¿A quién queréis, a Jesús o a Barrabás?
Esta pregunta se hacía al pueblo judío en presencia de sus sacerdotes y sus rabinos, los cuales azuzaban para que eligiesen a Barrabás. Realmente era una elección fácil. Jesús era una persona que predicaba el bien, curaba y hacía milagros. Barrabás era lo que podríamos llamar un maleante. Sin embargo, los ciudadanos de Jerusalén salvaron a Barrabás. Las manipulaciones políticas y religiosas pueden confundir a los pueblos y corromper las decisiones democráticas. La elección pareció democrática pero fue injusta y, además, ilógica.
Hoy estamos sufriendo también un intento de mediatizar a la opinión pública de graves características. Se está colocando al mismo nivel a los mártires y a los delincuentes. En definitiva –como en Jerusalén- se pretende igualar a buenos y a malos. Después, se manipulará al pueblo hasta confundirle por lo que el resultado de la elección, que llamarán democrática, resultará viciado. En este empeño, al igual que en tiempos de Jesús, también están colaborando sacerdotes y hasta Obispos.
Se está acudiendo a disfraces y a justificaciones para adormecer la conciencia social. Es por la paz, dicen. Claro, la paz es una situación deseada por todos. Todos queremos paz. Ese será el camino para justificar muchas cosas. Nos dirán que, para alcanzar la “pacificación”, es preciso tolerar y aceptar algunos “inconvenientes”; “ser flexibles”. A partir de ahí ya cuela todo. A esa maniobra ya se la está llamando “proceso de paz”.
Presumirán de ser paladines de la paz. Se terminará por aceptar cualquier cosa. Incluso por cansancio y por aburrimiento. El Estado de derecho quedará roto y la sociedad envilecida y deshonrada, pero da lo mismo. Las ansias patológicas de estar instalados en el poder no tienen límites.
Y entre Jesús y Barrabás se volverá a elegir a Barrabás.
José Luis Múgica
Esta pregunta se hacía al pueblo judío en presencia de sus sacerdotes y sus rabinos, los cuales azuzaban para que eligiesen a Barrabás. Realmente era una elección fácil. Jesús era una persona que predicaba el bien, curaba y hacía milagros. Barrabás era lo que podríamos llamar un maleante. Sin embargo, los ciudadanos de Jerusalén salvaron a Barrabás. Las manipulaciones políticas y religiosas pueden confundir a los pueblos y corromper las decisiones democráticas. La elección pareció democrática pero fue injusta y, además, ilógica.
Hoy estamos sufriendo también un intento de mediatizar a la opinión pública de graves características. Se está colocando al mismo nivel a los mártires y a los delincuentes. En definitiva –como en Jerusalén- se pretende igualar a buenos y a malos. Después, se manipulará al pueblo hasta confundirle por lo que el resultado de la elección, que llamarán democrática, resultará viciado. En este empeño, al igual que en tiempos de Jesús, también están colaborando sacerdotes y hasta Obispos.
Se está acudiendo a disfraces y a justificaciones para adormecer la conciencia social. Es por la paz, dicen. Claro, la paz es una situación deseada por todos. Todos queremos paz. Ese será el camino para justificar muchas cosas. Nos dirán que, para alcanzar la “pacificación”, es preciso tolerar y aceptar algunos “inconvenientes”; “ser flexibles”. A partir de ahí ya cuela todo. A esa maniobra ya se la está llamando “proceso de paz”.
Presumirán de ser paladines de la paz. Se terminará por aceptar cualquier cosa. Incluso por cansancio y por aburrimiento. El Estado de derecho quedará roto y la sociedad envilecida y deshonrada, pero da lo mismo. Las ansias patológicas de estar instalados en el poder no tienen límites.
Y entre Jesús y Barrabás se volverá a elegir a Barrabás.
José Luis Múgica
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