Pedro Sánchez, finalmente, ha defraudado a sus amos oscuros, que ya buscan quien debe reemplazarle. Sánchez ha sido y es un mal siervo, demasiado deficiente intelectualmente, demasiado cruel e insensible, incapaz de generar empatía, ostentoso, arrogante, mentiroso y más cínico de lo que era prudente y aconsejable. Y lo peor de todo es que actúa por su cuenta, está descontrolado y se ha creado un océano de enemigos.
Está tan nervioso e inseguro que quizás por primera vez en su vida, la dicho la verdad señalando que el poder de las naciones depende de individuos con mucho poder, que ponen los candidatos en los partidos, que manipulan la opinión pública o que directamente cometen fraude electoral, que determinan quien gobierna y quien no.
Él lo sabe porque está ahí gracias a ellos precisamente. De otro modo, alguien tan inepto, deficiente, mediocre, fraudulento, farsante, mentiroso y psicopático, nunca habría llegado a presidente de España.
¿Por qué quiere controlar Indra?
Quizás porque sospecha que el fraude se comete desde ahí, y quiere evitar que esos "señores con puros" le ataquen por ese flanco. Él quiere seguir siendo, como sea, el elegido de los señores con puros, o ser él el señor con el puro mas grande. Le gusta tanto el poder que no puede vivir sin disfrutarlo.
Pero tristemente debe reconocer sus límites, en especial sus límites intelectuales. Él solamente vale para hacer los trabajos sucios de esos señores. Con esas características podría haber sido sicario a sueldo, pero lo pusieron de candidato político. Sus deficiencias saltan a la vista con solo ver su cara, su actitud, su manera y el tono al hablar, su mirada... y pese a ello consiguieron llevarle al gobierno, seguramente por la lógica del descarte y también, quizás, con un poco de fraude.
Pero la causa principal de su triunfo es que el partido socialista español estaba lo bastante deteriorado en su ética y con el alma podrida por la corrupción y el abuso de poder para acoger como líder a un tipo como Sánchez, que incumple todas y cada una de las exigencias que deben adornar a un líder democrático: desconocedor de las reglas de la democracia, incapaz de dialogar, lleno de rencores y odios, maniobrero, hábil en la oscuridad, oscuro, opaco y sin un gramo de piedad.
Él sabe que sus amos ya la hen sentenciado y que su etapa se acaba, pero todavía confía en que una jugada maestra suya o un golpe de suerte le salve y los señores con puro que dominan el mundo le renueven la confianza. Es difícil porque él se ha sobrepasado y tiene más enemigo que Napoleón en los albores del siglo XIX. Por lo pronto, está tomando posiciones de poder insólitas y prohibidas en las democracias decentes>: control de la Justicia, control de los mecanismos electorales, subidas camufladas de impuestos, compra masiva de voluntades y medios de comunicación, amistad cómplice con lo más bajo y rastrero de España, desde los nuevos comunistas de caparazón totalitario al golpismo independentista y a los admiradores de la sangre terrorista.
El pobre sigue soñando con perpetuarse. En eso y en muchas cosas más se parece a los grandes dictadores de la Historia, que siempre buscaban la eternidad: Mao, Pol Pot, Stalin, Hitler, Ceaucescu, Fidel, Daniel Ortega...
Francisco Rubiales
Está tan nervioso e inseguro que quizás por primera vez en su vida, la dicho la verdad señalando que el poder de las naciones depende de individuos con mucho poder, que ponen los candidatos en los partidos, que manipulan la opinión pública o que directamente cometen fraude electoral, que determinan quien gobierna y quien no.
Él lo sabe porque está ahí gracias a ellos precisamente. De otro modo, alguien tan inepto, deficiente, mediocre, fraudulento, farsante, mentiroso y psicopático, nunca habría llegado a presidente de España.
¿Por qué quiere controlar Indra?
Quizás porque sospecha que el fraude se comete desde ahí, y quiere evitar que esos "señores con puros" le ataquen por ese flanco. Él quiere seguir siendo, como sea, el elegido de los señores con puros, o ser él el señor con el puro mas grande. Le gusta tanto el poder que no puede vivir sin disfrutarlo.
Pero tristemente debe reconocer sus límites, en especial sus límites intelectuales. Él solamente vale para hacer los trabajos sucios de esos señores. Con esas características podría haber sido sicario a sueldo, pero lo pusieron de candidato político. Sus deficiencias saltan a la vista con solo ver su cara, su actitud, su manera y el tono al hablar, su mirada... y pese a ello consiguieron llevarle al gobierno, seguramente por la lógica del descarte y también, quizás, con un poco de fraude.
Pero la causa principal de su triunfo es que el partido socialista español estaba lo bastante deteriorado en su ética y con el alma podrida por la corrupción y el abuso de poder para acoger como líder a un tipo como Sánchez, que incumple todas y cada una de las exigencias que deben adornar a un líder democrático: desconocedor de las reglas de la democracia, incapaz de dialogar, lleno de rencores y odios, maniobrero, hábil en la oscuridad, oscuro, opaco y sin un gramo de piedad.
Él sabe que sus amos ya la hen sentenciado y que su etapa se acaba, pero todavía confía en que una jugada maestra suya o un golpe de suerte le salve y los señores con puro que dominan el mundo le renueven la confianza. Es difícil porque él se ha sobrepasado y tiene más enemigo que Napoleón en los albores del siglo XIX. Por lo pronto, está tomando posiciones de poder insólitas y prohibidas en las democracias decentes>: control de la Justicia, control de los mecanismos electorales, subidas camufladas de impuestos, compra masiva de voluntades y medios de comunicación, amistad cómplice con lo más bajo y rastrero de España, desde los nuevos comunistas de caparazón totalitario al golpismo independentista y a los admiradores de la sangre terrorista.
El pobre sigue soñando con perpetuarse. En eso y en muchas cosas más se parece a los grandes dictadores de la Historia, que siempre buscaban la eternidad: Mao, Pol Pot, Stalin, Hitler, Ceaucescu, Fidel, Daniel Ortega...
Francisco Rubiales
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