Oriana Fallaci murió sin recibir el 'Príncipe de Asturias'

Son muchos los que mueren sin algún merecido reconocimiento por alguna labor. La gran mayoría de la humanidad muere sin ni siquiera ser reconocidos en su condición ciudadana, democracias incluidas. No tengo muy claro que un reconocimiento político a una labor literaria sea bueno o malo. Habría que ver lo que 'El Príncipe de Asturias' tiene de político o de independiente. Habría que analizar si los políticos, y adjuntos, que componen casi todo jurado en todo concurso, son honestos o sinceros. Creo que la respuesta sería rápida y breve.

Particularmente pienso que el mejor, mas auténtico y casi único reconocimiento que necesita cualquier autor, de algún acto meritorio, es el del público que lo recibe y consume con mayor o menor voracidad intelectual y espiritual. Lo que importa es la obra y sus destinatarios. Lo bueno casi nunca se alinea con los objetivos de los ocupas de la política.

Por otro lado nunca entenderé a los que renuncian al mejor premio del que pueda disfrutar cualquier persona, como el total anonimato que le permita ser uno entre la humanidad y disfrutar de la plena libertad que esta le proporciona. La fama, siendo buena, es una prisión. A veces se tuerce hasta volverse en contra. Entonces estas en una prisión envenenada. El premio más preciado es no recibir ninguno en pro de la libertad, uso y disfrute del anonimato.

En cuanto a Oriana Fallaci, hay que reconocer su labor titánica en pro de la defensa de la civilización occidental y de sus valores, que merece un amplio reconocimiento por todo occidente, aunque creo que se excedió, perdiendo parte de la debida objetividad de todo aquel que defiende unos principios. Su obsesión le puso al borde del fanatismo en algunos momentos en que el reconocimiento de la verdad debió estar por encima de los prejuicios o ideologías, lo que habría colaborado a limar otros fanatismos e injusticias. Ni occidente es tan blanco y tan puro, ni todo el Islam es, o era, igual de negro. Yo tuve oportunidad de comprobarlo durante el año que estuve en Iraq, convivendo con una ciudadanía extraordinariamente culta, hospitalaria y prooccidental. Esa sociedad la ha asesinado criminalmente, occidente. Ya no existe. En su lugar hay idio y fanatismo contra occidente. Oriana, lejos de verlo así, apoyó el crimen incondicionalmente. Subjetiva y fanáticamente.

Que descanse en paz. Sus merecidos reconocimientos le seguirán llegando durante muchos años.

Saludos