controlada por el poder político. La mayor parte de los otros grandes pilares de la sociedad civil (sindicatos, universidades, medios de comunicación, asociaciones, fundaciones, empresas, etc.) o están ocupados por políticos o controlados a través del dinero y la influencia.
· Porque la iglesia mantiene en el aire voces discordantes y críticas como la COPE, cuya línea informativa, sobre todo, en las mañanas, no comparto ni soporto, pero cuya independencia y sentido crítico constituye una saludable dosis vitamínica para la democracia española, asfixiada por el insaciable poder del gobierno y de los partidos políticos y donde la mayoría de los medios de comunicación sirven de altavoz a ese poder político insaciable, manipulando en lugar de informando, silenciando lo que hace daño y engañando cuando la mentira beneficia al poder.
· Porque la Iglesia Católica sigue defendiendo los valores e impulsando el rearme moral en una sociedad como la actual española, donde los principios se abandonan y los valores están siendo demolidos sistemáticamente desde el poder político, y en la que los viejos modelos (escritores, artistas, estadistas, deportistas, santos, etc.) están siendo sustituidos por la banda de proxenetas, prostitutas de lujo, chivatos y mercenarios que aparecen en la televisión. Yo, personalmente, me siento orgulloso de preferir a Francisco de Asís o a Ignacio de Loyola que a los hermanos Matamoro.
· Porque la Iglesia mantiene vivas y activas centenares de actividades loables, entre las que destacan Caritas, decenas de ONGs de ayuda a los necesitados, una enseñanza alternativa a la laica del Estado, hospitales, centros de formación para marginados y otras muchas.
· Porque, aunque la Iglesia no es perfecta, ni mucho menos, estoy completamente seguro de que la Iglesia va a emplear mi dinero con mayor conciencia y ética que el Estado.
Lo hago por las razones siguientes:
· Porque la Iglesia es la única institución importante de la sociedad civil española que no está “comprada” o “controlada” por el poder político, lo que la convierte en un pilar vital de esa sociedad civil que debería ser fuerte e independiente y que, por desgracia, está en estado de coma y controlada por el poder político. La mayor parte de los otros grandes pilares de la sociedad civil (sindicatos, universidades, medios de comunicación, asociaciones, fundaciones, empresas, etc.) o están ocupados por políticos o controlados a través del dinero y la influencia.
· Porque la iglesia mantiene en el aire voces discordantes y críticas como la COPE, cuya línea informativa, sobre todo, en las mañanas, no comparto ni soporto, pero cuya independencia y sentido crítico constituye una saludable dosis vitamínica para la democracia española, asfixiada por el insaciable poder del gobierno y de los partidos políticos y donde la mayoría de los medios de comunicación sirven de altavoz a ese poder político insaciable, manipulando en lugar de informando, silenciando lo que hace daño y engañando cuando la mentira beneficia al poder.
· Porque la Iglesia Católica sigue defendiendo los valores e impulsando el rearme moral en una sociedad como la actual española, donde los principios se abandonan y los valores están siendo demolidos sistemáticamente desde el poder político, y en la que los viejos modelos (escritores, artistas, estadistas, deportistas, santos, etc.) están siendo sustituidos por la banda de proxenetas, prostitutas de lujo, chivatos y mercenarios que aparecen en la televisión. Yo, personalmente, me siento orgulloso de preferir a Francisco de Asís o a Ignacio de Loyola que a los hermanos Matamoro.
· Porque la Iglesia mantiene vivas y activas centenares de actividades loables, entre las que destacan Caritas, decenas de ONGs de ayuda a los necesitados, una enseñanza alternativa a la laica del Estado, hospitales, centros de formación para marginados y otras muchas.
· Porque, aunque la Iglesia no es perfecta, ni mucho menos, estoy completamente seguro de que la Iglesia va a emplear mi dinero con mayor conciencia y ética que el Estado.
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