Abdul Rahman, afgano de 41 años, está a punto de ser condenado a muerte porque se convirtió al cristianismo. Su familia le denunció el mes pasado y ahora el fiscal pide para él la pena capital por haber renunciado a la fe islámica.
Rahman confesó el jueves pasado en el juicio que su conversión tuvo lugar hace 16 años, cuando trabajaba como enfermero en una ONG que operaba en Pakistán. Admitió que "cree en la Biblia". El juez encargado del caso asegura que eso es un delito y un "ataque contra el islam".
El fiscal ofreció a Rahman retirar los cargos si volvía a ser musulmán, a lo que el hombre se ha negado. "Hubiera sido perdonado", afirmó el fiscal, Abdul Wasi, "pero dijo que él era un cristiano y que siempre lo sería. Y hacernos cristianos contradice nuestras leyes. Debe ser castigado con la pena de muerte".
Todavía no se ha dictado sentencia. Si el juez finalmente le condena, para que sea ejecutado la pena tiene que ser confirmada por un tribunal superior y por el propio presidente, Hamid Karzai. Desde 2004, según la organización Amnistía Internacional (AI), no ha habido ejecuciones en el país.
Rahman confesó el jueves pasado en el juicio que su conversión tuvo lugar hace 16 años, cuando trabajaba como enfermero en una ONG que operaba en Pakistán. Admitió que "cree en la Biblia". El juez encargado del caso asegura que eso es un delito y un "ataque contra el islam".
El fiscal ofreció a Rahman retirar los cargos si volvía a ser musulmán, a lo que el hombre se ha negado. "Hubiera sido perdonado", afirmó el fiscal, Abdul Wasi, "pero dijo que él era un cristiano y que siempre lo sería. Y hacernos cristianos contradice nuestras leyes. Debe ser castigado con la pena de muerte".
Todavía no se ha dictado sentencia. Si el juez finalmente le condena, para que sea ejecutado la pena tiene que ser confirmada por un tribunal superior y por el propio presidente, Hamid Karzai. Desde 2004, según la organización Amnistía Internacional (AI), no ha habido ejecuciones en el país.